Enrique
Vargas Orozco
UN
ATENTADO POLÍTICO CONTRA GUERRERO, LA PRESUNTA DESAPARICIÓN DE PODERES
Del
exterior del estado surgió la exigencia de que se aplique en Guerrero la
desaparición de Poderes por los hechos de violencia registrados en Iguala,
donde murieron 6 personas y se encuentran desaparecidos 43 normalistas, los que
fueron enviados irresponsablemente a provocar problemas en una ciudad
controlada por el narco.
Hay
un problema de violencia en uno de los municipios del estado, pero en esa
delicada situación tienen una responsabilidad compartida el gobierno del estado
y el gobierno federal, el primero, porque no contuvo a tiempo los excesos de
los normalistas que los llevaron hasta Iguala, donde ya se tenía claro
conocimiento de que había un problema grave de inseguridad, por una policía
corrupta e infiltrada por la delincuencia y un alcalde que incluso estaba
acusado de homicidio, por dar muerte personalmente al también perredista Arturo
Hernández Cardona.
Es
problema es también del gobierno federal que tiene la responsabilidad de
combatir a la delincuencia organizada, que en Guerrero ha alcanzado proporciones
alarmantes y que en una medida insuficiente había sido enfrentada por la PGR, a
pesar de que hubo denuncias frecuentes hechas por el mandatario estatal, Ángel
Aguirre Rivero, quien insistió en que había un problema serio con la
delincuencia organizada en el estado que debería ser enfrentado, sin que
hubiera una respuesta adecuada por la PGR, el Ejército y la Marina, aunque las
fuerzas armadas dependen de los pedidos de apoyo y colaboración de la
Procuraduría federal.
También
hubo denuncias directas de René Bejarano y su esposa Dolores Padierna por el
asesinato de Hernández Cardona, que fue señalado por un testigo que logró
salvar la vida, pero nada se hizo.
Hay,
pues, una responsabilidad claramente compartida entre ambas instancias de
gobierno, aunque habría que ver donde recae el peso mayor de la no acción legal
si se toma en cuenta que este grave problema surgió de acciones de la
delincuencia organizada.
No
se vale, pues, que yodo se lo quieran cargar al gobierno estatal, porque no le
corresponde.
EL
PRESIDENTE PANISTA, Ricardo Anaya, es quien encabeza la demanda de desaparición
de Poderes en Guerrero, con los que se pretende anular la representación del
Ejecutivo, con el gobernador y sus principales colaboradores; la del
Legislativo Estatal, que sería anulado en su totalidad, lo mismo que el
Judicial, que tendría que quedar también acéfalo y sin funciones.
¿Eso
va a resolver los problemas de Guerrero o sólo los va a complicar? Es lo que
debe preguntarse.
Hay
que investigar por qué los normalistas fueron enviados a Iguala a crear
problemas, que se les revirtieron dramáticamente. Ese sería un primer paso.
Sin
embargo, a pesar de lo ocurrido, no puede decirse que los poderes no funcionen,
que el gobernador esté ausente y no colabore en la solución del grave conflicto
que le provocaron ni que el Legislativo se haya desintegrado y que no haya
diputados pendientes de los hechos y que tampoco esté trabajando el Tribunal
Superior de Justicia (TSJ) y toda la estructura judicial del estado, que se
mantiene vigente y trabajando.
Desaparecer
Poderes como reclama ese panista que desconoce la realidad estatal sería
multiplicar los problemas que ahora se viven, pues toda la estructura del
gobierno dejaría de funcionar y habría que meter a más gente en todos los puestos
que tendrían que quedar vacantes. Los nuevos funcionarios traerían sus propios
planes, sus colaboradores, sus propuestas y sus “ideas geniales” para salvar a
Guerrero, pero eso se llevaría meses para que pudiera aplicarse, de modo que se
llegaría a las elecciones de junio prácticamente con un gobierno que estaría
buscando cómo ubicarse y qué hacer para mantener la actividad económica, el
turismo y demás acciones que corresponden al gobierno estatal.
DESAPARECER
PODERES o provocar la licencia del gobernador traería más problemas de los que
supuestamente se pretende solucionar, aunque si se trata de una maniobra
política para desacreditar al gobierno perredista actual, podría funcionar,
pues se buscaría desacreditarlo hasta el nivel de que quede impedido de ganar
algo en la elección del año próximo.
Lo
peor para los perredistas es que los dirigentes nacional y estatal del PRD ya
cambiaron y aunque no piden la renuncia de Aguirre Rivero, si la aceptan como
una posibilidad.
¿Supone
que eso los va a salvar? Definitivamente no, porque el daño contra el PRD está hecho y sólo
la unidad y una acción inteligente para superar el problema actual puede
detener la debacle perredista.
Está
claro que hay una maniobra, una conjura en el centro del país, entre el gobierno
y sus socios panistas, que buscan descabezar al gobierno estatal, como si eso
fuera una solución a la crisis y no una ampliación y profundización de la
misma.
YA
EL GOBERNADOR MANDÓ UNA INICIATIVA para que el Legislativo resuelva sobre la
revocación de mandato, lo que puede hacerse en breve, con la ventaja de que se
trataría un elemento legal, aceptado por las partes, para decidir la
permanencia o salida del gobernador, lo que permitiría, además, que la
situación actual en el estado fuera decidida y determinada por los propios
guerrerenses y no por gestores oficiosos, como el presidente panista, Ricardo
Anaya, que pretende encabezar una acción contra el Ejecutivo estatal, aunque se
trata de un partido que en Guerrero tiene una presencia marginal pues tiene una
baja aceptación de los guerrerenses, de modo que no le corresponde andar
proponiendo o imponiendo falsas soluciones, en un lugar donde no tienen una
presencia significativa.
YA
NO ES TIEMPO DE QUE LA FEDERACIÓN intervenga para imponer las decisiones políticas
que les corresponden a los guerrerenses.
Que
se apruebe la iniciativa de revocación de mandato, para que sea el pueblo del
estado el que determine si Ángel Aguirre puede permanecer o debe irse en bien
de la salud del estado y sus habitantes, pero que se decida aquí y no que se
quiera imponer desde el centro del país una determinación política, enarbolada
por un panismo que aquí no tiene ninguna aceptación.
Imagínense
si el PAN, partido reaccionario y clerical, va a venir a imponer a los
guerrerenses sus propuestas absurdas y antipopulares, apoyado por el gobierno
federal.
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