El Estado de Guerrero se declaró formalmente constituido el 27 de octubre de 1849 cuando nace un territorio que conjunta historia, riquezas naturales, hombres y mujeres de gran fortaleza y un gran patrimonio tangible e intangible con un simbolismo, ritual y festivo que lo distingue de las otras entidades mexicanas.
El estado de Guerrero le debe su nombre al héroe de la Independencia de México, don Vicente Guerrero Saldaña, originario de la ciudad de Tixtla de Guerrero. De acuerdo a sus características económicas, sociales y geográficas se encuentra dividido en 81 municipios, integrados en siete regiones: la Montaña, Zona Centro, Acapulco, Zona Norte, Costa Grande, Costa Chica y Tierra Caliente.
Parte del patrimonio cultural intangible de los guerrerenses es su gastronomía que se define con un fuerte rasgo que resalta la identidad guerrerense. Las comidas de Guerrero son de gran variedad y confluyen tres grandes corrientes culinarias: la indígena, la española y la francesa. En la primera predominan los ingredientes dominantes como el maíz, el chile, el fríjol y la carne.
De ascendencia indígena son los moles rojo, verde, clemole, ayomole, huaxmole y todos los chilmoles o salsas de chile; las tortillas, memelas, picadas, chalupas, tostadas, totopos; los atoles blancos y dulces combinados con diversas frutas; los pozoles blanco, verde y de elote o elepozole; los frijoles se preparan de muchas maneras y son de alimento cotidiano.
Variedad de platillos en cada región
Todas las regiones tienen platillos especiales que preparan las familias y ofrecen a sus invitados: salsa y mole de jumil, en Taxco; tamales de fríjol, calabaza o ciruela, en Tepecuacuilco; pichones y codornices en Iguala; adobo de cochinita, en Huitzuco; panques de arroz y mantequilla, en Teloloapan; chalupas fritas cubiertas de carne deshebrada, cebolla y salsa de chipotle, así como gallina rellena, en Chilapa; fiambre, especia y barbacoa, en Tixtla; pulpo enamorado y camarones a ajillo, en Acapulco; caldo de langostinos, de iguana cuatete en Costa Chica; pescado a la talla y relleno de puerco en Costa Grande; mole de iguana o de armadillo en Tierra Caliente; totopos y barbacoa de chivo, en La Montaña.
En todo Guerero se preparan barbacoas de res, chivo, carnero y pollo; arroz y verduras en variadas combinaciones. En Chilapa se preparan deliciosos platillos franceses que llevaron las monjas del “Verbo Encarnado” en el siglo XIX y enseñaron a las alumnas de su Colegio. Las chalupas estilo Chilapa han son un deleite en diferentes lugares dentro y fuera de Guerrero
Además del chocolate y los platillos basándose en jitomate y tomate de cáscara. De origen español es el pan de trigo, blanco o biscocho incluyendo las “chilpancingueñas”, las semitas tixtlecas, marquesote chilapeño, etc.
Las bebidas guerrerenses
Entre las bebidas calientes, a parte de los variados atoles, el chocolate y el café, hay que considerar las variadas infusiones con “té”, el toronjil, hojas de toronjo, flores de naranja y limón, hierbabuena, manzanilla; entre las bebidas frescas, además de las aguas de limón, naranja, piña, guayaba, guanábana, jamaica y tamarindo, el chilate de Costa Chica y las aguas frescas de mango, papaya, mamey, marañona, zapote prieto, coco, tuba de palma, jugo de caña y aguamiel de mamey.
De las debidas alcohólicas, el mezcal de Guerrero es superior, según los conocedores, a cualquier otro mezcal, su producción ha repuntado desde los últimos años con nuevas marcas principalmente en la Región Centro de Guerrero, donde se impulsa con gran fervor una Reta Turística del Mezcal Guerrerense.
Este 27 de octubre, festejemos Guerrero a través de su comida y recordemos sus fortalezas sustentadas en su historia, sus riquezas naturales y aportemos lo mejor de nosotros mismos por encima de los problemas y carencias sociales o políticas, porque hay rasgos culturales que nos unen y nos identifican como guerrerenses. No los perdamos de vista.
¡Viva Guerrero!
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