Antes que nada, educación, disciplina, método, puntualidad, conocimiento, inteligencia y amor. Combinar eso desde el núcleo familiar es vital. La ley de atracción más poderosa es la de la fe y la paz, la humanidad mueve al mundo con esa energía. El respeto, la cordialidad, la compasión, la sensatez, el sentimiento y la protección de los padres, es la base para erigir una nación hermosa, perfecta en las cuestiones políticas-económicas, moral-éticas y social-religiosas.
Ante todo, un padre o una madre que no busca a sus hijas o hijos, no vale nada, no tiene lugar en este planeta y no corresponde llamarlo humano. El otro lado, los padres que generan codependencia, alienación parental, egoísmo, delincuencia, malos hábitos, mediocridad, irresponsabilidad, apego y frustración.
Nunca es tarde, siempre lo he proclamado. La antropología aplicada y la historia de los individuos que nos dieron la libertad y la garantía de sabernos, nos dicta que antes de ser hombres y mujeres, debemos ser personas. Una analogía que repetir. Ese árbol que siembras es para cultivarlo, para que crezca sano y como un ser de luz propague el bien.
Atentamente
falcoatl
falcoatl
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