Con su permiso señor
presidente. He tratado de darle seguimiento a las participaciones de mis
compañeros y compañeras que me han antecedido, y la verdad es que tengo
sentimientos encontrados sobre las distintas posiciones que a mí me ha tocado
escuchar aquí.
Me ha tocado escuchar
a alguien del Partido Acción Nacional diciendo que el presidente solamente se
dedica a echar culpas, y recordaba yo que era precisamente lo que hacía el
presidente Calderón, cuando le echaba la culpa a los gobiernos estatales.
Pero al mismo tiempo
me quedaba pensando yo, bueno ¿Y eso qué? ¿Qué importa? ¿Qué le dice a la
gente? A esas madres que hoy, cuando llegan las policías comunitarias en
Guerrero, a preguntar si conocen fosas; fosas que están en Guerrero pero que se
parecen a las que aparecieron alguna vez en Durango, o las que seguramente
están en Jalisco, las que están en Veracruz.
Y son madres de
jóvenes como los que estamos aquí, de jóvenes que pueden haber tenido algún
futuro distinto y que terminaron siendo levantados y desaparecidos en una fosa
clandestina, y es una madre, un padre el que se estira el brazo para dar una
muestra de sangre.
Y después escuché a
mi compañero Enrique Burgos, que siempre es atento en su lenguaje y en su
discurso, decir, que el tema es que es un problema que se nos presenta al
Estado, que la delincuencia organizada le lanza un reto al Estado Mexicano,
como si fueran una cosa aparte. Como si hoy no hubiera políticos, diputados,
legisladoras, gobernantes en los distintos niveles de los cuales podemos
presumir que están involucrados en las actividades criminales.
Y querer pensar que
ese discurso es de otros que están afuera en lugar de ver que el problema está
adentro, pues es quedarnos también con algo que termina siendo igualmente hueco,
que no le comunica nada a la sociedad, a esas madres que estoy tratando de
recordar porque nos tiene que quedar un poco de humanidad en este cuerpo
colegiado, porque es precisamente eso lo que está motivando que la gente salga
a la calle.
Y soy senador por el
Estado de Guerrero, y milito en el Partido de la Revolución Democrática,
partido que llevó al poder a José Luis Abarca, partido que gobernaba el Estado
de Guerrero cuando ocurrieron estos hechos, y lo reconozco porque también en ese
sentido solamente reconocerlo, y hacerlo como parte de un problema, pero como
si fuera algo distinto, pues es igualmente hueco para la gente.
O escuchaba al
senador Bartlett, fue Peña; es Peña, acabemos con Peña. Bueno eso es su
posición política, ¿y a dónde llegamos con ese planteamiento político? La
verdad compañeros, es que al escuchar los discursos de cada una de las personas
que me han antecedido, me doy cuenta de que como clase política estamos
totalmente huecos; huecos de entender el problema que se presenta hoy en el
país.
Huecos de entender
que el problema va desde Tamaulipas hasta los últimos rincones de Michoacán, y
que implica todos los partidos políticos y actores de todos los órdenes de
gobierno.
Pero si queremos
hacer de este discurso, un discurso de culpas, un discurso partidista, pensando
que se hicieron mejor las cosas cuando la herencia fue de 100 mil muertos, y
que hoy pues van 20 mil; tal vez han bajado las muertes dolosas, pero han
incrementado los desaparecidos, y pensar que eso es un éxito en términos de
gobernabilidad, pues la verdad compañeros y compañeras, es una autocomplacencia
terrible, terrible.
Y ahí hay que echarle
en cara pues algunos de los planteamientos que se han hecho aquí ¿Ustedes creen
verdaderamente que los 10 puntos que presentó recientemente el presidente de la
República, con bombo y platillo, con toda la fuerza del Estado, representando a
la posibilidad de cambio, realmente le dicen algo a la sociedad?
Ese mismo día
compañeros, en Chilapa -municipio del Estado de Guerrero- entregaron 11 cuerpos
decapitados antes del anuncio del presidente.
A 30 minutos de
Ayotzinapa, estaban entregando 11 cuerpos de jóvenes; jóvenes que no han tenido
un destino en este país, cuyo único destino fue que sus cuerpos aparecieran
mutilados y que fuera el preámbulo del discurso del presidente.
Compañeros, yo creo
que hay que tener capacidad autocrítica, y hay que salirnos de la
autocomplacencia. Cuando me toca escuchar discursos escritos que ya vienen
procesados por los asesores para hablar de los 10 puntos con su magnificencia y
decir que la línea de comunicación telefónica ahora será un gran éxito.
O decir que qué tema
y que bueno que se haga un evento en Tierra Caliente, allá en Michoacán, en mi
tierra, en Guerrero, pero decir que eso es una respuesta suficiente para la
crisis del Estado de Derecho que tenemos, pues la verdad compañeros, entonces,
o una de dos: o no nos ha tocado entender el problema que estamos viviendo, o
simple y sencillamente queremos ser parte de ese problema. Y yo me niego a ser
parte de ese problema.
Creo que aquí hay
hombres y mujeres, 128 personas con distintos talentos, conocimientos,
espíritus y pasiones, que creen que este país tiene un futuro diferente.
Yo como ciudadano del
Estado de Guerrero, estoy convencido que mi estado tiene un futuro distinto,
pero no son esos 10 puntos.
No es pensar que una
investigación que tendría que tener conclusiones definitivas, pues se puede
quedar ahí, al tiempo, a que llegue diciembre, que se termine la calentura del
momento y que se olvide lo que pasó en Iguala, que se olvide lo que pasó en
Cocula, que se olvide que hoy hay 15 municipios intervenidos y no sé cuántos
más en otros estados.
Esas compañeros, son
las reflexiones que nos tendrían que estar motivando para saber si estas
iniciativas son suficientes; puede haber posiciones a favor, puede haber
posiciones en contra, pero en este momento, compañeros y compañeras, lo que
México requiere, es que el Estado Mexicano del cual somos parte, resuelva la
problemática profunda que enfrenta la sociedad.
Si andar repartiendo
culpas, porque esa forma de repartir culpas, es entender que uno no es parte
del problema, y ya se lo digo al PAN que nos heredó esos 100 mil muertos, se
los digo al PRI, que tiene esos 20 mil en la contabilidad ahorita, y creciendo
los desaparecidos, lo digo desde el partido político en el cual milito, porque
somos parte de esa decisión de haber tenido en Iguala un candidato que resultó
traicionero a la confianza ciudadana.
Entonces, me parece
compañeros y compañeras, que hay que darle altura a este debate. La calle está
tomada; la calle está tomada y está tomada por una sociedad de luto, indignada
y movilizada porque siente que estos cuerpos como el Senado, solamente se quedan
viéndose al ombligo y no podemos permitir eso.
Yo tengo un hijo –y
siempre lo digo- cuando trato de pensar en un futuro distinto para este país,
que hoy tiene siete años, y una hija que tiene 4 ¿cuál es el país que va a
tener en 20 años; en 27 años cuál va a ser su destino? Cuando tenga y termine,
espero, la universidad. Que lo agarre alguien, que lo secuestre, que lo levante
y que se vuelva más una cifra de la inseguridad, y entonces que quienes
entonces sean senadores de la República, se queden solamente viendo y diciendo:
atenderemos el llamado del presidente de la República, que nos ha pedido
celeridad.
En trece días
habremos de transformar la Constitución para garantizar un nuevo modelo de
seguridad pública.
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