Ernesto Rivera
Rodríguez
Nuestra clase política
y la sociedad civil en su conjunto no se ha enterado de la amplitud y
profundidad que tiene al estado y al país la actual crisis. Los tres poderes se
mantienen sumidos en sus torpezas y la mal llamada sociedad civil en sus
rutinas, viendo pasar la crisis como un desfile, o si acaso como un “fandango
con mucho ruido”, lo cual ha ensordecido sus funciones, y es tal el ruido que
no le permite ver a profundidad la realidad lacerante en que vivimos.
Sumido en sus propias
rutinas el emblemático Grupo Acapulco, A.C.,
mejor conocido como “Grupo Aca”, no se mantuvo exento de ello, cuando
dirigido por “sordina” y con un serio falto de debate interno y falta de
actitud visionaria y lejos de ser solidaria,
como lo esperaría cualquier ciudadano común que la tiene como referente
de “caja de resonancia” de los hechos políticos y sociales de la ciudad y del
estado, fue testigo de este Grupo, la apatía, el desdén por levantar la voz a
tiempo y no a regañadientes como fue en tomar postura, frente a la más increíble
crisis que enfrenta nuestra sociedad.
La actual directiva
con el Ingeniero José Luis Sánchez Ortíz, a la cabeza, no pudo de ninguna
manera deshacerse de la “lapida” en que se convirtió el conflicto de intereses
en que desde un inició despertó su doble función de mantener sus licitaciones
de construcción con el gobierno del Estado y con ello entregar –como se
advirtió- el espíritu liberal del Grupo Aca, que contesto y se sacudió ese
pretendido chantaje que se alquilaba bajo la mesa.
Así llegó al final de
su gestión con la ambición de buscar la reelección, frente a una mayoría de
acasocios pre dispuestos a rescatar el espíritu libertario y crítico de su
agrupación.
El “golpe de timón”
pareciera inevitable empujado por una fuerte disidencia “sanchista”, que
trabaja para poner de nuevo la línea de
flotación de la agrupación a tono con las exigencias sociales y más que nada en
la presente situación, con un paquete de medidas audaces al encabezar la
planilla contendiente, el abogado José Luis Gallegos Peralta, y que con su
equipo buscan en sintonía con las demandas sociales un despliegue de nuevos
instrumentos e instalar al Grupo Aca, a la altura de las circunstancias que
reclama la sociedad acapulqueña, la sociedad guerrerense y el país entero, ante
la mirada y el escrutinio de un mundo que se ha globalizado y que se ha
convertido, bajo la visión de McLuhan, en una aldea, una aldea global, y que
exige ante todo, justicia, porque México
con todos mis respetos no es Guinea del Sur, o Zambia, y en donde hoy
con las faraónicas reformas peñistas, no sabe cómo salir de la crisis política
y social que vive su gobierno, y que por su alto grado de incompetencia, van
rumbo al fondo del barranco. Y debemos impedir que el país se vaya también.
Asociaciones como el Grupo Aca, tienen mucho que hacer, cuando los partidos
políticos han tomado el camino de las reformas peñistas.
P.D. Ojala que alguien
haya puesto atención a las palabras del arzobispo Raúl Vera.
gernestorivera@gmail.com
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