Alfredo Sarabia Radilla
¡Votar o no votar! Es una disyuntiva que está en “tapete de las
discusiones del escenario político del estado de Guerrero. Algunos sectores de
la Izquierda, llaman a no votar y así lo manifiestan claramente. En Guerrero
andan en eso, los del movimiento de apoyo a Ayotzinapa, mientras que hacen lo
propio, los del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
En contraparte, están los que si quieren que las Elecciones se
desarrollen de acuerdo a la normatividad establecida y obviamente se encuentran
en ese grupo, el gobierno, los partidos políticos, el Instituto Nacional
Electoral (INE), etc.
¿Por qué se da esta situación? Se da, por el clima social y
político que se está viviendo, debido a los acontecimientos sangrientos y
cobardes que ocurrieron en la ciudad de Iguala, los días 26 y 27 de septiembre
de 2014, y que el gobierno federal ha sido incapaz de ofrecer respuestas
satisfactorias a este asunto.
La gran manifestación de protesta que se llevó a cabo en la ciudad de Chilpancingo, tocante a la nebulosa situación de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos, así lo demuestra. El enrarecimiento del ambiente social, no se apacigua para nada y con ello, la aproximación vertiginosa de las Elecciones.
Y si a ello se le agregan factores sociales que han entorpecido
drástica y dramáticamente el devenir familiar de los mexicanos, la densidad
ambiental y social se torna más pesada, cuestión que se ha visto y
sentido en las últimas semanas en el ámbito nacional y guerrerense,
limitando enormemente la cotidianidad laboral, educativa, personal,
etc. Como un ejemplo de ello, está la situación de crítica de los más de
14 mil profesores del estado que hasta este jueves 5 de febrero, no habían
recibido el pago de la última quincena de enero. Debes saber, que en esta suciedad
gubernamental, arrasaron parejo con los maestros, sin importar ideologías, ni
posiciones políticas, ni rebeldías justas, ni charrismos, agrupados en la
CETEG, en el SNTE y de la SUSPEG, todos ellos han vivido de
momento, ”las de cain”.
En este contexto, se da el cuestionamiento de las votaciones, de
que si se debe o no se debe votar. Aquí me detengo y pregunto: ¿Qué tanto nos
conviene no acudir a votar? ¿Si no vamos a votar, serán resueltos nuestros
problemas? Supongamos que no vayamos a votar, ¿Quién nos garantiza que
tendremos gobernantes capaces, honestos y de buenas actuaciones?
Acuérdense que estamos viviendo bajo un régimen electoral, donde
nuestras Autoridades del nivel Ejecutivo y las del nivel Legislativo, son
removidas al término de sus periodos administrativos, por medio de
nuestro voto, y así se ha venido haciendo desde más de un siglo. Interrumpida
esta situación solo en momentos de golpes de estado o en revolución, que no es
el caso que nos ocupa la atención.
Los llamados a no votar, no son nuevos. Se han hecho de
diversas formas y de cualquier modo, ha sido el PRI, el que se ha beneficiado
con ello. Hoy día esto adquiere relevancia, cuando el PRI está erosionado con
tanta ruindad maquiavélica y maligna impuesta severamente a los mexicanos,
principalmente a los de a pie y no yendo a las urnas, acudirían gustosas
por una torta o despensa o dádivas, la clientela y las huestes priistas, dando
así, luz verde al candidato propuesto, aun cuando la mayoría de la Ciudadanía
no votara, pero si, el sufrimiento posterior, sería parejo para todos.
Definitivamente, existen las condiciones para tener un buen
gobierno, no hay que dejar ir la oportunidad que se nos presenta, hay que
votar, hay una alternativa real, en el amplio abanico partidista… HASTA PRONTO.
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