Carlos
Reyes Romero
“Cuando…
el bien y la justicia signifiquen lo mismo para todos. Ese día reinará la paz”.
Gerardo
Laveaga. El sueño de Inocencio.
Lamentable,
muy lamentable y desafortunada su respuesta al reclamo de justicia de Doña
Martha Idalia Obezo Viuda de Chavarría.
La
señora Obezo sólo pide lo justo: que la Fiscalía General del Estado retome la
investigación de la ejecución de su esposo el diputado Armando Chavarría,
asesinado el 20 de agosto de 2009, hace más de cinco años.
Para
ello, la viuda de Chavarría solicita que se cree una fiscalía especializada que
investigue el caso y finque las responsabilidades que haya menester a quien
corresponda.
El
ex gobernador de Guerrero Ángel Aguirre prometió crear dicha Fiscalía pero, muy
en su estilo, jamás la concreto. Ahora Usted de plano dice que no puede, dizque
porque la Fiscalía por ley es autónoma.
Eso
es lo más lamentable y desafortunado de su respuesta, porque en la práctica es
una abdicación de la justicia y parece inaugurar una nueva manera de eludir las
responsabilidades y el compromiso, asumido con el cargo, de respetar y hacer
respetar la Constitución y las leyes que nos rigen.
Es
sabido que algunos gobernantes antes de transferir a sus colaboradores las
peticiones de los ciudadanos, le agregan la leyenda: “Autorizado. HP”. El
solicitante cree entonces, entusiasmado, que eso significa “Hazlo Pronto”,
cuando en realidad es: “Hazte Pendejo”.
Usted
en cambio se escuda en un supuesto escrupuloso respeto a la Ley para esconder, en
la práctica, su negativa a hacer justicia en el caso Chavarría y en el de Nestora
Salgado García y, como consecuencia, en el de los otros ciudadanos presos por
motivos políticos, que le heredo Ángel Aguirre.
Pero
pasemos al fondo del asunto. ¿Porque una fiscalía especializada para el caso
Chavarría?
Primero.-
Porque así lo amerita este relevante y emblemático caso; se trata de un
presunto crimen de Estado o, dicho a la manera del ilustre jurista Don Sergio García
Ramírez, de un crimen perpetrado desde o dentro del Estado.
Armando
Chavarría Barrera era cabeza del Poder Legislativo del estado, cuando fue
ultimado y la autoría intelectual de su asesinato se atribuye a quien era
titular en ese momento del Poder Ejecutivo de Guerrero, nada más ni nada menos
que al ex gobernador Zeferino Torreblanca Galindo.
Esa
simple circunstancia es suficiente para que se retome la investigación y se
lleve hasta sus últimas consecuencias. Tiene que esclarecerse sí efectivamente
Zeferino Torreblanca Galindo es el culpable intelectual del asesinato de
Armando Chavarría Barrera para, en su caso, sujetarlo a debido proceso y
aplicarle la justicia o exonerarlo. Así de simple.
Ciertamente,
el principal autor material del crimen ya está muerto, el comandante de la
policía judicial del estado Trinidad Zamora Rojo, ejecutado dizque “por
delator”; pero los otros participantes viven y son localizables y existe el
testimonio judicial del entonces procurador Alberto López Rosas.
Lo
primordial es que el presunto autor intelectual, Zeferino Torreblanca Galindo
ya no goza de inmunidad constitucional, de fuero pues; aunque lo anda buscando
desesperadamente, vía una nueva elección popular, para obtener otros cinco años
de impunidad.
Segundo.-
La viuda de Armando Chavarría, tiene pleno derecho a que: “el Ministerio
Público y sus auxiliares así como el Órgano jurisdiccional les faciliten el
acceso a la justicia y les presten los servicios que constitucionalmente tienen
encomendados con legalidad, honradez, lealtad, imparcialidad, profesionalismo,
eficiencia y eficacia y con la debida diligencia”, como lo estipula el Código
Nacional de Procedimientos Penales.
Además
no puede todavía ˗subrayo el todavía˗ hacerse de otra
manera porque jurídica y técnicamente es obligado todavía ˗insisto en el
todavía˗ que la
investigación de los delitos la haga el ministerio público y que sea él quien
ejercite la acción penal ante los tribunales, según la interpretación todavía ˗una vez más
todavía˗ predominante acerca
de lo que estipula al respecto el artículo 21 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos.
Es
increíble, pero en el sistema judicial vigente en el país, los mexicanos no tenemos
todavía derecho real y efectivo de acudir directamente ante un juez en demanda
de justicia en materia penal.
Podemos
acudir directamente ante un juez en todas las demás ramas del derecho (civil,
administrativo, fiscal, laboral, agrario, familiar, etc.), menos en el ámbito
penal. A güevo tiene que ser a través del ministerio público.
Es
una verdadera aberración jurídica y una total negación de los derechos humanos
nacional e internacionalmente reconocidos, pero así de brutal es,
desgraciadamente.
Digo
desgraciadamente, porque todos sabemos el viacrucis y el batallar de las
víctimas con el ministerio público para lograr que efectivamente se haga la
investigación y que se ejerza la acción penal contra los delincuentes.
Ciertamente
la reforma constitucional de junio del 2008, abrió una luz en el túnel al
establecer al final del segundo párrafo del artículo 21 de la Constitución, que:
“La ley determinará los casos en que los particulares podrán ejercer la acción
penal ante la autoridad judicial.”
Con
la entrada en vigor del nuevo Código Nacional de Procedimientos Penales eso ya puede
hacerse, pero se corre el riesgo de que entonces el ministerio público le
niegue a la víctima, la prestación de “los servicios que constitucionalmente
tiene encomendados con legalidad, honradez, lealtad, imparcialidad,
profesionalismo, eficiencia y eficacia y con la debida diligencia”; como los
leguleyos lograron filtrar en el mencionado Código.
Tercero.-
¿Desde cuándo autonomía significa independencia? Suponiendo sin conceder que
así fuera, los entes públicos ˗aún
los independientes˗ pueden establecer
convenios o pactar acuerdos en beneficio del bien público.
Nadie
le está pidiendo, Gobernador Rogelio Ortega, que le haga manita de puerco al
Fiscal General del estado, sino que en todo caso lo convenza o convenga con él
que se aplique el principio pro persona y el garantismo jurídico que actualmente
tutela nuestra Constitución, para encauzar debidamente el caso Chavarría, lo
mismo que para poner en libertad a Nestora Salgado y a los otros ciudadanos injustamente
presos por motivos políticos.
Además,
extraoficialmente se sabe que el Fiscal expide sus nombramientos de Fiscales
Regionales y Especiales de común acuerdo con Usted, porque así lo dice en los
oficios con que comunica sus decisiones a los otros poderes.
No
cometa el mismo error de solapar los crímenes de Armando Chavarría, del
diputado federal Moisés Villanueva de la Luz y del dirigente social Arturo
Cardona y sus compañeros; ni de convalidar la criminalización de la lucha
social y el injusto encarcelamiento de quienes defienden a sus pueblos, como lo
hizo su antecesor Ángel Aguirre Rivero.
Rectificar
es de sabios; Usted lo sabe bien por su formación académica.
14
de febrero de 2015
0 Comentarios