Alfredo Sarabia Radilla
Estamos viviendo uno de los pasajes de vida, determinados en
mucho (aunque esto sea poco), por la impunidad y la corrupción. Sé que estas
situaciones, siempre han existido, pero hoy podemos decir, que estas
adversidades brillan con excesiva intensidad y resplandor, equiparable a los
escenarios de podredumbre y oscuridad padecidos durante la dictadura del
nefasto Porfirio Díaz.
La reciente visita del presidente Enrique Peña Nieto a
Inglaterra, donde llevó a “todo mundo” con gastos pagados del erario público
(en este periplo solo faltó que llevara el perico), así lo demuestra.
Igual podemos decir de las ostentosas y lujosas propiedades
de la esposa del presidente y del secretario de Hacienda, Luís Videgaray,
mejor conocidas estas como casas Higa; el avión presidencial de más de 70
millones de pesos; el latrocinio sexual y perverso comprobado del ahora ex –
dirigente del PRI en el Distrito Federal, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre;
el caso de Tlatlaya;l caso de los crímenes y desapariciones forzadas de
43 normalistas de Ayotzinapa; privilegios fiscales, altísimos salarios de
unos cuantos de los tres poderes de la nación; por solo citar algunos
ejemplos que hablan del cinismo e irrespeto por la Ley que le tiene el PRI-Gobierno.,
etc.
Lo anterior viene a colación por los momentos electorales
que se viven en diversos estados de la República, incluyendo a nuestro estado
de Guerrero, donde se pide el voto por estos especímenes y aliados, como
los candidatos del PAN, del Partido Verde (PVEM), del Partido Nueva Alianza,
del PRD, etc., para seguir en la misma situación crítica para los de abajo, es
decir, continuar padeciendo penurias, soportando miserias, sufriendo hambre,
aguantando injusticias, recibiendo despotismos, autoritarismos, desprecios,
observando impunidades, llevar la cruz de las calamidades sociales a las que
nos someten, ir sobrellevando actos de corrupción, mantener privilegios de unos
iluminados, etc.
Es por todo ello y más cosas nefastas, que se podrían, si no
erradicar, cuando menos tratar de que estas situaciones disminuyan, haciendo
una adecuada elección del candidato y su partido y no irnos “con la finta” de
que el de la voz, el candidato pues, habla bien bonito, que dice palabras
dulces, que nos sonríe sin motivo, que nos saluda, que da despensas, que da
tarjetas, que da televisiones, que da láminas, “que da, que da, que da”.
Cuando pasa todo esto, significa que se tendrá de nueva
cuenta más de lo mismo, que todo va a ser igual como hasta ahora, se tiene así,
luego entonces, un jilguero, n candidato embustero, que principalmente viene a
ocupar ese cargo con intenciones de “tocho morocho”, menos a buscar beneficios
al grueso de la población, y ello está plenamente demostrado con políticos de
diferentes partidos políticos, como los señalados en líneas anteriores.
Es necesario decir que actualmente, en este gobierno federal
emanado del PRI, solo ha sabido incrementar las penurias de la población de
abajo, y más aún, a las familias más empobrecidas, necesidades que se quieren
tapar con programas de asistencia social (como la cruzada contra el hambre),
otorgamientos de proyectos, etc., que solo sirven de paliativos para mantener
la pobreza entre la población, pero sin resolver de fondo la situación
crítica-económica que se está padeciendo.
Además se debe decir, que estos programas les son de gran
utilidad en tiempos electorales, como los que se viven y se observan en la
actualidad y ello, jugando con la pobreza en que nos tienen. No se vale…
HASTA PRONTO.
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