Hugo
Falcón Páez
El hombre tiene una gran capacidad para el
lenguaje, pero lo que dice suele ser vano y falso; los animales tienen poca,
pero lo que dicen es útil y cierto: Leonardo di ser Piero da Vinci
En
esta época de destrucción, vale recordar a un creador, un hombre que voló con
su mente, y nos dejó inventos, construcciones e ideas supremas que inspiran. En
casi todas las ramas de la ciencia y arte, potencializó la técnica en una
cultura actual. Leonardo di Ser Piero da Vinci, era él, el que buscaba el
origen del espíritu en el “sensus communis”, escudriñando hondamente los
vericuetos del cráneo humano. Tal como lo planteó Isaac Newton, Nikola Tesla,
Albert Einstein, Stephen Hawking. Ahora bien, los únicos “códigos” válidos en
el estudio “leonardiano” son el Códice Huygens, Códice de Turín, Códice
Leicester (escritos y manuscritos), Códice Hammer, Códice Forster, Códice
Trivulziano, Códice Urbinas del Vaticano, Códice Arundel, Códice Atlántico
(nada que ver con el océano, sino por el tamaño formato atlas), lo demás es
marketing que hace caer en la “leonardolatría”, ya que Leonardo era estudioso
de los pictogramas o criptogramas.
Leo
tuvo varios encargos especiales e importantes dibujos, cartone, frescos y
pinturas terminadas. Entre ellas, “La Anunciación”, la “Alegoría del Placer y
el Dolor”, el “Hombre de Vitruvio” (Homo ad Circulum), “Leda y el Cisne”, “La
Virgen y el Niño con Santa Ana y San Juan Niño”, “La Virgen del clavel”, “La
Virgen del Huso” (aquí el paisaje del fondo, según expertos, es el mismo usado
en la “Mona Lisa”), “La Virgen de las rocas”, “El Bautismo de Cristo” o la
“Última cena” (Cenacolo). Otras a medias dignas de investigar, tal como “La
Adoración de los Magos” (que detalla a los Reyes Magos y supuestamente se encuentra
un autorretrato de Leonardo, de 29 años de edad). Me atrevo a indicar que
Leonardo fue el pionero de las calculadoras, tabletas o smartphones, en el
aspecto general de que llevaba consigo siempre un librito (libricini) colgado
del cinto, ahí plasmaba sus bosquejos, observaciones, apuntes.
Adicto
y amante del buen humor, la imaginación, la geometría, la fisiología, las
matemáticas, la aerodinámica, la libertad, los animales, la razón, la mecánica,
la naturaleza, la física, y fanático del humano. Leonardo, el Homo Universalis.
Un artífice de arquitecturas como el tema de la ciudad ideal, experimentos con
anotaciones musicales, concepciones tales, como el de un instrumento de cuerda
imaginario, prototipo de avionetas, barcos, submarinos, paracaídas y el
ornitóptero. Hay una obra digna de este personaje, y es “Leonardo. The Flights
of The Mind”, de Charles Nicholl. Una pieza genial, seria, biográfica, histórica,
real, bella y aleccionadora. La verdadera vida y obra de nuestro Leonardo, nacido
una tarde de primavera del 15 de abril de 1452 en Florencia, y fenecido el 2 de
mayo de 1519, a los sesenta y siete años de edad. Debo decir que Leonardo hizo
historia, no la aprendía ni la cuestionaba.
Siento
que la raza humana debe proseguir hasta llegar al punto en el cual, debe
abandonar esta Tierra y convertirse en un explorador de mundos habitables.
Adaptación, mutación y preservación del ADN. Más hombres como Leonardo,
pondrían a la historia de la humanidad en otro eje de fe, paz y amor. El genio
del Renacimiento le dio luz a muchas mentes, desde su paso por el taller de
Andrea del Verrocchio, hasta su fascinación por el vuelo, él siempre fue
empujado por una idea. La de construir un mundo a imagen y semejanza de su
creador.
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