Averígüelo
Vargas : Enrique
Vargas Orozco
Los
graves errores en que incurrió el perredismo de Guerrero en fechas recientes,
la corrupción que lo ha invadido y la negativa de Beatriz Mojica a reconocer
los daños que le causaron al estado y a una parte importante de la población
deberían llevar hasta una posible cancelación de su registro como candidata, porque
incurre en una actitud de falta de sensibilidad social, por no llamarle
cinismo, cuando dice que ni ella ni su partido no tienen nada porqué pedir
perdón.
Ante
los hechos sangrientos que se produjeron en Iguala, donde inicialmente fueron
asesinados 3 normalistas, uno de los cuales sufrió torturas brutales, al ser
desollado, además de que secuestraron y asesinaron a otros 43, ante esos graves
atentados contra la vida de los normalistas, el perredismo no alineado con los
Chuchos, determinó que era obligado hacer una investigación y al concluirla,
esos representantes del PRD, encabezados por el diputado Pablo Gómez, una de
las figuras con mayor prestigio en ese partido, concluyó que efectivamente hubo
graves violaciones a los derechos humanos, provocados desde una posición de
máxima corrupción de los dirigentes nacionales y algunos locales.
De
aquellos, Jesús Zambrano fue señalado por haber impuesto a José Luis Abarca, a
través de la venta de la candidatura por 2 millones de pesos, situación que fue
respaldada por Ángel Aguirre y promovida por Sebastián de la Rosa y Lázaro
Mazón.
Sin
embargo, Beatriz Mojica, que era parte destacada en el gobierno de Aguirre, con
desfachatez afirma que no tiene nada porqué pedir perdón ni su partido tampoco.
Ayer,
en conferencia de prensa, la vocera de Astudillo, Erika Luhrs Cortés, le
recordó a la desmemoriada candidata perredista que “su corresponsabilidad es
incuestionable por haber formado parte del gobierno de Ángel Aguirre”, en el
único cargo administrativo de su vida, donde utilizó los recursos públicos para
posicionarse y alcanzar la candidatura del PRD en un tiempo récord.
El
PRD actual se ha olvidado de todos sus planteamientos y ha caído en el cinismo,
como muestra Beatriz Mojica, situación que muestra Cuauhtémoc Cárdenas, quien
señaló que su ex partido desconoce las trayectorias políticas de quienes
postula y sólo le interesa que tengan dinero para pagar la campaña (y
seguramente para cubrir las cuotas con los dirigentes), sin importar que puedan
estar vinculados con el crimen organizado.
Por
eso, Erika Luhrs le pidió a la candidata amarilla que vuelva a analizar todo lo
que ha ocurrido, reconozca los graves errores de su partido y acepte y
reconozca con honradez y humildad la responsabilidad que les corresponde de
acuerdo al informe de su propio partido, que muestra que ellos “traicionaron la
confianza de la gente”.
Si
se analizan los hechos y la actuación de muchos perredistas, incluso la
indiferencia que muestra Beatriz Mojica ante acontecimientos tan graves, no es
una exageración plantear que no tienen auténticamente el derecho de participar
en esta elección, sino que por honestidad deberían reconocer que la ciudadanía
está en su derecho de pedir justicia y en consecuencia de no votar por ninguno
de sus candidatos, en especial por Mojica Morga.
Algo
que se planteó ayer y que tiene mucha razón es que “el PRD trata de borrar de
un plumazo los 10 años de desgobierno que tuvieron su clímax en la barbarie
cometida en Iguala, a costa de lo que sea”.
ASTUDILLO
FORTALECE SU CANDIDATURA CON UNA IMAGEN DE HONESTIDAD Y TRABAJO
En contraste,
se advierte en el estado que la aceptación de la candidatura de Héctor
Astudillo, del PRI-PVEM, crece en confianza y aceptación, porque el diputado
con licencia mantiene un perfil de trabajo, de honestidad, de seriedad y
responsabilidad en las actividades que emprende.
La
confianza de la ciudadanía aumenta hacia Astudillo, porque a pesar de tener más
de 25 años dedicado a la política, se mantiene como una persona sin riquezas,
sin exhibicionismo de propiedades lujosas o extravagantes, sino que ha permanecido
en la justa medianía de la que hablaba Benito Juárez, lo que no es muy común
entre los políticos mexicanos de cualquier partido.
Si
Héctor Astudillo perdió la elección en el primer domingo de febrero del 2005
fue porque en Guerrero y sobre todo a nivel nacional había crecido lo que se
llamó el hartazgo anti priista y por el hecho de que el PRD postulara a
Zeferino Torreblanca, quien llegó con la bandera del cambio, luego de engañar y
traicionar a Armando Chavarría, a quien dejó fuera con una maniobra tramposa,
que al afectado no le quedó más remedio que aceptar, para no dañar las
posibilidades de su partido de ganar la gubernatura por primera vez.
De
hecho, no fue estrictamente HAF quien perdió la elección sino la ola que se
daba en México a favor de nuevas corrientes políticas que ofrecieron mucho,
como en el caso de Fox en la presidencia de la República, aunque finalmente no
cumpliera nada de lo ofrecido y sí dejara al país en medio de la confusión y el
desengaño.
Casi
lo mismo sucedió en Guerrero con la falsa postura de Zeferino de cambiar todas
las cosas malas que la gente no quería ver más, para que al final de su sexenio
fuera repudiado por la mayoría de la gente que se sintió engañada y hasta por
el partido que lo llevó al poder, con el que terminó en un amplio
enfrentamiento y acusado de asesinato por el dirigente de la corriente
perredista más fuerte.
Ahora
las cosas son diferentes porque Astudillo logró superar el impacto de la
derrota electoral y ahora muestra una mayor madurez, más experiencia, con
objetivos más claros, pero ratificado como un político limpio, honesto, ajeno
al nepotismo.
Tiene,
pues las mejores condiciones para convertirse en el mejor gobernador del
estado, porque carece de las mañas, las debilidades o el autoritarismo que
caracterizaron a los cinco o seis gobernadores del estado, entre priistas y
especialmente perredistas.
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