Tercera Vía : Ernesto Rivera Rodríguez
Hoy nos vemos obligados a
preguntarnos por qué el regreso de Zeferino Torreblanca Galindo, al ejercicio
político, como candidato a la
presidencia municipal de Acapulco, por el Partido Acción Nacional, (PAN), y en
esta tórrida primavera, en medio de agitaciones sociales que han modificado por
completo el entorno político y social.
Ninguno de los candidatos a la alcaldía de Acapulco, ya hoy a generado reacciones tan diversas y encontradas como de los que el
sujeto el ex gobernador de Guerrero y ex presidente municipal de Acapulco,
municipio por el que está determinado a volver a ser alcalde.
Convertido en “Ave de Tempestades”,
capaz de hacer que sus adversarios se asusten con el “petate de muerto, cuando están abrazando
el cadáver”, Zeferino, ha capaz en medio
de este maremágnum político y social, acercar una diferente percepción del
emergente futuro acapulqueño.
La conclusión es de que, a diferencia
del resto de los contendientes, sin
menoscabo de ningún de ellos, Zeferino es empujado por la ineluctable fuerza de
los acontecimientos, de administraciones que han estado a punto de hacer
colapsar el H. Ayuntamiento de Acapulco, paralizados por principios
inadecuados y estructuras arcaicas que
lo tienen sumido en una crisis
permanente.
Frente adversarios antagonistas y
egotistas, entregados a tan diversos intereses regionales y locales, que ya lo
han marcado, ya lo han considerado como
“sedicioso”, pero esta oleada de su lucha política, va a penetrar mucho más
allá que la actual contingencia del “Mar de fondo” que nos vuelve a repetir que
la naturaleza se cobra y vuelve a ganar
lo que es suyo… aunque sea por un
momento, repitiendo con su oleaje, como la “ola” zeferinista que acabara
enfrentando a una creciente y,
finalmente, irresistible demanda de reconstrucción , fundamentalmente
alteradas, no porque sean intrínsecamente malas, ni aun porque sean
crecientemente inviables, inadecuadas ya para las necesidades de un municipio
de Acapulco, radicalmente cambiado.
Zeferino, sabe que no es una tarea fácil,
implica enfrentare a una rígida resistencia político y social, en un proceso
que depende de infinidad de factores, por tanto… de los flexibles o
intransigentes que se muestren las
élites dominantes, de si el cambio se ve acelerado, de si se producen o no
amenazas externa. Evidentemente los riesgos son grandes.
Pero los riesgos de no someter a revisión nuestras instituciones
políticas son mayores aún, y cuanto antes empecemos, más seguros estaremos
todos.
gernestorivera@gmail.com
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