LEGALIZAR LA MARIHUANA Y LA AMAPOLA

Carlos Reyes Romero

El supremo arte de la guerra es doblegar al enemigo sin luchar.
Sun Tzu (544 AC-496 AC) Escritor chino
México y Guerrero necesitan soluciones de fondo a graves problemas, entre ellos y de manera destacada el de la violencia.

La violencia en México tiene dos orígenes principales: el trasiego semilegal de enervantes, particularmente la marihuana y la goma de opio, y la pobreza que asola a las grandes mayorías del país.

Hablamos de trasiego semilegal de ambos enervantes, porque el gobierno de México de común acuerdo con el de Estados Unidos, solapa y protege la producción y el tráfico de la marihuana, la goma de opio y la heroína, cuando menos desde la Segunda Guerra Mundial, en que las serranías de los estados de Sinaloa y Guerrero se destinaron a la siembra de amapola y de marihuana respectivamente. Ahora en ambos estados se siembran estos enervantes, lo mismo que en las serranías de Durango y Chihuahua y de otras partes del país.

México es el segundo productor mundial de opio, heroína y marihuana, de acuerdo al Reporte Mundial sobre Drogas 2012 de la ONU.

También, conforme a ese reporte, México es el segundo productor mundial de opio y heroína, solo detrás de Afganistán. En cuanto a la marihuana, Afganistán y México comparten el segundo lugar detrás de Marruecos.

Recientemente, el pasado 28 de abril, el Comisionado Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido, declaró a La Jornada, que la Sierra de Guerrero es productora del 50 por ciento de la goma de opio y de la amapola que se siembra en el país.

Según la Evaluación Nacional de las Amenazas de las Drogas de 2014 realizada por la DEA, México produce casi la mitad de la heroína que entra a Estados Unidos.

Pero esto sólo ha sido posible gracias a la tolerancia y protección que las autoridades mexicanas y estadounidenses brindan a los cárteles de la droga.
Un ejemplo de esto es que en México opera el cártel de Sinaloa, el más poderoso de América Latina y el tercero a nivel mundial, sólo después de los rusos y de los

chinos, no obstante que su principal capo, Joaquín “El Chapo” Guzmán está actualmente preso.
Además, El crimen organizado mexicano tiene presencia en un impresionante total de 52 países alrededor del mundo.

El otro factor generador de violencia es la enorme desigualdad social que impera en el país, como resultado de una política económica que genera millones y millones de pobres… sólo para mantener los privilegios de unos cuantos.

Por eso fracasan una y otra vez los diversos programas de combate a la pobreza; porque la política económica hace añicos la política social y la convierte en paliativos que no disminuyen en nada la pobreza y sólo generan más y nueva deuda pública para financiar dichos programas. Véase el caso del Distrito Federal, donde no tardará mucho en explotar este problema.

Esto hace tan incierto el futuro de las nuevas generaciones, que miles y miles de jóvenes piensan, y así actúan, que es mucho mejor vivir intensamente 3, 4 o 5 años, disfrutando al máximo los placeres de la vida, que vivir 60 o 70 años en la miseria a la que están condenados más de 60 millones de mexicanos, de los más de 90 millones de connacionales que, según el experto en medición de la pobreza Julio Boltvinik, viven padeciendo carencias y que por tanto son pobres.

Existe una relación directa entre factores como el narcotráfico y la pobreza y la violencia que asola al país.

Según el Reporte 2014 de la ONG Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, dado a conocer el 20 de enero de 2015, de las 50 ciudades más violentas del mundo, 10 son mexicanas: 

Acapulco, que ocupa el tercer lugar mundial luego de San Pedro Sula, en Honduras, y Caracas, Venezuela; le siguen Culiacán, Ciudad Juárez, Ciudad Obregón, Nuevo Laredo, Ciudad Victoria, Chihuahua, Tijuana, Torreón y Cuernavaca.

Llama la atención que todas ellas están enclavadas en territorios donde opera alguno de los nueve cárteles del narcotráfico que hay en el país: Cártel de Jalisco Nueva generación, Cártel de Sinaloa, Cártel del Golfo, Los Zetas, Los Caballeros Templarios, La Familia Michoacana, Cártel de los Beltrán Leyva, Cártel de Juárez (Tijuana), Cártel Arellano Félix.

También tienen relación directa con la violencia generada por el narcotráfico, los siguientes trágicos incidentes: la ejecución de civiles por el Ejército en Tlatlaya, Estado de México, en Junio de 2014; la masacre y desaparición de 43 estudiantes normalistas en Iguala, Guerrero, en Septiembre de 2014; el enfrentamiento del
Cártel Jalisco Nueva Generación contra el Ejército, la Marina y Policía Federal, con el derribo de un helicóptero militar, 8 soldados y 1 policía muertos, en Jalisco, el 1º de mayo de 2015; y la reciente confrontación armada en Tanhuato, Michoacán, el 22 de mayo de 2015, entre fuerzas de seguridad federal y sicarios del Cártel de Jalisco Nueva Generación, con 42 civiles y un policía muertos.

Por otra parte, la barbarie de Iguala puso al descubierto la profunda colusión que existe entre el crimen organizado, las policías, los jueces y el gobierno; colusión que involucra, se sabe ahora, tanto a destacados políticos y funcionarios como a empresarios y personalidades de la iniciativa privada.
Además, la estrategia del gobierno federal, aconsejada por los Estados Unidos, de capturar o liquidar a los principales líderes y capos del narcotráfico, ha generado múltiples bandas delincuenciales y ha llevado a un peligroso aumento y diversificación de la violencia y los crímenes de alto impacto (secuestros, extorsiones, homicidios, etc.).
¿Qué hacer? El problema de la creciente pobreza y desigualdad social, va a tardar en resolverse porque todavía no se avizora en el horizonte del país, una fuerza política o social capaz de llevar a cabo transformaciones económicas, políticas y sociales de gran calado; cuando menos similares a las propuestas por Hillary Clinton a los norteamericanos, el pasado 13 de junio de 2015, para terminar con las ventajas para los más ricos que también han disparado las desigualdades en los propios Estados Unidos de América; políticas por cierto inspiradas en el extinto presidente Franklin Delano Roosevelt y su “New Deal” (Nuevo Trato), que la precandidata presidencial del Partido Demócrata enunció así:
“Igualdad de oportunidades. Trabajo para el que pueda trabajar. Seguridad para los que la necesitan. El fin de los privilegios especiales para unos pocos. La defensa de las libertades civiles para todos. Un amplio y constante crecimiento de los estándares de vida.”

En México hace décadas que urgen políticas de este corte democrático, pero a nuestros políticos les faltan huevos para impulsarlas. Parece que hay que esperar a que el hartazgo popular los obligue.
En cuanto a los enervantes, sí es posible hacer cambios desde ahora.

En primer lugar, porque la goma de opio, con la morfina y la heroína que se obtienen de ella, son productos imprescindibles para los Estados Unidos de América, cuya política internacional los lleva a participar en los diversos
conflictos bélicos de todo el mundo y necesitan estas drogas por sus usos medicinales tanto en la guerra como en la paz.

En segundo lugar, porque la marihuana, también tiene propiedades curativas tanto en la guerra como en la paz, al mitigar dolores y ayudar a remontar miedos y temores, así como por las propiedades recreativas que la están haciendo tan popular entre los norteamericanos, que ahora la cultivan y consumen legalmente en varios estados de la Unión Americana.
Se habla incluso de que la marihuana gabacha es de mucha mejor calidad que la mexicana y la afgana, y que ya se empieza a exportar a México.
En tercer lugar, los Estados Unidos de América son el principal consumidor de enervantes del mundo, y México sigue siendo su principal proveedor.

De ahí, que la legalización del cultivo, procesamiento y exportación de la marihuana y la amapola, permitiría a México eliminar uno de los principales focos de violencia y crearía condiciones para someter a la delincuencia organizada al imperio de la ley.
En eso también los Estados Unidos de América, han sido precursores al negociar con los herederos de Al Capone y Lucky Luciano su tránsito a otras actividades menos violentas, en ciudades como Las Vegas y Atlanta.

¿Podrán nuestros políticos aventarse ese trompo a la uña? ¿O habrá que esperar el próximo tsunami popular? Al tiempo.


Junio 21 de 2015

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