En la mesa, en la que también participaron Vivian Abenshushan (México) y Vanessa Núñez Hándal (El Salvador /Guatemala) para hablar sobre sus preocupaciones, trayectorias literarias y compromisos como narradoras, Ana García Bergua destacó que hoy “más que nunca los escritores de la región, tanto hombres como mujeres, tenemos tema más que común”.
La escritora y editora Vivian Abenshushan destacó que frente a la realidad convulsa que se vive se ha vuelto urgente y casi inevitable pensar el lugar de la escritura. “Casi hemos sido forzados a repensar nuestro lugar como escritores porque no podemos permanecer en nuestra biblioteca circular ajena a la realidad, a lo que está pasando”.
“Formamos parte del proceso de transfiguración y a veces asusta y a veces es muy estimulante. Entre más aislados, más alejados, entre menos comunidad, más difícil es enfrentar la gravedad de los problemas, como la violencia, que precisamente lo que hace es terminar con los vínculos sociales, con los lazos entre las personas, y creo que la escritura restablece esos vínculos, vuelve a permitir el diálogo.
“No quiero ser hiperoptimista al respecto, ni creo que tenga ese sentido heroico la escritura, sino en un sentido muy cotidiano, muy vital. Cuando doy talleres en regiones devastadas por la violencia me doy cuenta que algo se restituye en ese momento, en esa comunidad del lenguaje, digamos”, agregó Vivian Abenshushan.
Por su parte, Vanessa Núñez señaló que “la cultura es realmente lo único que te puede salvar como tal, pero en sociedades donde no hay cultura es donde se pierde esa cohesión. El solo hecho de crear un símbolo que exista como representación de una época ya hace que la comunidad comience a pensar en el mismo sentido. Nosotros carecemos de símbolos en Centroamérica, no tenemos esa capacidad de creación simbólica.
“México ha logrado crear símbolos, Guatemala es un poco más cultural, pero el resto de Centroamérica carece de cultura y eso hace daño, no permite saber quiénes somos. La literatura es fundamental para fijar ideas que no necesariamente tengan que ser correctas, pero son un punto de partida para una discusión, eso ya es avance”, afirmó Vanessa Núñez.
Núñez Hándal expuso que esa falta de cultura es una de las diferencias entre México y Centroamérica. “México suda cultura, mientras nuestro trabajo es complicado, contracorriente; las editoriales están comenzando a abrirse brecha, la feria (Filgua) es un evento que está desarrollándose en Centroamérica; es diferente, totalmente diferente a lo que es México.
“Yo más que escribir, investigo. Publico novela histórica, soy salvadoreña con 13 años viviendo en Guatemala y trato de dilucidar qué pasó, porqué somos como somos en Centroamérica. Porqué hay poca oportunidad de platicar, no tenemos una masa crítica, eso nos hace falta, no hay una discusión de nivel”, refirió.
Como parte de esas diferencias, Vivian Abenshushan apuntó que “la institución del escritor en México implica una complejidad y hay que desmarcarse de ella permanentemente para no ser absorbidos por el conformismo, o por dejar de decir lo que hay que decir y nadie quiere escuchar, es decir, no perder el espíritu crítico.
“Es una frontera tenue que a veces no se ve, pero que está ahí presente, no es evidente, no hay una cooptación como en otra época, que era abierta, no la hay. Pero estamos muy arropados, tenemos muchas becas y por un lado nos parece una función del Estado importante, porque el mercado es tan avasallador, que muchas de las cosas que hacemos no son, y que bueno, rentables, y la función del Estado es darle a esas expresiones espacios donde circular y que se mantengan vivas. Pero también es una relación compleja frente a la que uno debe ser muy crítico”, destacó Vivian Abenshushan.
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