Conaculta e INBA llevan la narración oral a comunidades vulnerables



Contar para imaginar, para recordar, para comprender, para aprender lo vivido o imaginado por otros, se transmite de manera oral a través de la literatura en el ciclo Tiempo de contar. El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) a través de su Programa Alas y Raíces, en colaboración con la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), organizan este ciclo ahora en la Fundación Renacimiento. 

Esta institución de asistencia privada se dedica a atender a niñas, niños y adolescentes que viven o han vivido en la calle. Además brindan orientación a las familias de la comunidad cercana a su sede, en la zona Centro y de Tepito. 



En este marco, el segundo y cuarto sábado de cada mes a las 12:00 horas, las instituciones involucradas llevan a esta fundación a un narrador que con su conocimiento y creatividad transporta a los niños y jóvenes a nuevos mundos. 

El sábado 29 de agosto, alrededor de 20 infantes y jóvenes pudieron disfrutar de cuentos como el de La señora murciélaga, a través del cual, el cuentacuentos llamó la atención de pequeños y grandes al pedirles que completaran la última sílaba de algunas palabras, como lo-ca; chifla-da, cabe-za, torni-llo. 

Con onomatopeyas, gestos y mímica los asistentes que se animaron a permanecer en uno de los patios de la institución, dejaron volar su imaginación a otros escenarios por un momento, al escuchar la descripción de un mundo que puede verse desde diferentes perspectivas, como lo hacía la señora murciélaga, que al colgarse de un árbol patas pa’ arriba, describía árboles y montañas al revés, por lo que los animales de la selva decían que estaba loca. 

El título original de este cuento es ¡Ves al revés!, de la escritora inglesa, Jeanne Willis, sin embargo el narrador lo subtituló La señora murciélaga. Otro cuento relatado fue La niña condecorada de Jorge Ibargüengoitia, que en esta ocasión llevó el nombre del personaje original, Mandolina. Narración con la que los pequeños y jóvenes pudieron cantar y participar diciendo algunas materias de la escuela. 

Para algunos de los niños como a Ángel, Erick y Sandra, su historia favorita fue La creación del coyote, leyenda de tradición oral de Baja California en la que se dice que cuando los coyotes aúllan, lo hacen a las estrellas que son las hijas de la luna y que los coyotes surgieron del desierto. 

En entrevista con el Conaculta, el narrador (quien pidió se omitiera su nombre) comentó que son historias variadas, que pueden ir desde la realidad de los niños hasta historias fantásticas. “La idea es atender a esta población de niños que están en un espacio de marginación social y económica, que viven en esta fundación porque son de la calle y de alguna forma se hace un esfuerzo para poder impactar en ellos cualitativamente”. 

Son niños y adolescentes que se encuentran en una situación de vulnerabilidad, pero que de alguna forma se extiende a ellos y se reconocen sus derechos culturales que están contemplados en la Convención sobre los derechos de los niños. En este tratado de contempla la no discriminación, el derecho a la supervivencia, al desarrollo pleno, a la protección contra influencias peligrosas, los malos tratos y la explotación, y a la plena participación en la vida familiar, cultural y social. 

Lo que Tiempo de contar pretende es llevarles historias y actividades artísticas que puedan generar en los infantes una experiencia única a través de cuentos que generen en ellos la posibilidad de reflexionar, de jugar, de conocer otras formas de vivir, de existir. Sobre todo jugar con la posibilidad de que en algún momento puedan generar ellos mismos un cambio, en alguno de ellos o en todos.

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