Que el fuego pese y la tierra se aligere es un pasaje de danza, música y poesía, artes con las que finalmente se relacionaba la fiesta en el Renacimiento. Christa Lleídas, en entrevista con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, mencionó que fue hilando este espectáculo a través de todas los bailes provenientes de diferentes manuscritos de danza.
Bajo la dirección de Lleídas, la Compañía de Danza y Teatro Zarambeques y Muecas estrenó esta pieza el viernes 28 de agosto y continuará presentándola el sábado 29 a las 19:00 y el domingo 30 de agosto a las 18:00 horas, en el Teatro Raúl Flores Canelo del Centro Nacional de las Artes (Cenart).
El espectáculo representa en su mayor parte un baile de la corte, en donde los cuerpos de los bailarines y las bailarinas se convierten en cortesanos de la época renacentista, tiempo en el que la danza revelaba la verdad interior, pues eran individuos que tenían conocimiento de todas las artes liberales, del trívium y del quadrívium.
La música ocupa un lugar trascendental durante toda la obra, pues además de tratarse de música en vivo, añade una atmósfera que transporta al espectador a otra época. Los ejecutantes, Francisco Javier Lledías, en la viola de rueda, flautas, laúd soprano y darbuka, así como Victoria Forte, en la viola da braccio y voz; también fueron los encargados de la selección musical y los arreglos.
Christa Lleídas comentó que en esta ocasión realizó el espectáculo junto con su hermano y su cuñada, con quienes ha compartido las mismas inclinaciones desde tiempo atrás. “Es una presentación que recuerda esa voz de nuestra juventud, con esas preguntas que a lo largo de los años muchos maestros del pasado y del presente nos han ayudado a responder”, señaló la también bailarina.
Con una danza circular, diez bailarines salieron a escena. Ellas ataviadas con vestidos cortos y cómodos, mientras que ellos vestían pantalón y playeras que también les permitían moverse libremente; para bailar en conjunto al compás de la música y en en pareja, encontrarse, abrazarse y alejarse.
Más adelante, y la mayor parte de la obra se vieron bailes representativos de la corte, con largos y elegantes vestidos de diferentes colores, en tanto que los hombres lucieron pantalones cortos, medias, zapatos con tacón y blusas o sacos con holanes en el cuello o manos.
Un trovador que vestía igualmente con un traje renacentista, intervino entre bailes para recitar algunos poemas, seleccionados de los textos de personajes como Hortulanus, Eugene Canseliet, Hermes Trismegisto y Francisco de Quevedo.
Christa Lleídas, apareció en la escena ataviada en una capa larga decorada con colores llamativos, tocando una especie de tambor acompañó a los músicos por un momento, para más adelante bailar dos piezas que confirmaron la sensibilidad de la artista, al ejecutar de forma emotiva una danza que armonizaba con la música.
“Lo que nosotros tratamos de hacer es recrear estas danzas y recuperarlas porque finalmente son el antecedente de toda la danza académica, que nace de esta necesidad de la dimensión del cortesano”, indicó la directora.
Para la creadora, actualmente se ha perdido este conocimiento y el equilibrio de los cuatro elementos que se señalan en los primeros documentos de la danza: fuego, tierra, aire y agua. Circunstancia que en su opinión, lleva a que los bailarines únicamente sean repetidores de movimientos, que hacen lindas cosas con el cuerpo solamente.
La Compañía ha tratado de recuperar esas danzas, no sólo a partir de los documentos, sino a partir de sus propias historias, de lo verdadero, buscando desde esa raíz que está silenciada, para llegar a esa otra proporción. “Hacer bien la danza es hacer bien la vida”, afirmo Christa Lleídas.
Participan en la obra los bailarines: Arturo León Echavarría Campillo, Erick García Sánchez, Guru Jai Singh Khalsa, Julieta M. Miranda, Carlos Martínez Vela, Alejandra Maya, Ana margarita Morales Aguilar, Luis Moranchel, Laura Reyes, Ana Laura Santana y Yetlanezi Torres Flores.
La Compañía de Danza y Teatro Zarambeques y Muecas transportó al público a la época medieval a través de danza, música y poesía.
Fotografías de Arturo López / Conaculta
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