Hugo Falcón Páez
Gobernar es un acto de fe. Si se cree en lo que se hace y en lo que no.
Cifras que redondean, son la praxis de un informe presidencial. Una mecánica argumentativa que se sustenta con estadísticas. Los hechos, no son los mismos. En México se gobierna con gran dificultad y el martes 1 de septiembre, se difundirá una sinapsis de lo que se ha subrayado en los medios masivos. El presidente Enrique Peña Nieto ha sido un personaje de mucha resistencia. Y no como si fuera un político con exactitudes o éxitos maratónicos, sino porque ha soportado espiritual, física y moralmente una cantidad monstruosa de críticas. Recibidas y procesadas como fallas en todos los niveles, unas resueltas y otras bajo el escrutinio de ciudadanos que necesitan resultados óptimos. Crasas ignominias que han dejado mucho qué pensar de un organismo operativo que es el Partido Revolucionario Institucional, así como con cuadros de gestión y dirección de proyectos. Intentos que los han dejado mal parados en la nación y en el exterior. El mandatario señaló permutaciones en el gabinete el pasado jueves 27. De los cuales dijo que “he decidido hacer cambios en mi equipo de gobierno para hacer frente a las nuevas circunstancias y desafíos que tenemos como país”. ¿Cuáles? El costo elevado de los productos básicos, el alza a la gasolina, el incremento de la violencia, el bajo rendimiento en la educación, brotes exponenciales en las zonas rurales, el dólar en su máxima expresión bursátil, desorden en el sistema penitenciario, epidemias en varias entidades e insalubridad en el medio ambiente, desaseo en dependencias burocráticas, por mencionar algunas cotas. Prácticamente son lastres generados en los últimos nueve presidentes de la República Mexicana, desde 1964 a la fecha.
La suma y resta de cada uno de los segmentos que han azotado a cada mexicano, se encuentran en los módulos que Presidencia amablemente da a conocer al pueblo. Tales como la de Regiones Económicas, México en Paz, México Próspero, México Mejor Comunicado, Jóvenes Mexicanos, México Incluyente, Educación de Calidad y México con Responsabilidad Global. Escucharemos, leeremos y trataremos de comprender que en donde vivimos se ha obtenido un beneficio. Porque ya asentadas la Reforma Energética y la Reforma de Telecomunicaciones nos traerá mayor empleo e inversión; que la Reforma Educativa logró que el Estado haya recuperado la rectoría de la educación, los maestros ya son seleccionados y promovidos con base en evaluaciones que reconocen su mérito; que 5.5 millones de adultos mayores reciben una pensión; que 5.7 millones de jefas de familia cuentan con seguro de vida; que la Cruzada Nacional contra el Hambre beneficia a 4.5 millones de mexicanos; que PROSPERA apoya a más de 6 millones de familias; que se modernizaron más de 500 unidades hospitalarias, o que la mitad de estudiantes de Bachillerato y 1 de cada 4 de Educación Superior reciben una beca. Algunos desafíos que se han cumplido con respuesta letárgica, pero al fin y al cabo aterrizadas.
Y sí, claro que fue una reingeniería espectacular, porque en diversos ángulos los medios electrónicos y tradicionales, han enaltecido que todo ello es con miras al proceso electoral de 2018. Los Pinos y los diez enroques como tablero de ajedrez se comprenden con José Antonio Meade como titular de Desarrollo Social, dejando la Secretaría de Relaciones Exteriores; Aurelio Nuño Mayer, quien era el jefe de la Oficina de la Presidencia de la República, es el nuevo secretario de Educación Pública; Claudia Ruiz Massieu, suelta la Secretaría de Turismo para estar al frente de la Secretaría de Relaciones Exteriores; Renato Sales, de la coordinación nacional antisecuestro, va a la Comisión Nacional de Seguridad; Enrique de la Madrid, deja el Banco Nacional de Comercio Exterior para acomodarse en la Secretaría de Turismo; José Calzada Rovirosa, pidió licencia como gobernador de Querétaro (a 32 días de que acabara su mandato) para encargarse de la Secretaría de Agricultura; la vapuleada Rosario Robles Berlanga, extitular de Sedesol, asume la Secretaría de Desarrollo Agrario; Rafael Pacchiano es el secretario de Medio Ambiente; Francisco Guzmán Ortiz, en la Jefatura de la Oficina de la Presidencia, y José Reyes Baeza como director general del ISSSTE. Lo relevante es que seis funcionarios dejaron de trabajar en el Ejecutivo federal: Emilio Chuayffet (SEP), Jesús Murillo Karam (Sedatu), Enrique Martínez (Sagarpa), Monte Alejandro Rubido (CNS), Juan José Guerra Abud (Semarnat) y Luis Antonio Godina (ISSSTE).
El Tercer Informe de Gobierno, trae un eslogan que no convence plenamente, y es “México aún no se está moviendo a la velocidad que todos queremos”. Y adicionan que hay tres frenos que lo impiden: la corrupción, la desigualdad y una situación económica mundial complicada, que se refleja en una caída del precio del petróleo. Para enfrentar esos retos, pone énfasis en que su gobierno acelerará el efecto de las reformas para que sus beneficios lleguen a la población. Hoy, quienes tienen a su cargo un puesto de elección popular, o anhelan empotrarse en uno, deben entender que es volitivo. Que deben aportar una idea que fusione diversas materias, ciencias o artes, para poder conocer de qué está hecho México. No de informes, por eso gobernar es un acto de fe.
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