Eduardo Mata un personaje fundamental en la cultura mexicana del siglo XX




Dentro del panorama cultural del siglo XX, Eduardo Mata figuró como uno de los pilares de la escena musical en México, desdibujó las fronteras territoriales y conquistó la fama mundial. Su genio y talento lo llevaron a convertirse en poco tiempo en una de las figuras más importantes a nivel de dirección orquestal.

Al respecto, la colección Periodismo Cultural del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) publicó en 2005 Eduardo Mata: a varias voces, un trabajo periodístico a cargo de Verónica Flores, quien narra la vida y trayectoria del director y compositor considerado como uno de los 10 mejores directores del siglo.

Nació el 5 de septiembre de 1942 en uno de los barrios más emblemáticos de la Ciudad de México, el corazón de la colonia Roma, donde su talento y vocación emergieron desde muy temprano. Mata estudió en el Conservatorio Nacional de Música y fue alumno de Carlos Chávez, una figura decisiva en su formación musical.

A los 21 años obtuvo una beca para estudiar dirección en Massachusetts, a partir de entonces su carrera fue en ascenso. Un año después, en 1964, se convirtió en director de la Orquesta Sinfónica de Guadalajara, la cual le abriría paso para dos años más tarde tomar la batuta de la Sinfónica de la Universidad, ahora Orquesta Filarmónica de la UNAM (OFUNAM).

Bajo su dirección, la orquesta despuntó con gran fuerza, gracias a la exploración de nuevos repertorios y el estreno de obras nunca antes presentadas en México. Su talento, aunado a su rigor y disciplina, lo convirtieron en poco tiempo en un referente de vanguardia reconocido por músicos y críticos.

Mata logró encumbrarse con las mejores orquestas del mundo, entre las que destacan la Filarmónica de Berlín, la Sinfónica de Boston, Chicago y Estocolmo y la New Philharmonia de Londres.

El joven músico y director fue lumbrera para las generaciones venideras. Los que lo conocieron destacan su pasión y ahínco, su precisión, rigor y estilo, su carácter afable. Versado en muchos temas y sensible a los males que aquejaban al país.

En un pasaje del libro se narra lo que José Luis Cuevas refirió sobre él, “posiblemente es la persona con quien he tenido mayores conversaciones de temas musicales. Era un hombre de extraordinaria cultura. También compartíamos opiniones de literatura y pintura. Gustaba mucho de las artes plásticas. No sólo estimaba a Eduardo, siempre lo admiré”.

Su legado no se agota en la dirección orquestal, su visión crítica y un sentido agudo sobre el panorama cultural del país lo llevaron a fungir como miembro activo de El Colegio Nacional, ocupó también el cargo como jefe del Departamento de Música de la UNAM y el de asesor artístico y director de la Ópera del Instituto Nacional de Bellas Artes.

Fue notable el papel que desempeñó como promotor, gestor y crítico de la música, además de ser uno de los más importantes promotores del arte y de la cultura de México en el extranjero.

Para Carmen Cirici-Ventalló la labor más bella de Eduardo y lo que debe pasar a la historia es “haber creado un público joven enloquecido por la música; haber rescatado a la Orquesta Sinfónica de la UNAM; haber dirigido las primeras grabaciones de músicos mexicanos con ella, y haber transformado la ópera en México”.

Un crítico agudo de los métodos educativos y las prácticas demagógicas, cuestionó fuertemente los sistemas de enseñanza musical por estar defectuosamente concebidos y porque sobresalía la falta de rigor.

Bajo la norma del desafío constante se pronunció por iniciar la búsqueda de un lenguaje musical propio y llegar a la constitución de una tradición musicológica, así como integrar programas de educación artística elemental a la enseñanza primaria. Hombre visionario que asumía la música como un patrimonio común.

No son pocos los que reconocen la impronta de su trabajo y batuta. Su herencia fue veta de músicos y melómanos, pero sobre todo de aquellos que vieron en él un ejemplo.

En palabras de Jesús Medina, Mata “fue quien dejó el camino abierto de lo que un mexicano puede llegar a ser”. Considerado como una de las figuras más importantes en la escena mundial, los ecos de su trabajo resuenan en las nuevas generaciones de músicos.

Siempre estuvo muy interesado en desarrollar a los niños y jóvenes en el mundo de la música de concierto. Sus últimos bríos se condujeron por este fin. Se deben a él muchos de los grandes esfuerzos que se han dado en el país para formar una generación de jóvenes interesados por la música. “Por Mata se empieza el gran proyecto de las orquestas juveniles” refirió Manuel de la Cera.

Hoy sus huellas siguen vigentes en un festival que por más de dos décadas ha buscado promover el legado y memoria de un personaje fundamental de la cultura mexicana del siglo XX. Este evento se ha caracterizado por su amplia oferta cultural y por reconciliar tradición y vanguardia de la escena musical en nuestro país.

La emisión 21 del Festival de Otoño Eduardo Mata se realizará del 20 al 29 de noviembre con una serie de actividades enfocadas a la educación, creación y preservación musical, además apunta a la formación de públicos y la promoción de talentos y artistas oaxaqueños.

El festival, a realizarse en la ciudad de Oaxaca, se caracteriza por dar cabida a la música clásica y contemporánea en sus diferentes manifestaciones. Este año destaca la participación de la Orquesta Sinfónica de Oaxaca, dirigida por Juan Trigos, el Quinteto Eduardo Mata (Eco Ensamble), Ensamble Siqueiros, Agustino Díaz, músico oaxaqueño reconocido a nivel internacional quien estrenará un concierto para tuba con la Sinfónica de Oaxaca.

Los interesados en aproximarse a la vida y trayectoria de este personaje encontrarán en Eduardo Mata: a varias voces una ruta privilegiada para sondear sus pasos. Éste y otros títulos de la colección se encuentran a la venta en la Red Nacional de Librerías Educal y pueden consultarse en el portal electrónicohttp://www.conaculta.gob.mx/periodismo/

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