Cinco profesores y un alumno avanzado del Conservatorio Nacional de Música de la Ciudad de México han viajado a la Sierra Norte de la entidad para impartir cursos de diferentes instrumentos a 100 niños que habitan en cuatro comunidades del distrito mixe, una región donde en un paisaje de montañas, bosque, arroyos, milpas y nubes, la música se cultiva como parte de la vida.
Tocar un instrumento es una forma de ser y pertenecer a la comunidad. Esto lo saben muy bien autoridades federales, estatales y municipales, y por ello en una gestión del programa Instrumenta Oaxaca que suma esfuerzos para apoyar y contribuir a fortalecer la tradición musical de la región, la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, María Cristina García Cepeda, comisionó a cinco docentes del Conservatorio Nacional de Música, para que se trasladaran a la zona a impartir clases de música a niños mixes, durante cinco días.
Esta acción se realiza en acuerdo con la Secretaría de las Culturas y las Artes de Oaxaca, como parte de los programas que lleva a cabo para preservar y acrecentar la cultura musical y con las autoridades municipales de Tamazulapam Mixe.
Los profesores del CNM que dan las clases son: José Oviedo Rodríguez (trompeta), José Dagoberto Estrada Martínez (flauta transversa), Abel Benítez Torres (percusiones), Jerónimo Lidio Durán Aguilar (corno) y Adolfo Maximiliano Pérez Dávila (clarinete), además de David Martínez, alumno avanzado del Conservatorio, quien da saxofón.
Estos cursos son los primeros organizados para los niños de las bandas filarmónicas de las comunidades de La Peñas, Tierra Blanca, Linda Vista y Espíritu Santo (las tres primeras, agencias municipales pertenecientes al municipio de Tamazulapam mixe), por lo que, al término del mismo, el sábado 28 de noviembre, se realizará un concierto en Tierra Blanca a manera de celebración.
En la Sierra Norte mixe, la música es uno de los pilares más importantes de la vida en comunidad, explica la investigadora Carmen León Himmelstine. “En el Tuuk Nëëm Xuxp los músicos son los encargados de participar en todo tipo de celebraciones y eventos, desde animar las fiestas patronales durante varios días, tocar en las calendas, los bailes, las posadas, hasta informar sobre la muerte de algún miembro de la comunidad, participar en funerales, en el tan esperado änmëye'epy o Día de Muertos que se comienza recibiendo a las ánimas después de ir por ellos al panteón para que al llegar a sus hogares se encuentren con flores de cempasúchitl, copal, comida, tepache y mezcal.
“Los niños inician su formación musical desde muy pequeños, apenas que comienzan a leer y escribir, pero con una gran ilusión por ser parte de la banda del pueblo. Algunos músicos son tan pequeños que les cuesta trabajo cargar sus instrumentos para llegar a La Escoleta de música por las tardes; llegan con gran entusiasmo para practicar y aprender durante un par de horas casi a diario. Dado que viven rodeados de música, el mantenerla es parte fundamental de darle vida a la comunidad”, relata.
El profesor Daniel Martínez Pérez señala que de 1937 a la fecha, ha habido varias generaciones de músicos en la zona que han destacado como compositores y maestros y que han contribuido a que esa cultura musical trascienda fuera del Estado y del país. Entre ellos, Norberto Martínez Juárez, quien actualmente tiene una banda infantil en Milwakee, con hijos de migrantes radicados en Estados Unidos, y Jorge Martínez Jiménez, quien en el año 2005 formó la Banda Infantil PojTsa – Tierra Blanca y en 2013, la Banda infantil de Tamazulapam. “Aunque hay muchos jóvenes que trabajan como maestros de música en el magisterio y algunos que tocan con diversos grupos musicales”.
Es en este contexto que, en enero de 2013 la Autoridad Municipal, bajo la coordinación de la Regiduría de Educación Cultura y Deporte y el Capillo (Presidente de la Banda), puso en funcionamiento la Escoleta (escuela municipal de música) con la invitación a los niños y jóvenes de las escuelas primaria y secundaria de la comunidad, la cual decide hacer un contrato con los maestros Salvador González Martínez, Ramiro Pérez Pérez, Epifanio Martínez Ponce, Karina Gabriel Pérez Juan y Jorge Martínez Jiménez (capillo), cuyos honorarios son cubiertos por las autoridades municipal y eclesiástica. Los estudiantes inician con clases de solfeo, de allí pasan al siguiente nivel de preparación que es el área de Instrumentación, ensayo seccional e individual.
A principios del presente año, gracias a una donación de 49 instrumentos musicales y accesorios, realizada por el pintor oaxaqueño Sergio Hernández, se conformaron las bandas infantiles de las agencias municipales de Linda Vista, Las Peñas y Tierra Blanca, y de Tamazulapam Mixe.
Para los niños de estas comunidades, tocar un instrumento es una actividad extracurricular. “A partir de la música se construye su esencia, su “ser ayuuk”, su sentido de pertenencia a la comunidad, se contagian con ese ambiente musical de servicio, se cultivan en el arte de comunicarse a través de este medio y se combaten vicios que han alcanzado a estos contextos. La música es vida, un bien individual, colectivo y una inversión para toda la vida”, expresó Carmen León Himmelstine.
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