Creado a partir de una cédula real del rey de España, Felipe V en 1704, y considerado como uno de los conventos de la orden franciscana más importantes de México por su influencia para la evangelización del norte del país y en el desarrollo cultural de la zona, el Colegio Apostólico de Propaganda Fide de Guadalupe es considerado desde agosto de 2010 por la UNESCO en la lista del Patrimonio Mundial, dentro del itinerario cultural del Camino Real de Tierra Adentro.
A pesar de la importancia histórica, social, cultural y religiosa que tenido para la sociedad de Zacatecas y para el norte de México, se han dejado relegados dos aspectos esenciales: las crónicas monásticos y la cotidianidad del inmueble.
El proyecto Cotidianidad del Monasterio, del Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico (PECDA) del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), tiene el objetivo rescatar las crónicas monásticas realizadas en el Colegio Apostólico durante los siglos XVIII y XIX, con el fin de conservar la memoria de la vida al interior y exterior del inmueble, ya que nunca se había ahondado sobre lo que hacían realmente los frailes.
La investigación del monasterio que ocupa aproximadamente 30 hectáreas, entre lo que eran iglesia, claustro, huerto y campos de labranza con lo que es uno de los monasterio más grande del norte, se inició a partir de noviembre del año pasado y concluirá para el mismo mes del presente año.
Víctor Manuel Ramos Colliere, beneficiario del PECDA, dijo en entrevista para el Conaculta, que a pesar del valor histórico del inmueble y de las numerosas publicaciones al respecto, por primera vez se busca conocer las experiencias de primera mano sobre la vida dentro del monasterio.
Los cronistas monásticos aparte de la función de escribir la historia del colegio, llevaban el registro del día a día por lo que dejaron asentadas peculiaridades como Fray Francisco Luján, quien fue el penúltimo cronista del Colegio Apostólico de Propaganda, señala que los frailes en su día descanso participaban en juegos permitidos y apostaban cosas de rezar, comentó el beneficiario.
El investigador resaltó las crónicas que relatan la cotidianidad de la época, porque más allá de que la función específica del colegio, que era preparar a misioneros para evangelizar infieles, interactuaron con la sociedad zacatecana a lo largo de los siglos, hasta su cierre definitivo en 1908.
En los escritos se aterrizan sucesos de la vida civil de la ciudad, como el incendio de la iglesia (que es ahora su Catedral), la llegada del tren a la ciudad; temblores, inundaciones, además de ir señalando minuciosamente hechos de la historia nacional: como la Independencia y la intervención francesa.
Lo interesante del proyecto ha sido el rescate de los documentos dispersos, ya que partir de suspensión definitiva, los archivos quedaron diseminados algunos en la misma ciudad de Zacatecas; otros en el archivo de las provincias franciscanas, en Zapopan, Jalisco; uno encontrado en el archivo del Centro de Estudios de la Historia de México CARSO; e incluso en la arquidiócesis de Michoacán.
Ramos Colliere señala que la parte más complicada de este proyecto es la transcripción paleográfica, sin dejar de lado lo dificultad para conseguir los documentos dispersos de los cronistas monásticos, para que estos se conozcan en Zacatecas y sirvan posteriormente como un antecedente para futuras investigaciones sobre el Colegio Apostólico.
Cotidianidad del Monasterio ha logrado rescatar relatos de archivos luego de capturar hoja por hoja con mucho cuidado, y por último enriquecerlo con notas que contextualicen. Esto con el propósito de rescatar la memoria histórica recopilada por los misioneros franciscanos. Se pretende que el proyecto sea publicado y no que sólo sea un archivo para ampliar su posible consulta.
Reconociendo el apoyo de los distintos archivos y el respaldo del Conaculta y del Instituto Zacatecano de la Cultura para la difusión de su trabajo, Ramos Colliere destaca la oportunidad que significa el PEDA en el municipio de Guadalupe. El programa ofrece la oportunidad de investigar profesionalmente a sus habitantes, y luego que los resultados lleguen al grueso de la población.
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