Poeta, ensayista, traductor, investigador y académico, Rubén Bonifaz Nuño (Córdoba, Veracruz, 12 de noviembre, 1923 – Ciudad de México, 31 de enero, 2013) es considerado uno de los más notables poetas mexicanos del siglo XX y un erudito en el conocimiento del griego y el latín. Es reconcido por obras como El ala del tigre (1969), Del templo de su cuerpo (1993) y Fuego de pobres (2000); merecedor del Premio Nacional de Literatura y Lingüística en 1974. Este domingo 31 de enero se cumplke su tercer aniversario luctuoso.
En el libro Autoentrevistas de escritores mexicanos (2007), publicado en la colección Periodismo Cultural de la Secretaría de Cultura del gobierno federal, Ignacio Trejo Fuentes e Ixchel Cordero Chavarría apuestan por lograr nuevos alcances periodísticos llevando el género de la entrevista a un ámbito más privado e íntimo. Rubén Bonifaz se muestra a sí mismo no sólo como un traductor habilidoso de las obras clásicas griegas y latinas, sino también como un poeta profundamente arraigado a sus raíces y a su pasado, a tal grado que buena parte de su vida la dedicó al estudio de las culturas prehispánicas de México.
Esta parte de su trabajo es considerada por el propio autor la más importante. En sus palabras, dice, se “dirige concretamente a la gente de México, a incitarla a un conocimiento de su pasado indígena que la llevaría necesariamente a tener un mejor juicio de sí misma”, con el firme propósito de reivindicar el pasado de la población.
Sin embargo, este conocimiento del pasado no se limita únicamente al análisis del origen prehispánico de la sociedad mexicana, la infancia y juventud del escritor de Los demonios y los días (2010) forman un cúmulo de experiencias enriquecedoras que acabaron de forjar su carácter y nutrir su quehacer literario.
Miembro de una familia numerosa y humilde que se desenvolvió en la colonia Guerrero en la capital del país, Rubén Bonifaz refiere su interés por las culturas prehispánicas en su autoreconocimiento como parte de una sociedad indígena oprimida por el poder. “He dicho muchas veces, no soy gente decente, soy pelado porque me crié entre pelados. Ese sentimiento de ser pelado, de ser parte de la misma clase a la que pertenecen los noventa millones de mexicanos explotados es lo que me ha inducido a buscar de qué manera remediar el asunto y eso me condujo a los estudios de la cultura prehispánica”.
Más tarde, en otra época de su juventud, compartió experiencias con otros tres destacados escritores mexicanos: Ricardo Garibay, Jorge Hernández Campos y Fausto Vega. Rubén Bonifaz comparte en su autoentrevista: “con esos tres me formé, compartí la vida. Estuvimos juntos desde la preparatoria. Siempre platicábamos, comparábamos, compartíamos lecturas”.
Desde joven, Rubén Bonifaz Nuño desarrolló su carácter sensible hacia la literatura, en específico hacia la poesía que ocupó una parte fundamental de su vida: “cuando escribo versos soy totalmente libre de hacer lo que se me da la gana, sin estorbar o molestar a nadie, sin pedir una recompensa por eso; es decir, es el acto completamente libre de mi vida y en muchos casos, el acto alegre”, consignó en el texto.
Los sentimientos más puros como el amor, el respeto y la admiración por el género femenino; la soledad, la alegría y en sus últimos años de vida, cuando su salud comenzaba a deteriorarse, las emociones profundas como el dolor y la muerte, serían vertidos en palabras a través de su poesía.
Cuando el poeta se encontraba en la última etapa de su vida, dañado por la ceguera hereditaria de la que fue víctima, Josefina Estrada compiló una importante cantidad de sus memorias en el libro De otro modo el hombre. Retrato hablado de Rubén Bonifaz Nuño (2008).
El periodista José Luis Martínez S. retoma parte de estos hechos anecdóticos en El Santo Oficio (2013), título publicado en la colección de Periodismo Cultural de la Secretaría de Cultura, donde reproduce el texto dedicado al autor tras su fallecimiento: “Rubén Bonifaz Nuño: la flama en el espejo”, previamente publicado en el suplemento cultural Laberinto de Milenio Diario.
José Luis Martínez S. narra: “durante cuatro meses, cada jueves Josefina visitó a don Rubén en su oficina ubicada en la planta alta de la Biblioteca Central de la UNAM; con el visado de una amistad de más de 20 años, lo condujo a los recuerdos, a las confesiones más intimas; el resultado es una obra vibrante”.
El escritor y poeta Rubén Bonifaz, originario de Córdoba, Veracruz, estudió derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México y obtuvo el grado de doctor en arte y literatura clásica.
Los libros Autoentrevistas de escritores mexicanos (2007) de Ignacio Trejo Fuentes e Ixchel Cordero Chavarría, y El Santo Oficio (2013), de José Luis Martínez son editados dentro de la colección de Periodismo Cultural de la Secretaría de Cultura y se encuentran disponible actualmente en la red nacional de librerías Educal.
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