Enrique Vargas Orozco : Averígüelo Vargas
Seguidad y tranquilidad, son las principaes demandas de la ciudadanía en el estado, ya que en muchos lugares se viven situaciones graves provocadas por la delincuencia, entre las que se encuentra Chilapa, municipios donde se han dado decenas de desapariciones y asesinatos de todo tipo, incluso del candidato que iba por la alcaldía de esa antes levítica ciudad, ahora asolada por el crimen y la delincuencia.
Familiares de los desaparecidos y grupos sociales reclamaron que se ponga alto a la mala situación que ahí enfrentan, reclamo que fue atendido por el gobernador Héctor Astudillo, quien ayer recibió al titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, responsable nacional de combatir a la delincuencia organizada, que ha provocado tantos problemas a los habitantes de la Montaña Baja.
Ayer se reunieron con quienes buscan a sus desaparecidos, en acciones ocurridas a principios del año pasado y como respuesta recibieron el compromiso de que se hará el mayor esfuerzo para localizarlos y mantener la presencia de fuerzas estatales y federales, para que disminuya la presencia delincuencial que les ha hecho tanto daño.
Astudillo y Osorio Chong escucharon a los afectados y se comprometieron a que la vigilancia y el combate a los delincuentes habrá de mantenerse y reforzarse para que Chilapa y esa región puedan ir recuperando la tranquilidad y el ambiente de trabajo.
SE AGRAVAN LA “CUESTA DE ENERO” Y LA DELINCUENCIA
Ya es tradicional la llamada “cuesta de enero”, que representa la difícil y compliada situación que se presenta en el primer mes del año, como lo dice su nombre, y que se deriva del hecho de que en diciembre se vivió la borrachera y el derroche del consumismo, de las compras navideñas y de la contratación de créditos a meses o años, que se suman a los problemas y las necesidades que ya resultan difíciles de atender conforme transcurren las primeras semanas del año.
Si diciembre es la borrachera, enero es la “cruda” que no siempre es igual, pero en esta ocasión, al inicio del 2016, con el cambio de gobierno y el cochinero que le entregaron a la nueva administración estatal, la situación se agravó sensiblemente.
Sólo hay que ver el pesimista panorama que presenta Héctor Apreza Patrón, secretario de Administración y Finanzas del gobierno de Héctor Astudillo Flores, quien pinta un ambiente bastante desolador, con deudas por todas partes, con proveedores, con constructoras, con las instituciones médicas y de asistencia social y por otros muchos conceptos, que hace que el presupuesto anual resulte insuficiente para hacer frente a todos esos compromisos.
Debe privilegiarse el pago completo y puntual a los trabajadores, porque los empleos son fundamentales para el sostenimiento de las familias, de modo que deben evitarse los despidos, porque la gente trabajadora depende de ese empleo, que en muchos casos es de contrato, que en estas fechas están en el proceso de renovar o cancelarlos según las condiciones y necesidades del trabajo a realizar.
El gobernador Astudillo es de los gobernantes que evita afectar a la gente de base, a los empleados de contrato, porque ellos viven cada seis meses, tiempo de contratación, al filo del despido y de la insolvencia.
Lo que sí debe hacerse es llegar hasta el fondo para ubicar a los llamados “aviadores”, porque no devengan el salario que cobran cada quincena, y que muchas veces alcanza sumas más altas que el sueldo de quienes si cumplen su labor.
SIEMPRE O CASI SIEMPRE hay problemas a principio del año, porque la entrega de los recursos financieros a los estados y los municipios se retrasa más de lo que todos quisieran, lo que causa una “sequía” financiera que ayuda agravar la “cuesta de enero”.
El mal ambiente por la falta de recursos en los gobiernos, en los trabajadores, en las familias, genera situaciones de angustia e incertidumbre al no tener la seguridad de contar con los salarios necesariosn y si se le agrega el delicado problema de la delincuencia, de la violencia y la ineguridad en todas las regiones del estado, el panorama se pinta de obscuro color, sin una salida cercana.
Este pesado y lamentable panorama en Guerrero no se produjo de la noche a la mañana ni por la llegada del nuevo gobierno, sino que es la nefasta herencia que dejaron los tres gobiernos anteriores, de Zeferino Torreblanca, Ángel Aguirre y Rogelio Ortega, quienes dejaron que los problemas se reprodujeran y que la delincuencia se apropiara de todo el territorio estatal, sin casi ninguna resistencia del gobierno guerrerense, en esos tres periodos.
Convirtieron a Guerrero en tierra de nadie o en tierra de los cárteles de la droga que aumentaron escandalosamente, mientras los indolentes gobernantes sólo se preocupaban por vivir bien, con todo lujo y comodidades, cuando la gente enfrentaba toda clase de carencias, de conflictos y de amenazas y agresiones de los delincuentes que alcanzaron una presencia enorme en el estado.
Astudillo heredó problemas, dificultades, carencias y reclamos generalizados de la ciudadanía que demanda, antes que nada, poder vivir en seguridad, con la tranquilidad necesaria que le permita buscar más y mejores medios de subsistencia.
La tarea no es sencilla ni puede hacerse en unos cuantos días ni semanas, porque las dificultades quedaron tan enraizadas y tan extendidas que no es fácil resolverlas, pero el gobernador HAF muestra determinación para salir adelante y voluntad para realizar un trabajo permanente, para sentar las bases de la recuperación y de la mejoría en las condiciones de vida de la sociedad estatal.
Héctor Astudillo se ha multiplicado para buscar salidas a la crisis que recibió y lo mismo acude al gobierno federal, que la iglesia y a la ciudadanía, porque adviertió que sólo con la unidad de todos será posible avanzar en la solución de tantas dificultdes y faltantes que ahora agobian al estado de Guerrero y a sus habitantes.
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