Crecer es como adentrarse en un poema, no basta con leerlo, hay que ir estrofa por estrofa hasta que se vuelve un espejo para cada uno. Luego hay que decidir de acuerdo con qué metáfora desarrollaremos nuestra vida, pues un poema es una pista. Esta puede ser una lectura del libro de John Green, Ciudades de papel, que se presenta en las ediciones del Programa Nacional de Salas de Lectura de la Secretaría de Cultura.
Quentin Jacobsen, es un adolescente de 17 años, un tanto nerd, antirriesgos, que si bien alimenta las filas de los impopulares de la preparatoria, esto no le ocasiona ningún problema. Q, como lo conoceremos de ahora en adelante, es feliz siendo quien es. Su amistad con Radar, creador y administrador de la página Omnictionary, y de Ben, febril personaje que sí anhela ser popular, salir con chicas guapas, hace que su vida en Orlando sea casi idílicamente soleada. Casi, porque existe su vecina, Margo Roth Spiegelman, la más popular de la prepa, la más inalcanzable, la más enigmática también, y de quien Q vive secreta y desahuciadamente enamorado.
Una noche, Margo aparece en la habitación de Q, para invitarlo a ser cómplice de una venganza- carambola a cinco bandas. La vida no puede ser armoniosa si carece de adrenalina, Q acepta robar el auto de sus padres, porque ella lo ha elegido a él, y enrolarse en una noche de derrapones, balazos y ataques de pánico. Una noche para entender el miedo, una noche ideal que cambiará todo, cuando al día siguiente Margo desaparezca.
Cuando alguien o algo desaparece se activan el misterio y el suspenso alimentados por una fuerza interna: la aparición, la develación. Entiéndase que en esta novela no tiene un sentido lineal, sino que son su cimiento metafísico.
Margo ha escapado de casa varias veces, sus padres están cansados de esta hija superficialmente rebelde, por ello deciden esperar a que vuelva. Para Q, la situación no es un capricho, durante la noche compartida con Margo, conoció la oscuridad dolorosa de una adolescente que detesta las ciudades de papel y ser una chica de papel con los hilos rotos, esos datos serán las primeras pistas. Q, descubre que también lo ha elegido para encontrarla, que ha dejado tras de sí las señales que solamente él puede descifrar.
Margo ha dejado caer un camino de migajas en un poderoso señuelo: el Canto a mí mismo, de Walt Whitman. En los versos subrayados Q la busca, busca una dirección a la cual pueda dirigirse. Hurga en las palabras como si fueran mapas.
La segunda parte de la novela es una interpretación intuitiva. Porque Margo, va sugiriéndose, era en realidad una “pseudovisión”, y estos versos son el contorno de un rostro desconocido para los demás. Margo, resulta ser, es un misterio.
Los psicólogos tienen la teoría que la adolescencia es la última y más fuerte batalla que el individuo libra contra la sociedad en pro de sí mismo, para salvar su identidad. El dilema de la personalidad se plantea aquí como cantarse a sí mismo o fundirse en el uno social. Y desde otra perspectiva: ser idealizados o ser conocidos.
El ritmo se dispara conforme Q, Radar, Ben y Lacey (la ex mejor amiga de Margo), se apasionan con la búsqueda. Detectives a tientas que van de Whitman a Omnictionary. De explorar ciudades de papel a prepararse para el tramo final de la preparatoria y el baile de graduación. Todo es urgente, todo es inmediato, es una carrera contra el reloj de las decisiones, de los grandes cambios demasiado cercanos y además hay que encontrar asiento en la función de la existencia.
Divertida, emotiva y vital es la tercera parte, un road trip posmoderno en tiempo record, narrado hora a hora, con destino a una ciudad ficticia pero real, condimentada con grandes cantidades de bebidas y barritas energéticas. Con togas al aire y el encuentro con la muerte. Es el momento de probar si las pistas lo eran y sobre todo, si las han interpretado correctamente. Es el recorrido para probarse a sí mismos.
Es final del camino del héroe, cualquier héroe, la cita con su destino: “Irás a las ciudades de papel y no volverás”
John Green nació en Indianápolis en 1977 y se graduó en lengua y literatura inglesa y teología, en el Kenyon College. Autor de novela juvenil, recibió en 2006 el Premio Printz por su novela, Buscando a Alaska. En 2006 publicó El teorema Katherine. Recibió el Premio Edgar Allan Poe, por Ciudades de papel, en 2009. Y en 2010 el Premio de Literatura Corine, por la misma novela. En 2012 publicó Bajo la misma estrella, novela que ha sido recibida por la prensa con críticas entusiastas y permanece en lo más alto de las listas de ventas en todo el mundo desde su publicación.
John Green, Ciudades de papel, Conaculta/ Nube de Tinta; México, 2014; 368 pp.
0 Comentarios