Con una afluencia superior a los 60 mil visitantes concluyó el pasado 28 de febrero La exposiciónpendiente 1973-2015. Orozco, Rivera y Siqueiros, en el Museo Nacional de Bellas Artes en Santiago de Chile.
Conformada por 76 obras de los principales representantes del muralismo mexicano, pertenecientes a la colección patrimonial del Museo de Arte Carrillo Gil, la muestra llegará al Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, Argentina, a partir del 3 de mayo.
Para esta ocasión la curaduría estará a cargo de Carlos Palacios y Cristina Rossi, quienes le darán una nueva lectura a la exhibición, centrándose en el espacio museográfico y en un diálogo con la colección del museo argentino.
Por otro lado, resaltarán el valor histórico de la muestra en ambos territorios sudamericanos, los cuales compartieron situaciones políticas y sociales similares en los años setenta.
En el caso de Chile, además de presentar la obra pictórica de los artistas mexicanos se realizó una reconstrucción documental que contextualizó el estrecho vínculo entre Chile y México, reforzado por el ideario social y político compartido por sus presidentes.
También reveló el testimonio de Fernando Gamboa (1909-1990), quien dejó constancia de sus pensamientos durante los caóticos momentos del golpe de Estado a través de grabaciones.
El amplio programa de extensión incluyó el seminario de reflexión Arte, política y museos. Disidencias, residuos y construcciones sociales de la memoria; un ciclo de conversaciones con temas como el indigenismo femenino y las brigadas muralistas de los setenta y el curso La cultura mexicana en la memoria del pueblo chileno y Latinoamérica.
“Después de 1973 hubo varios intentos de llevar la muestra a Chile, pero por diversos factores administrativos no se había concretado. Fue el entusiasmo del embajador Granados que se logró retomar esta idea y que no se había materializado. Esto es algo excepcional en la historia del arte mexicano”.
Así lo expuso José Luis Martínez, titular de la Dirección General de Asuntos Internacionales, quien asistió a la inauguración realizada en noviembre del año pasado, en representación de Rafael Tovar y de Teresa, titular de la Secretaría de Cultura del gobierno mexicano.
Entre las obras que el público chileno disfrutó se encuentran las pinturas cubistas El arquitecto(1915-1916) y Maternidad (1916), de Diego Rivera; así como 21 obras, pinturas, litografías y croquis de José David Alfaro Siqueiros, entre ellas Zapata, estudio para el mural del castillo de Chapultepec (1966), Torso femenino (1945) o el Retrato de José Clemente Orozco (1947). La relación de Siqueiros con Chile estuvo representada por los grabados realizados para ilustrar el Canto general, de Pablo Neruda.
La selección más numerosa correspondió a José Clemente Orozco, con 50 piezas, entre óleos y grabados previos a los murales de gran contenido político. Entre ellas se apreciaron obras emblemáticas como El fusilado (1926-28), El réquiem (1928), Pancho Villa (1931), Cristo destruye su cruz (1943) o Los teules IV (1947).
Ante el éxito de La exposición pendiente 1973-2015. Orozco, Rivera y Siqueiros, su periodo de exhibición contemplado hasta el 21 de febrero se extendió una semana más.
La realización de esta histórica muestra que conmemoró el 25 aniversario del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Chile y México fue posible gracias a la coordinación entre distintas instituciones de ambos países.
Por parte de México: la Secretaría de Cultura, Amexcid, el Museo de Arte Carrillo Gil y la Embajada de México en Chile. Las instituciones chilenas involucradas fueron la Agencia de Cooperación Chilena para el Desarrollo (AGCID) y la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos de Chile (DIBAM), a través del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA).
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