A 125 años de su natalicio, recuerdan el legado y técnicas de Max Ernst




La obra del artista visual Max Ernst (Brühl, Alemania, 2 de abril, 1891-París, Francia, 1 de abril de 1976) fue múltiple y misteriosa, a él no le gustaba hablar o explicar sus piezas, pues decía que tenían que hablar por sí mismas.

“Hablaba de la técnica, pero nunca explicaba el misterio detrás de las piezas y muchas veces con toda intención ponía títulos que ayudarán a abrir la imaginación, sin decir exactamente de qué estaba hablando”, expuso la maestra en museología Teresa Arcq en la conferencia Una obra, una historia.

En el Museo Tamayo Arte Contemporáneo, recinto que tiene en su acervo la obra (1943), pintura que muestra columnas de apariencia rocosa o tal vez estructuras vegetales que se proyectan en sombras largas creando un paisaje metafísico, Teresa Arcq y Laura Martínez Terrazas, coordinadora de la Colección Ortiz Monasterio Riestra, hicieron un recorrido cronológico de la vida del creativo, a través de sus obras y técnicas.

La audiencia presente en el auditorio del espacio museístico escuchó en esta cronología los inicios del artista en 1919 con el dadaísmo, su paso por el surrealismo, su éxito en Estados Unidos, su amistad con la pintora Leonora Carrington y las técnicas que empleó para sus obras, como el y el . frottage grattage.

Laura Martínez Terrazas explicó que Max Ernst con cada técnica que utilizó buscó reflejar necesidades y respuestas. “Las combinaciones, texturas, experimentaciones, materiales y técnicas que llevó a cabo a través de los años, dan cuenta de la búsqueda por la identidad y la resignificación de su lugar en el mundo y del sentido de su existencia en los diferentes recintos donde trabajó en Alemania, Francia o Estados Unidos”.

La especialista señaló que la técnica empleada en cada etapa de producción de Ernst permite conocer su devenir artístico como parte de una generación enfrentada con la revolución industrial y las guerras sociales. “Cada proceso compositivo es prueba de que el artista pasó por diferentes periodos y experiencias vitales que le permitieron desarrollar las técnicas más famosas del surrealismo a partir de la experimentación materica y la perfección de las mismas en la práctica artística”, apuntó.

Comentó que en la década de los años treinta, tras su paso por el dadaísmo, forma parte del grupo de los surrealistas, donde destacó su búsqueda, técnica y obras, al tiempo que dio vida a su alter ego.

En el acto también se hizo referencia al contexto social y político de los años en los que Ernst se desarrolló, pues a inicios de la Segunda Guerra Mundial se vio obligado, al ser Alemania el país enemigo para los franceses, a salir de la ciudad parisina, emprendiendo un viaje a Estados Unidos.

Martínez Terrazas añadió que Ernst al llegar a Estados Unidos inició una nueva etapa creativa y una exploración pictórica que tendría que ver con la técnica de oscilación y el regreso a las esculturas ensambladas.

“Ernst siempre trabajó bajo la premisa de que la invención y la creación de nuevas formas sólo se consuma cuando estas formas son interpretadas, digeridas y procesadas por el artista. En el centro de la concepción estética del artista, la invención pictórica debe estar al servicio de la imaginación.

“Su práctica artística estuvo definida tanto por sus técnicas en las que trabajó, como por sus obras. Fue pintor, ilustrador, escultor, escritor e investigador que expresó su particular manera de interpretar al mundo y el entorno del momento. Fue un hombre que logró crear a partir del caos”, puntualizó.

Por su parte, Teresa Arcq se adentró en las técnicas y producción de Max Ernst a partir de sus propios escritos. “Él fue llevando un diario (Más allá de la pintura, publicado en 1946) que fue corrigiendo y adaptando, escribía sobre sus propias reflexiones acerca de la pintura, la creatividad y las diferentes técnicas”.

La maestra señaló que lo interesante en la obra de Max Ernst es que él pasó por diferentes procesos, a diferencia de otros creativos que empiezan a experimentar al principio de su carrera y después encuentran el estilo que van a desarrollar a través de los años.

“Fue un artista que estuvo interesado en la alquimia, factor interesante porque su pintura y su trabajo en siempre tuvo que ver con este concepto básico de la alquimia, de la transformación. En sus obras combina elementos que pertenecen al reino mineral, animal, humano y de creación del hombre, incluyendo lo divino y celestial. Su obra es compleja y vasta”, mencionó.

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