Los códices de los pueblos originarios resguardan la historia, parte de nuestra identidad y resuelven dudas acerca de nuestro pasado a partir de las investigaciones de especialistas que dedican su vida a descifrar estas narraciones.
Azoyú 2, códice publicado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Fondo de Cultura Económica (FCE), a partir del trabajo de Constanza Vega Sosa (1932-2011) y Michel R. Oudijk, narran una serie de conquistas realizadas por los gobernantes de Tlapa-Tlachinollan.
Este trabajo póstumo retoma los textos de Constanza Vega, marcando las invisibles fronteras de la identidad cultural y justificando el ejercicio del poder por parte de la cultura tlapaneca en la Región de la Montaña, en Guerrero, a través de narraciones indígenas virreinales de 136 años.
Durante la presentación de este material, con la presencia de los investigadores Alfredo López Austin, Salvador Rueda, Michel R. Oudijk y Francisco González Hermosillo, se rindió homenaje a la investigadora y a los pueblos de Guerrero de ayer y hoy.
La historia de los códices y los descubrimientos a partir de ellos es plagada de sucesos azarosos, involucrando a personajes tan importantes como Eulalia Guzmán y Salvador Toscano.
Los códices de y narran una serie de conquistas realizadas por los gobernantes de Tlapa-Tlachinollan, aunque durante un largo periodo se creyó que soló era una variante relatando hechos similares fechados alrededor de 1565, pero esta edición desmiente esta versión.Azoyú 1 2Azoyú 2,
“Este hermoso documento es único, ya que con él tenemos dos documentos de dos fracciones distintas de un mismo hecho, lo que es importante, ya que casi siempre tenemos una versión, la del ganador”, destacó Michel R. Oudijk.
En estos documentos relacionados con la parcialidad náhuatl de Tlapa, se explican las relaciones personales entre las casas de poder, representando la complejidad étnica en su vida diaria.
Constanza Vega, junto con Oudjik, explican símbolos y pictografías tlapanecas; por ejemplo, el jaguar y su relación con la vida de estas sociedades. Además se citan referencias de costumbres y fiestas que han llegado a la actualidad, desde el punto de vista etnológico, reflejando las relaciones entre los conquistadores españoles y los nativos mesoamericanos.
“Fue para mí un gran placer y honor trabajar en este texto de Constanza y lograr la publicación de este que fue su último trabajo. Y qué mejor homenaje que leer sus textos”, dijo Oudjik.
La investigadora dotó de pragmatismo político a la publicación que lo forman ocho pictogramas en su tronco, dejando entrever las dificultades que enfrenta la filología, ya que se necesita conocer de otros textos para entender el contexto, señaló el especialista Salvador Rueda.
Resolver las imágenes llevó tres generaciones de grandes especialistas y esta edición pone en las manos de lectores comunes estas importantes investigaciones que narran la historia de estos pueblos sin estar exenta de dramatismo.
Ambos códices han servido para conocer el sentido administrativo de estas crónicas, Vega Sosa entendió el ritmo del pago de tributo a Tenochtitlán, ya que los signos dejan poco margen a la casualidad, permitiendo reconocer personajes y situaciones.
En este sentido, este pertinente recorrido permitió conocer que el es muy cercano al estilo de los pictogramas de la zona centro de México, por lo cual se señaló que es llamativo este amplio grupo de documentos para una región tan pequeña.
Por su parte, Alfredo López Austin se unió al homenaje de Vega Sosa recordando la importante labor que desarrolló en la Dirección de Estudios Históricos del INAH y dijo: “Los libros pueden ser vulnerables, fragmentados. Para conocer una realidad histórica hay un camino: la tipología”.
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