Desde los cuatro años Consuelo Velázquez (Zapotlán el Grande, hoy Ciudad Guzmán, Jalisco, 21 de agosto, 1916-Ciudad de México, 22 de enero, 2005) asombró a propios y extraños al tocar de oído en un pequeño piano -obsequio de uno de sus tíos- melodías que llamaban su atención, entre éstas el Himno Nacional mexicano.
Desde entonces la compositora inició una exitosa trayectoria como pianista, apuntalada con un recital que ofreció en el Palacio de Bellas Artes en 1938, a los 22 años.
“Se trata de una mujer que tenía una gran preparación musical. Se recibió de pianista concertista en junio de 1938 y eso le dio una solidez y rigor extraordinario. Aparte que toda su vida tocó música clásica o de concierto.
“Ese rigor creativo que sabía compaginar con una emotividad extraordinaria hace que sus canciones sean únicas por su perfección musical, su gran sensibilidad y emotividad, además de ser parte de la pedagogía sentimental de los mexicanos y de mucha gente en América Latina, España y otras partes del mundo”, detalló en entrevista Mariano Rivera Velázquez, hijo de la autora de Bésame mucho.
Para Pável Granados, investigador, especialista en la obra de Consuelo Velázquez y coordinador del Catálogo de Música Popular Mexicana de la Fonoteca Nacional, el talento y obra de la compositora quedó como la herencia de una época y demostró que fue una pionera de la música popular y una gran mujer que dejó su carrera en Estados Unidos por hacer su familia y vivir en México.
“Apostó por hacer su carrera en México a pesar que le abrieron las puertas de Hollywood. Su importancia radica en que hizo un bolero como nunca antes, completamente sincero y que no existía en la música mexicana, porque ella incorporó su talento pianístico del repertorio clásico con la música popular y la estadounidense”, refirió Pável Granados.
El talento musical de Consuelo Velázquez la llevó a presentarse como solista con las orquestas sinfónicas Nacional y de Guadalajara, así como con las filarmónicas de la UNAM y del Bajío. Por sus logros fue invitada a tocar en XEQ, filial de la XEW, donde conoció a Mariano Rivera Conde, entonces director de programación de la radiodifusora y con quien contrajo matrimonio el 25 de octubre de 1944.
Ese mismo año su tema Bésame mucho, inspiró a las parejas separadas por la Segunda Guerra Mundial y se convertiría en icono de expresión del amor romántico en todo el mundo.
Para Armando Manzanero, presidente de la Sociedad de Autores y Compositores de México, Consuelo Velázquez fue una mujer con una vida productiva y grandiosa cuya obra es una maquinaria que gira sola.
“Bésame mucho se canta todos los días, a todas horas y en todo el mundo. Es la canción más interpretada en todos los idiomas y la más ejecutada en el mundo entero. Hasta ahora esta obra de Consuelito Velázquez es interminable”, destacó en entrevista.
De acuerdo con Mariano Rivera, se trata de una canción donde demuestra que su obra está cargada de una sensibilidad extraordinaria, emotividad, precisión en su estructura y rigor creativo.
“El caso de Bésame mucho es único en la historia de la canción popular. Su éxito es mundial, desde que salió hasta la fecha. En la página AllMusic se cuentan más de cuatro mil 500 versiones que se pueden conseguir.
“Un éxito de esta dimensión opaca a cualquier otra composición, sin embargo todas las canciones de mi mamá son muy importantes también y tienen fama internacional, como Verdad amarga, Amar y vivir, Cachito o Que seas feliz”.
Pável Granados aseguró que Bésame mucho es la canción a través de la cual Consuelo Velázquez, a pesar del paso de los años, nos hace sentir y entender el momento cultural de México de esa época.
“La pieza es originalmente un blues, claro que se ha convertido en más cosas, pero su esencia es esa. Con esta canción Consuelito leyó una época, un tiempo y por eso su beso no es el de la entrega total, es el de la despedida en el mundo de la guerra mundial, el de una entrega absoluta y el de una confianza definitiva en el amor.
“Es una visión del amor completamente femenina. Ella está cantando su decir: que en la relación de pareja, la mujer también tiene voz, voto y derecho a expresar cómo debe ser la relación. Está hablándole de tú a la otra persona y diciéndole que el amor es, ante todas las cosas, entrega, algo sincero, tangible, cercano, trascendental y verdadero”.
De acuerdo con Mariano Rivera Velázquez, su madre dejó un legado de entre 50 y 60 piezas, entre las que destaca una serie de 10 canciones inéditas o casi inéditas que no han sido grabadas como la melodía Amar.
El amor, la alegría de vivir, su sentido del humor, el asombro ante la existencia y el mundo, así como la posibilidad de elevar los sentimientos al máximo, incluso que lleguen a trascender esta dimensión para ser una especie de ofrenda, de agradecimiento a la divinidad, son algunas de las características de su obra, elementos que están plasmados en canciones icónicas de la compositora, como Yo no fui o Chiqui-chiqui (escrita para su hijo Mariano).
La canción que más me gusta es Franqueza -añadió Armando Manzanero-, porque la letra es bonita. “Lo más grande que tuvo la maestra Consuelo es que con su música se adelantó a la época en cuanto a que la mujer agarra un lugar, una categoría y una calidad de vida importantes en una sociedad tan machista. Ella asciende y dice cosas bravas antes de tiempo”.
Su obra -agregó Mariano Rivera- es fundamentalmente de una gran versatilidad creativa, porque abarca todos los géneros y la mayoría de los ritmos, además cada canción se adecúa a un momento de su personalidad y tiene una intención creativa que refleja esa gran observación que tenía de la vida, de lo que la rodeaba, de lo cotidiano y trascendente.
“Amar es un gran himno al amor. El catálogo de mi madre enseña que tuvo una gran creatividad, que siguió en evolución y de ninguna manera se quedó circunscrita al bolero, a los años cuarenta o cincuenta o a Bésame mucho, sino que estuvo activa hasta el final y que es una compositora del mundo hispánico que ha estado más ligada al jazz, soul, blues y rock; esto se observa en canciones como Anoche y Tenaz obsesión”.
Se trata de canciones -detalló Pável Granados- “a través de las cuales Consuelito nos muestra que para ella, por encima de cualquier cosa, lo importante era preservar el amor, por eso tiene canciones como Franqueza, Verdad amarga y Corazón.
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