Boris Viskin. La belleza llegará después… concluyó su periodo de exhibición este domingo 28 de agosto en el Museo de Arte Moderno con una afluencia de 169 mil 629 visitantes al Museo de Arte Moderno, donde se presentaron más de 90 piezas, entre pinturas, esculturas, obras a muro, instalaciones, ensamblajes, series y técnicas mixtas, que dieron cuenta de la producción del artista mexicano en los últimos 15 años.
“La exposición me gustó porque es una excelente oportunidad para conocer su obra. Personas como yo, que sólo habíamos visto pocas piezas anteriormente, ahora hemos disfrutado de una amplia variedad para tener un panorama más profundo de este artista”, señaló la historiadora Ehkiñe Graell Larreta.
La joven visitante consideró que la exhibición ubicada en el segundo piso del recinto museístico ofrece aspectos que van más allá de la capacidad creativa y expresiva de Viskin.
“Me llama la atención las referencias hacia temas sociales e históricos que aparecen en las obras e incluso a otros artistas, por eso el título sintetiza muy bien lo que quiere decir la exposición, el arte como mensaje y no sólo referente a una cuestión estética”.
Entre las piezas hay referencias a Marguerite Duras, Heidegger, José Guadalupe Posada y a Piero della Francesca, al lado de comentarios a periodos del arte como el conceptual.
Una de las novedades es que se exhibe por primera vez de manera lineal el políptico Sonata para una noche cíclica, conformado por 124 piezas.
En ese sentido, Luis Daniel González, otro de los visitantes de la muestra, aseguró que un aspecto interesante es la ficha técnica de las obras, las cuales incluyen pequeñas crónicas sobre el momento y la situación que le dio origen.
“También me gustó que hay diversidad de técnicas y eso lo hace más ameno para quien la visita, porque no se encasilla en una faceta de él.
“Otro aspecto es ver cómo el artista reutiliza materiales para crear sus obras. Es una exposición para que muchas personas se acerquen y lo conozcan. Tienen cierta innovación y atractivo estético”.
Y es que Boris Viskin utiliza materiales de construcción, resinas, hule y elementos alejados de los cánones de belleza clásica para generar un trabajo en el que también está presente el humor.
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