Para el dramaturgo, ensayista y director teatral Luis Fernando de Tavira Noriega (1 de septiembre, 1948) el teatro es la disciplina que convierte la vida en una obra de arte y hace que las personas sean espectadoras de sí mismas.
El director teatral, Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Bellas Artes 2006, cumple 68 años de edad, de los cuales casi 50 ha dedicado de manera profesional al arte escénico.
Para el director teatral José Caballero las aportaciones de Luis de Tavira al teatro contemporáneo mexicano han sido muchas, pues no sólo ha sido creador de una serie de notables montajes de los años setenta del siglo XX a la fecha, sino que además se ha destacado por ser un constructor de instituciones teatrales.
Expuso que Luis de Tavira ha aportado en sus obras de teatro un estilo propio. “Es dueño de una notable imaginación plástica, su composición, sentido del ritmo, el uso de los recursos y la mecánica teatral, me parece es muy notorio en su trabajo”.
José Caballero abundó en describir a Luis de Tavira como un director perteneciente al movimiento de quienes consideran a la escena como el lugar donde se hace la escritura final del teatro.
“Luis nunca ha dejado de meter mano en las obras dramáticas que ha hecho, las enriquece con su visión y un muy particular sentido del drama; asimismo, tiene una gran sensibilidad y formación en la manera en la que construye personajes y trabaja con los actores. En la experiencia como actor con Luis de Tavira, me encontré con una dirección firme y clara, así como con un trato sumamente amable y entrañable”.
Destacó que Luis de Tavira se ha caracterizado por hacer una recreación de obras clásicas de distintas épocas, fundamentalmente de los clásicos españoles y contemporáneos. “Me parece que siempre aporta una visión particular, vigorosa, notable, que en definitiva lo convierte en uno de los grandes creadores del teatro mexicano de la segunda parte del siglo XX y de principios del actual”, expresó José Caballero.
Luis de Tavira es, desde 2009, director artístico de la Compañía Nacional de Teatro (CNT) función que destacó José Caballero, pues dijo, el miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) ha brindado a los actores una estabilidad y dignidad, además de establecer un repertorio que ha enriquecido notablemente los últimos años la cultura teatral mexicana.
Por su parte, la escritora y dramaturga Estela Leñero describió a Luis de Tavira como un hombre con preponderancia en el teatro mexicano por la propuesta escénica que ha desarrollado a lo largo de su carrera.
“De Tavira tiene una propuesta estética respaldada por toda una filosofía escénica que ha podido transmitir a los diferentes grupos y colectivos en los que ha participado”.
Estele Leñero precisó que sus puestas teatrales son de gran formato, las cuales consiguen transmitir diferentes formas de ver la vida. “A través de los autores que ha llevado a escena y una propuesta visual giratoria, con posibilidades de mover grandes volúmenes, Tavira ofrece un impacto visual y de contenido que genera una serie de opiniones diversas, lo que también enriquece a nuestro teatro”.
La colaboradora de periódicos de circulación nacional y diversas revistas de teatro recordó cuando participó con Luis de Tavira en el Centro de Experimentación Teatral del INBA. “Fue un surgimiento en los años ochenta que tuvo gran resonancia en la presencia teatral, en el quehacer de las artes escénicas. Luis de Tavira propuso una combinación de puestas en escena de diferentes tipos, el teatro de autores extranjeros, de teatro mexicano. Pienso que difundió un espíritu y mística de lo que significa el teatro, lo que significa partir desde un texto, un concepto, hasta una puesta en escena. De manera personal eso me ha acompañado a lo largo de toda mi vida”, agregó.
Con su dirección se observa su concepción del espacio escénico, donde crea o imagina la posibilidad de cambiar o sugerir escenarios, avisparlos y hacer que los actores los habiten. “Me parece que tiene toda una propuesta donde muchos podemos aprender de él y que han marcado la historia de la escena en México”.
En opinión del investigador y dramaturgo Jaime Chabaud, Luis de Tavira es una de las referencias ineludibles de la cultura y el teatro nacional. Amén de su extraordinario trabajo como director de escena y ocasionalmente dramaturgo.
“Ha sido un gestor infatigable que ha dado a luz o promovido proyectos importantes para la escena, como Casa del Teatro, el Centro Dramático de Michoacán, el Centro Universitario de Teatro de la UNAM, el Núcleo de Estudios Teatrales y otras iniciativas, generalmente acompañadas de otros grandes maestros que han calado hondo en el devenir del teatro”.
Jaime Chabaud destacó la labor de Luis de Tavira como pedagogo, ya que, indicó, resulta crucial para entender a las generaciones de hoy e indicó que se puede estar en favor o en contra del pensamiento taviriano.
“Lo cierto es que en ese mismo estar en favor o en contra se pone en evidencia que nadie lo puede ignorar. De Tavira lleva entregado a la profesión y a los colegas casi cinco décadas. Él es cimiento de nuestro teatro, es polémico, es avasallante, es sabio y no exento de equivocaciones”, apuntó.
Luis Fernando de Tavira Noriega se ha desempeñado como dramaturgo y director de teatro, ensayista, poeta, pedagogo y maestro. Ha dejado su sello en los foros, las escuelas y las instituciones en donde ha participado y, sobre todo, en las que fundó, como el Centro Universitario de Teatro de la Universidad Autónoma de México (UNAM) que creó junto con Héctor Mendoza, donde fue director durante cuatro años. De la misma manera, fue director y fundador del Taller de Teatro Épico de la UNAM y del Centro de Experimentación Teatral del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
El renombre de Luís de Tavira como pedagogo y maestro también trasciende fronteras, pues ha estado en Italia, España, Alemania, Rumania, Argentina, Dinamarca, Francia, Cuba, Costa Rica, Colombia y Estados Unidos, para dictar conferencias e impartir talleres y seminarios sobre dirección escénica, actuación, pedagogía de la actuación, teoría del teatro, teoría dramática, estética e historia del teatro y ética, así como estética del teatro en el mundo contemporáneo.
Sus primeras puestas en escena correspondieron a un teatro religioso, litúrgico, luego vino su época brechtiana, iniciada con el montaje de Esperando al zurdo, que marcó el inicio de un compromiso de orden político, lo que más tarde se transformó en su visión personal y del teatro.
El miembro del Consejo Mundial de las Artes de la Comunidad Europea (UNESCO), ha dirigido más de 70 espectáculos teatrales en México y más de una docena en el extranjero. Entre sus libros de teoría se encuentran El espectáculo invisible, Teatro es tono y Hacer teatro hoy.
Entre sus obras estrenadas están Premática de los excesos de un sátiro despechado y arrepentido penitente (1972), Sodoma y Gomorra (1972), Officium tenebrarum (1972), Il livro di Job (Frascati, Roma, 1972), La banda de Dionisos (The crew of Dyonisos) (Santa Clara, California, 1973), Missa solemnis (San Francisco, California, 1974), Inpromptu para tuba en llamas (1979), El general madruga (en colaboración con J. Garrido y Arturo Beristáin, Frei Volsbuhne, Berlín, 1982), Novedad de la patria (1983), Zozobra (basado en los poemas de Ramón López Velarde, FIC, 1988), La conspiración de la cucaña (homenaje a Alfonso Reyes, en colaboración con Alfonso de María y Campos, 1989) y La séptima morada (1991).
En sus recientes montajes destacan Los ejecutivos, de Víctor Hugo Rascón Banda; Siete puertas, de Botho Strauss; Santa Juana de los mataderos, de Bertolt Brecht; La dama boba, de Lope de Vega; El círculo de cal sobre Der Kaukasische Kreidekreis, de Bertolt Brecht; El jardín de los cerezos, de Anton Chéjov; La expulsión y El infierno, lectura a 11 voces, y este 2016Pequeños zorros, de Lillian Hellman, versión al español y dramaturgia de Luis de Tavira.
Entre sus reconocimientos se encuentran el Premio a la Mejor Mise en Scene por Novedad de la patria, en Canadá; Premio César a la Mejor Dirección por Live is a dream, en Estados Unidos; Premio Ollantay por Nuevos aportes, en Venezuela, y los premios Juan Ruiz de Alarcón, Salvador Novo y Gran Premio de Honor.
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