El actor y productor de teatro, cine y televisión, Carlos Bracho (Aguascalientes, 1937) presentó en la Sala Manuel M. Ponce, del Palacio de Bellas Artes, dos publicaciones que considera autobiográficas: Muerte en la azotea y La lujuria del gourmet (Ed. Benma). La primera, basada en su experiencia en la política, retoma aspectos de la guerrilla mexicana, mientras que en la segunda revisita su recorrido por el mundo de la gastronomía.
En el acto participaron los ensayistas Dionicio Morales e Ignacio Trejo Fuentes, quienes además de referirse a los volúmenes destacaron los diferentes intereses del histrión, quien ha incursionado en otras facetas, como la pintura, la literatura y la política.
El poeta Dionicio Morales señaló que, por una necesidad expresiva, actores han llegado a la escritura, siendo Carlos Bracho uno de esos “garbanzos de a libra” que en sus incursiones en diferentes disciplinas ha dejado huella perdurable.
Sobre La lujuria del gourmet (obra que presenta cartas amorosas dirigidas a una mujer), señaló que es un trabajo original tanto en el medio literario como el gastronómico que cuenta con virtudes temáticas, culinarias y humorísticas.
Comentó que el libro dividido en cuatro capítulos: ¡Como México no hay dos!; Las delicias de la comida extranjera; Viva el buen vino, que es el gran camarada para el camino (Pío Baroja), y De los olores el pan, de los sabores la sal, es de lectura ágil y verdadero placer.
“Cada parte del libro tiene su atractivo, además de ser útil para el conocimiento de la cocina y los vinos de varias partes del mundo, nos sirve de guía para conocer algo físico y ambiental de los lugares seleccionados por el autor. La lectura se disfruta. Se queda la impresión de que estamos frente a la obra de un escritor que no defrauda a un lector atento, cuanto más a los que no tengan prejuicios intelectuales y tomen la lectura como pasatiempo extraordinario del que se van a disfrutar nuevos conocimientos de vida”, apuntó Dionicio Morales.
Con respecto al título Muerte en la azotea, compartió el planteamiento, mismo que va en diferentes rumbos y sentidos, abarcando momentos clave en la historia revolucionaria de México en el siglo XX.
“En este volumen Carlos Bracho, el luchador social y hombre de letras, rememora algunos episodios dentro del movimiento del 68, la guerra de guerrillas de los años setenta y plasma de forma original los acontecimientos que se han vivido en el pasado y seguimos viviendo en el presente”, expuso.
Destacó que con genio, crítica corrosiva, humor negro, furia y pasión republicana, Carlos Bracho integró un todo con hechos históricos específicos y actitudes vivenciales.
En su oportunidad, Ignacio Trejo Fuentes destacó que característica constante en la literatura de Carlos Bracho son los textos divertidos y eróticos, lo que queda de manifiesto en El gourmet de la lujuria.
Sobre Muerte en la azotea, relató que el personaje principal se encuentra en la azotea de un viejo edificio donde empieza a recordar su participación política, su vida de guerrillero en el sur del país.
“Carlos Bracho es poeta y se nota mucho en esta novela, destaca su cualidad de darle a cada personaje su propia voz. La autenticidad, su experiencia dramática en el teatro le ha dado esa visión. Su narración nos mantiene con el interés del principio al final”, indicó.
Carlos Bracho, quien forma parte del programa “Leo… luego existo” de Extensión Cultural del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), también es miembro de la Sociedad General de Escritores de México. En 1997 publicó el libro Cuentos cínicos. Fue editorialista de El Universal, de 1983 a 1985, y del Diario de México desde 1989. Como dramaturgo ha escrito Por qué Neruda ySueño de amor y Muerte.
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