Falcotitlan: DOS MIL DIECISEIS

Hugo Falcón Páez


Antes de morir el año, vivimos el que viene.


Basándonos en el calendario Gregoriano, nuevo o renovado. Tenemos que dos mil dieciseis fue un año bisiesto, es decir, fueron 366 días y no 365. Cada cuatro años, febrero tiene un día más, esto ocurre porque un año oficialmente no tiene 365 días, sino 365.25. Sumando un día cada cuatro años tenemos la solución al entredicho, entonces cada año que se puede dividir entre cuatro es un año bisiesto. El calendario que nos rige fue denominado por su promotor el papa Gregorio XIII, el Vicario de Cristo promulgó el uso de éste por medio de la bula (documento pontificio) Inter Gravissimas, el cual vino a sustituir en 1582 al calendario juliano, usado por Julio César al instaurarlo en el año 46 a. C. Así como un juego de destreza, nos sumergimos en la mnemotecnia y revisemos ciertos nombres, ciudades o cosas, como Enrique Peña Nieto, Acapulco, Guerrero, Vladimir Putin, Donald Trump, Barack Obama, Hillary Clinton, Siria, Aleppo, ONU, Prince, David Bowie, Carrie Fisher, George Michael, CDMX, petróleo, gasolina, escasez, pobreza, muro, orden, paz, PRI, PAN, PRD, MORENA, Peso, Dólar, Pemex, Nochebuena, Navidad, Fin de Año, siete mil millones de habitantes, 2016, 2017…


En este ejercicio, podemos colapsar ideas que pueden construir un mejor mundo, sin duda. Como seres humanos, también constituirlo como personas, ciudadanos, hombres, mujeres, a la par de nuestra niñez, la tercera edad, los de capacidades diferentes o especiales y diversidad sexual. Un mundo que existe en un solo instante, el futuro. La reflexión nos sume hacia el dónde vamos y de dónde vinimos. Entre la neblina de información académica, tenemos datos que nutren nuestra forma externa, y perdemos la belleza entre lo que es la sociedad y nuestra familia, lo que es el Universo y nuestro Yo. Para dar lectura e indudablemente entender un sí y un no, a través de las redes sociales, y entonces retornar a lo que aprendimos hace muchos años, recurriendo a la historia, a los libros, a los olvidados, al secreto, a la ley.


Este año no fue perfecto, ni mediocre, ni mucho menos ignorado. Pero sólo usted querido lector, sabrá a ciencia cierta y a través, lo que fue correcto y bueno. Las pérdidas materiales no afectan, sólo aquellas que en los sueños incluso, nos persiguen. Como monstruos débiles, como demonios antiquísimos que reviven. El instinto de conservación nos hace prevalecer entre la ciencia, el arte, la tecnología, para enarbolar el pensamiento y postrarlo en la cultura. Por ello, te deseo lo mejor siempre.


Este año no fue imperfecto, ni sabio, ni mucho menos conocido. ¿Qué te preguntas, qué te respondes? Tu vida es la acumulación del tiempo, amor, muerte, fe. Antes de morir el año, vivimos el que viene.

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