A 70 años del natalicio de Óscar Liera (24 de diciembre de 1946 - 5 de enero de 1990), el dramaturgo, poeta y director de escena es recordado no sólo por ser un promotor de la dramaturgia regional de Sinaloa (su estado natal), sino también por la eficacia teatral de sus textos con un lenguaje lleno de poesía y crítica social.
Con la realización de 36 obras de teatro, Óscar Liera se caracterizó por su crítica y sentido del humor hacia la Iglesia y el gobierno, además de la inclusión de las costumbres y el habla popular del noroeste del país.
Entre sus trabajos destacan El camino rojo a Sabaiba, El jinete de la divina providencia, Los negros pájaros del adiós y Los camaleones, además de ser el fundador del Taller de Teatro de la Universidad Autónoma de Sinaloa (Tatuas), en donde montó piezas con un abierto análisis sobre el abuso del poder.
Fue considerado el enfant terrible de la generación de 1984; sus obras tocaron temas polémicos tal es el caso de Cúcara y Mácara, farsa representada por la compañía Infantería Teatral, la cual causó revuelo la primera vez que fue presentada debido al tema anticlerical que manejaba.
En tanto que en El Jinete de la Divina Providencia se acercó a la figura de Jesús Malverde, uno de los personajes más controversiales por representar una especie de Chucho El Roto.
Por otro lado, Óscar Liera también desarrolló temas como la soledad del individuo y su necesidad de establecer relaciones a pesar de poner en riesgo su vida, tal es el caso de la puesta Dulces compañías.
De acuerdo con Lidio Sánchez Caro, director mexicano afincado en Madrid, España, podrían subrayarse varios aspectos de interés en su producción dramática y en la eficacia teatral de sus textos.
“La brillantez de sus diálogos; el desarrollo de conflictos y situaciones que, llevados hasta un límite, consiguen plasmar de manera impactante los temas políticos y sociales que le interesaban; la sabia construcción de su narrativa, así como la facilidad que tiene para introducir en sus historias recursos provenientes de otros ámbitos del espectáculo: el circo, la danza, los títeres, los números de feria”.
En entrevista con la Secretaría de Cultura, consideró que en su dramaturgia, Óscar Liera demuestra un conocimiento envidiable de la esencia del teatro, además de haber sido un excelente director de escena.
“Destacaría también la fuerza de sus imágenes poéticas; el trazo preciso de sus personajes, lo que los hace muy atractivos para los actores; y, por supuesto, su capacidad para conectar con el público: ya sea a través de la potencia de las emociones, de sus atmósferas -mágicas e inquietantes-, o la utilización de recursos cómicos netamente populares, incluso en situaciones trágicas”.
Lidio Sánchez Caro, quien dirige Artistas y Punto (Artistas Y.), explicó que para la compañía fundada en 1993, Óscar Liera se ha vuelto una figura relevante.
“Una de las principales lecciones que hemos aprendido de Óscar Liera es que de lo local se puede llegar a lo universal. La idea, por supuesto, no es nueva, pero para Artistas y punto el reconocimiento de este hecho llegó después de un largo proceso de búsqueda de obras mexicanas que fueran de interés para el público español.
“En los últimos años puede apreciarse una tendencia cosmopolita en el teatro mexicano, en claro contraste con la dramaturgia de la segunda mitad del siglo XX. En esa línea más novedosa, los primeros montajes de autores de México que realizamos eran historias que no se situaban en el país, o bien, en las que las referencias locales se encontraban difuminadas. La respuesta del público era, por lo general, buena. Pero posteriormente, al llevar a escena las obras de Óscar Liera, nos sorprendió gratamente que la reacción de los espectadores y de la crítica fuera todavía más amplia”.
Señaló que desde el primer montaje, con Dulces compañías, comprobaron que tanto los actores como el público español se reconocían, de muy diversas formas, en sus historias.
“El autor llamó de inmediato la atención no sólo por su vínculo con el reconocido “realismo fantástico” de la literatura latinoamericana, sino también por la fuerza de sus personajes y su aguda crítica social. Óscar Liera, desde Sinaloa, estaba hablando también de España”.
Desde el punto de vista creativo --dijo-- el trabajo que ha desarrollado nuestra compañía se identifica con varios de sus planteamientos temáticos y dramatúrgicos, su ética teatral y, por supuesto, su continua transgresión de los límites artísticamente establecidos, incluso dentro de su propia producción, lo que se traduce en una gran libertad escénica.
Hasta el momento, además de Dulces Compañías, Artistas y Punto ha presentado en MadridEl camino rojo a Sabaiba y Cúcara y Mácara, ésta última, también con funciones en Sinaloa.
Óscar Liera, promotor de la dramaturgia regional
Además de ser considerado uno de los creadores escénicos más importantes de México de la segunda mitad del siglo XX, Óscar Liera es reconocido como un promotor de la dramaturgia regional e impulsor del teatro como una de las principales actividades de expresión artística y cultural.
“Él quería impulsar la dramaturgia regional que nos identificara y definiera como sinaloenses, generalmente el teatro que se ponía era importado, no había una identificación con los problemas locales”, recordó el dramaturgo y director escénico Ramón Mimiaga Padilla.
En entrevista con la Secretaría de Cultura, puso énfasis en que uno de sus objetivos era promover al teatro como una de las actividades principales de la comunicación humana.
“También buscaba que los actores fueran unas personas cultas, que tuvieran una percepción de todas las artes, que asistieran a exposiciones, conferencias, conciertos, que apreciaran la danza, es decir, que tuvieran una formación integral”.
Y es que el propio Óscar Liera aplicó esta premisas en su formación, ya que cursó estudios de Arte Dramático en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), la Universidad de La Sorbona, en París, Francia; la Universidad de Vicennes Stages du Théatre; en la Universitá degli Studi di Siena y la licenciatura en lengua y literatura hispánicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Por otro lado, manifestó que Óscar Liera creó las muestras regionales del noroeste y se dio a la tarea de ir a las universidades de Hermosillo, Nogales Tijuana, entre otros, para convocar a que agrupaciones mostraran sus trabajos más representativos.
“Más tarde, la muestra regional del Noroeste llegó a otros lugares. Se impulsó el teatro en la región y a partir de eso surgieron grupos y personajes que ahora tienen un papel preponderante”.
Ramón Mimiaga Padilla, quien actualmente dirige el montaje Las juramentaciones, de Óscar Liera, reconoció que las nuevas generaciones no conocen muchas de sus obras, ya que durante más de 10 años casi no se llevaban a escena.
“Su hermana Adelina me ofreció los derechos de Las juramentaciones, que regresa a cartelera en enero, acá en Sinaloa. Para este montaje convocamos a las actrices que trabajaron con Óscar cuando formó el grupo de teatro Apolo, que actualmente tienen entre 60 y 70 años. Nos quedó bonita. Es una propuesta que mantiene la expresión surrealista del juego de los sueños dentro de la obra”.
Por ello, invitó a que la obra de Óscar se difunda y los directores de toda la República acudan a solicitar los derechos de sus obras para montarlas en los escenarios teatrales.
“Se han publicado muchos de sus textos y eso es muy bueno, pero lo que los teatreros queremos ver es que se pongan las obras. Hay que retomarlas para volver a verlo en todos los escenarios de la república. Es nuestro orgullo y uno de los grandes dramaturgos que hemos tenido”.
Sobre la vigencia de la figura de Óscar Liera en la escena teatral, Lidio Sánchez Caro, aseguró que hay autores teatrales a los que siempre volvemos.
“Como creadores nos interesan las posibilidades escénicas que tienen las obras de Sófocles, Shakespeare, Goldoni, Beckett…; y, como público también nos parecen atractivos sus personajes, la generalidad de sus temas y la agudeza de su visión social. Son autores “clásicos” en el sentido de que son universales. Para mí, uno de ellos es de Óscar Liera.
“Se le considera una de las figuras más importantes del teatro mexicano; yo creo que habría que situarlo entre los mejores dramaturgos internacionales. En sus textos encontramos la esencia del teatro. En sus historias y sus temas pueden reconocerse personas de muy diversos lugares”.
Para Lidio Sánchez Caro, México no ha acabado de reconocer aún a sus “clásicos” más allá de los autores del barroco, quizá, por su relativamente joven identidad teatral.
“Así como no resulta extraño un montaje de Las paredes oyen, de Juan Ruiz de Alarcón en pleno siglo XXI, ¿por qué no promover desde las instituciones culturales puestas en escena, con visiones inéditas, de jóvenes directores a partir de El jinete de la Divina Providencia o Los caminos solos? Es verdad que las obras de Liera se siguen representando en México, y que se han ido realizando montajes en el extranjero. Son, por lo general, iniciativas personales o de grupos teatrales de muy diversos tipos. Pero también estas propuestas podrían apoyarse desde el Estado, que en la producción teatral mexicana sigue teniendo un peso considerable”.
Agregó que en ocasiones es necesario tomar cierta distancia para colocar a las obras de arte en el lugar que les corresponde y vislumbró que el teatro de Óscar Liera comenzará a ser mucho más valorado en un futuro próximo.
“Pienso que sería interesante una política cultural más activa por parte de México en el reconocimiento y apoyo de sus ‘clásicos’ teatrales más modernos, siguiendo el modelo de algunos países europeos. Esta política ayudaría a revitalizar la escena nacional a través de sus mejores textos, de la misma forma que los autores obtendrían mayor reconocimiento en el extranjero. Entre estos ‘clásicos’ destacaría, sin duda, la figura de Óscar Liera”.
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