Antonio Sáiz expone su obra compuesta por 30 piezas, 18 óleos de gran formato, y 12 acrílicos fosforescentes de mediano y pequeño formato, a las que ha decidido titular Accidentes afortunados. Se trata de un trabajo con el que ha experimentado desde hace 15 años para dedicarse al arte abstracto, y ya no “pintar” en el sentido de narrar, sino realizar una suerte de experimentación a través de manchas al aplicar la pintura de tal manera que no haya formas reconocibles. Cada obra es una pieza única, a veces divertida, a veces con toda la angustia que deja ver a un pintor obsesionado por llegar a formas abstractas de enorme fuerza.
“He tratado de abstraer y abstraerme, y el resultado han sido estos “accidentes” a los que considero “afortunados”, en los que también la pintura al óleo ha sido puesta como una transparencia lo que ha dado como resultado una multiplicación de colores que ocurren, y que ahora son mis propios colores”, relató el pintor desde su estudio en la ciudad de Cuernavaca, Morelos.
“Trabajaba en esa experimentación –agregó– cuando también recibí una serie de acrílicos que pertenecieron a mi querida amiga Estrella Carmona, quien falleció y su viudo, me heredó parte de sus materiales, entre los que venían unos acrílicos de pinturas fosforescentes. De esta manera también accidental llegaron a mis manos estos materiales, los probé y me gustaron los resultado porque la pintura tiene cierta transparencia, belleza y cuerpo que me permitían seguir jugando en la misma tónica de los óleos, además de aprovechar las transparencia natural del acrílico”.
“Aldo Flores, el artífice el Salón dès Aztecas, al hacer la museografía, añadió a estas obras luces de neón, con lo que se lograr un efecto que se multiplican”, refirió el artista.
Antonio Sáiz ahora se define como un pintor decididamente abstracto al que son las propias obras las que le sugieren el título, y en las que no busca, si no que encuentra nuevos caminos. “Si supiera lo que voy a pintar ya no habría mucha sorpresa, estoy en la exploración, no hay dibujo aparte, no hay como un plan, todo es libre y de esa manera va saliendo cada cuadro. Sin embargo el trabajar el color en trasparencias se imponen algunas formas, figuras reconocibles me gustan y las dejo salir de manera natural”.
“Mi trabajo figurativo nació del collage –describió--, de imágenes superpuestas, cuatro o cinco que no tenían nada que ver unas con otras y creaban una narración totalmente libre. Entonces el espectador era libre de interpretar, y lo mismo ocurrirá ahora porque no hay significados racionales, mi objetivo en la pintura no es entender, sino sentir, porque yo creo que la pintura es racionalmente otro lenguaje separado de las palabras, que se sostiene por sí mismo”.
“Me encuentro explorando la veta del abstraccionismo. Me enfoco en la pintura-pintura: color, veladura, plasta, mancha, línea, todo en diversas combinaciones de superposiciones con gesto, fuerza y profundidad, contrastes y altos contrastes, buscando un ámbito espacial donde ocurre la abstracción, superposición de primeras, intenciones que al final resulta, un registro del tiempo en movimiento o movimiento en el tiempo, en un gestualismo abstracto o abstraccionismo gestual que invita a la reflexión”, expresó Antonio Sáiz.
La noche del 4 de mayo, la actividad iniciará con la presentación del libro Bajo las lentas nubes, del productor y guionista de radio Roberto Medina, quien por tres años fue contando cada noche, en un programa del mismo nombre, estas historias en la Radio Universitaria de Tamaulipas, ofreciendo a las audiencias la posibilidad de navegar por el espacio nocturno ensombrecido por el temor de un estado lastimado por la violencia y el miedo.
Con su narrativa Mediana fue capaz de reconstruir los elementos perdidos de la desolada noche y reinventar una vida noctámbula alterna a través de las ondas hertzianas, en una narrativa lenta y acompasada con la que los radioescuchas vivieron la noche mediante estos casi 250 cuentos de gran imaginación narrativa.
Roberto Medina trabaja en ABC Radio, vive en la Ciudad de México, pero su libro está dedicado a Tamaulipas, un lugar en el que actualmente, dice el autor, “las personas salen poco a las calles; yo quisiera que Tamaulipas pronto se independizara del mal. Del mal que en forma de temor se guarda en los corazones de la gente de bien. Hay un lugar llamado Tamaulipas que espero muy pronto se independice del país del mal y de las múltiples caras del temor, para irme a vivir ahí lo más pronto posible”.
La inauguración de la exposición Accidente afortunados de Antonio Sáiz, así como la presentación del libro de Bajo las lentas nubes, de Roberto Medina, será este 4 de mayo en el Salón dès Aztecas a las 19:30 horas, en Calle 13, número 58, colonia San Pedro de los Pinos, en la Ciudad de México.
Las obras de Antonio Sáiz también se podrán ver desde el 4 de mayo, en otros recintos además del Salón dès Aztecas como el estudio de Jazzamoart, y otros en la colonia San Pedro de los Pinos. La entrada es libre.
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