Montan pieza dancística que refleja el problema de alienación por los videojuegos




Danza y nuevas tecnologías se conjugan en la puesta escénica Saga, el robot actuante, que invita a los espectadores a reflexionar sobre el auto-encierro de los niños que prefieren entretenerse e interactuar en dispositivos digitales como celulares, computadoras y tabletas electrónicas.

El proyecto es una colaboración conjunta de la compañía ASYC / Teatro del Movimiento, con el posgrado de diseño industrial y la Dirección de Danza de la UNAM. Ofrecerá una temporada de ocho funciones en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque (CCB), a partir del sábado 20 de mayo.

La dramaturgia del montaje se desarrolló al interior de un laboratorio de investigación creativo con los intérpretes, partiendo de una textualidad flexible e inconclusa para dos intérpretes, un androide NAO y objetos, explicó la directora escénica y coreógrafa Alicia Sánchez.

En conferencia de prensa, describió al montaje Saga, el robot actuante como una propuesta colectiva dirigida a un público infantil-juvenil que narra una aventura protagonizada por un robot humanoide, Kiro, que ayudará a Daniel, un infante de 7 años a salir del encierro que lo han llevado los videojuegos.

Se trata de un montaje complejo en el que se exhibe la interacción humano-robot. “Ha sido un trabajo colectivo de dos años y medio en el que se invita a los infantes a escuchar y mirar. El robot no es una atracción, lo usamos porque podría ser un alter ego del medio por el cual el niño diga: quiero salir”.

“¿Quién le podría decir al personaje de Daniel que debe dejar su auto encierro? Debía encontrarse un alter ego que le hiciera visualizar porque es importante salir a la calle y jugar con otros niños, ese es el papel que juega Kiro, el robot NAO”, explicó la gestora cultural.

Agregó que el auto-encierro no específicamente se refiere a estar dentro de cuatro paredes sino al no hablar, no comunicarse y no querer salir al ser violentados en la exigencia por parte de la sociedad de destacar en lo que realicen, como son las actividades físicas de la gimnasia o el futbol.

Minerva Hernández, encargada del desarrollo transdisciplinario y multimedia del proyecto, expuso que con el montaje se busca plantear que la vida de las personas se basa en las relaciones humanas.

Por su parte el performer Sergio Vázquez, quien interpreta a Daniel, señaló que el robot es el catalizador de su personaje, quien lo orilla a que se dé cuenta de que hay otras percepciones que lo rodean.

Gloria Mendoza, programadora del robot NAO, compartió que una de las preguntas de las que partió el proyecto fue si es posible que un robot pueda provocar lo que un actor en escena.

“Nosotros quisimos hacer un experimento y en el camino encontramos muchas cosas. Que no sólo se trata de la forma en la que se mueve el robot sino que pudiera expresar emociones, que pudiera conectarse con el actor, conectarse con el público. Llegamos al punto de que se tendría que escribir dramaturgia específica para él, así como como se escribe para títeres”, apuntó.

En su opinión la tecnología bien utilizada es un medio que puede ayudar a la socialización y comunicación, a encontrar lo que antes era difícil. “Ese también es el mensaje de la obra”, acotó.

Finalmente, Alicia Sánchez se refirió al reto de construir una propuesta escénica para niños con otra visión al del despliegue de dibujos, colores, payasos y narices rojas y pensar en un proyecto donde lo principal sea el escuchar.

Saga, el robot actuante, proyecto que propone dejar experiencias estéticas y reflexivas en el público, se presentará del 20 de mayo al 11 de junio, sábados y domingos a las 13:00 horas, en el Teatro de la Danza del CCB, ubicado en Paseo de la Reforma y Campo Marte, a espaldas del Auditorio Nacional. Localidades: $150.

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