Hugo Falcón Páez
El dolor más grande es el efectuado a la infancia.
Nacemos, vivimos y morimos. En mi México, cada día más de 500 niños y niñas mueren por estar abandonados, infantes de la calle y pequeños que son explotados para ganancias de delincuentes; la cifra sube a 185,000 al año, mientras que 5,000 sobreviven dañados física e intelectualmente para toda la vida. El próximo lunes 12 de junio, se cumple un día más en el que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) lanzó el Día mundial contra el trabajo infantil. Por ello, tanto en los conflictos, las catástrofes y las adversidades sociales, protejamos a los niños del trabajo infantil. Tenemos que fomentar y coordinar las iniciativas de los gobiernos, las patronales y sindicatos, la sociedad civil, los medios de comunicación y muchos otros actores locales, como escuelas y ayuntamientos, en la lucha contra el trabajo infantil.
En el mundo, más de 1,500 millones de personas viven en países afectados por conflictos, la violencia o la inestabilidad. Cada año, alrededor de 200 millones de personas son víctimas de catástrofes naturales, un tercio de las cuales son niños. Una proporción importante de los 168 millones de niños víctimas del trabajo infantil viven en esas zonas. Este año la ONU se centra en abordar el efecto de los conflictos y los desastres naturales en el trabajo infantil. En general, estas situaciones extremas tienen un efecto devastador en la vida de las personas: Mueren, resultan mutiladas y heridas, se ven obligadas a abandonar sus hogares, se destruyen sus medios de subsistencia, se les aboca a la pobreza y el hambre, y se violan sus derechos humanos. Los niños suelen ser las primeras víctimas, al destruir las escuelas y los servicios básicos; son desplazados o refugiados en otros países son particularmente vulnerables a la trata y al trabajo infantil. Es necesario adoptar medidas urgentes para combatir el trabajo infantil en las zonas afectadas por los conflictos y los desastres. De hecho, la Meta 7 del Objetivo de Desarrollo Sostenible Número 8 tiene por objeto “asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, a más tardar en 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas”.
Por otro lado, 30 mil niños y niñas menores de cinco años de edad fallecen diario en el mundo, así como más de cinco millones menores de 14 años de edad mueren por enfermedades relacionadas con el entorno en el que les tocó nacer, ya sea por diarrea, al consumir agua contaminada, por el paludismo, infecciones respiratorias o accidentes. Seis millones menores de 5 años de edad mueren por falta de alimentos cada año, así como 180 millones menores de 10 años de edad padecen de desnutrición, y no olvidar a los 177 millones que sufren retraso en su crecimiento a causa de la desnutrición de sus madres durante el embarazo. O qué pasa con los 8 millones de recién nacidos que fenecen al año debido a la mala salud. Uno de cada siete niños nacidos en los países más pobres está destinado a morir antes de cumplir los cinco años, y más de 20 millones de menores son huérfanos a causa del VIH o SIDA. Cada año se pierden 443 millones de días escolares a causa de enfermedades relacionadas con el agua y 130 millones de niños no van a la escuela; sumado a los dos millones de muertos, seis millones de heridos y un millón de huérfanos han causado los conflictos armados en la última década. 600,000 niños soldado es la cifra que se calcula que hay en el mundo y 10,000 pequeños mueren cada año por las minas terrestres.
Y por qué esbozo estos datos en este texto, porque laceran nuestro espíritu, nuestra energía, y creo que podemos hacer algo real, hay que hacer algo sano y no dañar más para parar esta miseria volátil, detener tanta violencia contra el mismo humano. La historia, la estadística es cíclica, ya que uno de los factores que elevarán la cantidad de mexicanos en pobreza alimentaria incluyen el impacto de la crisis económica de 2009, la debilidad del mercado interno, las actuales condiciones laborales que no abastecen la alta demanda de las personas desempleadas y el nulo impacto del gasto público en la generación de empleos. Entre algunos vectores de la sociedad económica. Y los gobernantes se confunden con actos de heroísmo, con eventos de alcurnia, con banalidades, y no con humildad, con aprecio, pero sobre todo, con algo bien simple que ya perdieron muchos. Amor.
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