El artista visual Luciano Spanó (Italia, 1959) presenta en el Salón dès Aztecas su más reciente exposición De lo absoluto: ensayo, integrada por 45 pinturas abstractas, la mayoría de gran formato, en las que se observa su intención de dejar fuera de su obra toda imagen figurativa.
Este esfuerzo creativo lo inició el pintor en el año 2012, luego de que en una tarde lluviosa observará el escurrimiento de la pintura sobre el acrílico, descubriendo que la pintura adquiría su propia forma y que para transmitir una emoción o sentimiento no era importante crear una figura.
En entrevista con la Secretaría de Cultura, Luciano Spanó recordó que su propuesta pictórica durante veinte años fue básicamente figurativa, dedicándose en ese tiempo al estudio de la forma, ahora piensa que no es necesario que en la pintura se involucre tanto, pues por sí misma puede transmitir emociones.
“Ahora hago una investigación que trata sobre la pintura misma, sobre los efectos y sobre los hallazgos que pueda yo encontrar a través de ella, es como si de pronto el cuadro me estuviera platicando de él, en lugar yo de proponerle una figura o forma”.
Añadió que esta experiencia le ha sido enriquecedora no sólo a nivel formal y plástico sino en sus actitudes y forma de vivir, ayudándole para entender cosas que son más casuales, que no tienen que ver con lo que uno propone sino con lo que la vida propone o te hace encontrar de pronto.
“Esta investigación ha consistido en dejar que la pintura me enseñé y exprese sobre sí misma y la historia en general del ser humano. Estoy buscando romper con toda la línea en general, con el trazo, la geometría. En mi obra aún hay línea, circulo y quiero romper con eso y que mi proyecto sea solo color.
“Creo es una propuesta especial compleja, no sé si voy por buen camino, naturalmente me viene la forma, la figura, y quiero romper con ello, llevar la pintura que no tenga forma, provocar al espectador, motivarlo a pensar”.
El creador, quien del 2000 al 2004 fuera miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fonca, recordó que por mucho tiempo trabajó con colores opacos y oscuros con el fin de remarcar el claroscuro de la figura, ahora deja que el cuadro le sugiera.
“Trabajé mucho tiempo en óleo y ahora lo hago en el acrílico. Ya no planeo, no sigo o persisto en buscar algo, dejo la pintura viva y menos elaborada en ese sentido de buscar la luz. Un día agarro un morado, luego un amarillo, trabajo de forma menos planeada, dejo que las cosas sucedan, esto es un nuevo aprendizaje”.
Con las obras que componen la muestra De lo absoluto: ensayo, Spanó espera provoquen algo en quien la mire, aunque, compartió, no pinta pensando en el público en general. “Antes sí tenía la idea de dar una cierta imagen, ahora no, dejo que surja como sea, a mí me transmite una experiencia el hecho de trabajarlo”.
Sobre el dejar la pintura figurativa, asegura que “actualmente estamos acostumbrados a las cosas muy digeridas, a creer que la imagen es mucho más importante que el fondo. Yo estoy en un momento en el que me interesa romper con ese acomodo de la visión del espectador, donde le das digerido el mensaje que se quiere transmitir”.
Finalmente redundó que en su pintura plantea cambiar la manera de ver. “Yo no quiero decir algo especifico, aunque tengo miles de pensamientos que me están sacudiendo, es ir a las consciencias de la persona que ve”.
Luciano Spanó estudió de 1976 a 1984 en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda del Instituto Nacional de Bellas Artes, donde se especializó en grabado. Cursó el taller Posada de Aguascalientes. Se formó también en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. En 2005 tomó talleres de figura humana en la Academia de Bellas Artes de París.
El recorrido de la muestra De lo absoluto: ensayo inicia en el Salón dès Aztecas ubicado en Calle 13, núme
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