Efrén E. Garcia Villalvazo
Esta participación fue escrita para una presentación ante jóvenes que finalmente no se se dió. Parece lo suficientemente buena para publicarla de cualquier manera
La sustentabilidad como concepto se ha popularizado gracias a su madre mediática “la problemática ambiental” la cual, debido a una serie de eventos atmosféricos y oceanográficos de alcance global se ha posicionado en el inconsciente colectivo actual de una manera que difícilmente cambiará, incluso a pesar de los esfuerzos de personajes como el presidente Trump que niega de tajo que asuntos delicados y evidentes como el Cambio Climático sean reales y que afecten de manera auténtica a todos los países del orbe.
En cuanto a definición hay poco que decir, fuera de recordar que como inicio la sustentabilidad suena como a un pacto de honor entre diferentes generaciones, especialmente entre padres e hijos con respecto al uso razonable de recursos naturales. En el fondo no es un asunto voluntario, pues desde el punto de vista de especie es garantía de continuidad y desde el punto de vista de entorno es conservar las condiciones mínimas necesarias para garantizar esa continuidad.
¿En qué momento la sustentabilidad se convierte en una propuesta de innovación? Y no solo innovación a secas, sino en el sentido que actualmente manejan los mercadólogos aderezándole con la acentuación de “disruptiva”, queriendo con esto decir que no solo es nuevo sino que además rompe con todo lo anterior.
La respuesta es sencilla: el esquema de consumo actual es voraz, dictando que se utilice la mayor cantidad de recursos como materia prima o en procesos para la fabricación de artículos que cada vez tienen una vida útil cada vez más corta, buscando con esto alentar, y aún mejor, acelerar el consumo. El objetivo final y plenamente justificado de inicio es maximizar la utilidad y lograr que el cliente demuestre su fidelidad a la marca y al producto adquiriendo los modelos nuevos que vaya generando la industria conforme vayan apareciendo.
Innovación sería, en este caso, que el propósito fuera diametralmente diferente. Desarrollo de productos más duraderos, reducción del uso de materia prima, alentar el reúso de materia prima, reducir el uso de recursos escasos como agua o energía, generar actualizaciones (por ejemplo en teléfonos celulares) que no forzosamente signifique la adquisición de un nuevo equipo sino la actualización de algunos de sus componentes para dar servicio por un tiempo mayor. ¿Suena absurdo no? La maquinaria entera de ventas de nuestra sociedad enfoca su artillería hacia el otro lado. Consumo, consumo, consumo.
Disruptivo sería en este mismo esquema el que se busque satisfacer necesidades reales (y no creadas) sin tener como objetivo prácticamente único la generación de utilidad. Eso sería realmente romper con todo lo anterior. Esto sí que suena realmente absurdo. Sin embargo, tratando de ser optimista, es la opción que asegura la conservación de los sistemas de mantenimiento mínimo que se necesitan en el planeta para mantener esa chispita de biología que son los seres que viven respirando oxígeno. Una chispita asi como nosotros.
¿Por qué nosotros como estudiantes debemos buscar ese acomodar el concepto de sustentabilidad en la propuesta joven de una sociedad? En una primera aproximación por el solo hecho de ser joven. Ese espíritu de rebeldía, de romper con lo establecido, de generar propuestas nuevas suena muy sospechosamente a la premisa inicial de este escrito: la innovación disruptiva. Analicemos cuidadosamente la historia reciente de la humanidad y veremos que la generación entrante rompe estrepitosamente con la generación saliente, en una forma de renacimiento que asegura un agitación de aguas lo suficientemente fuerte para asegurar la generación de cosas nuevas, no todas quizá positivas, pero que si ofrecen la oportunidad de un cambio que a la larga pudiera entregar una resultante favorable.
De mi época alcanzo a distinguir varios cambios de generación: los provenientes de los hijos de la Segunda Guerra Mundial (los baby boomers)que inauguraron la época del consumo desaforado en comparación con la era de racionamiento global que marcó la gran guerra; a continuación la generación de los 60, que impulsaron una época de protestas civiles masivas en los países mas diversos del mundo teniendo como banderas identificadoras el consumo abierto de drogas sicodélicas y la liberación de la práctica sexual.
La siguiente fue la del nacimiento de los medios electrónicos de procesamiento de información, la cual puso al alcance de la persona común y corriente capacidades de cálculo y trabajo como nunca antes en la historia, culminando con el arranque del internet como herramienta cotidiana de uso común.
Puedo distinguir la última que se ha designado como Millenials los cuales no conciben un mundo sin internet y que comparten en redes sus momentos más íntimos mientras mantienen en la nube su información confidencial en espera paciente del próximo golpe informático que descubra la verdad de su perfil de Facebook.
En todas ellas, sobre todo las más antiguas, difícilmente se visualizan elementos de sustentabilidad que aseguren un futuro. En las más recientes algo aparece, pero en modo de simulación o distorsionado por cuestiones de moda, tales como el evento de la vaquita marina que preocupa a todo mundo por su innegable protagonismo en medios, pero que enmascara quizá de manera no intencional el hecho de que el Río Colorado descarga cada vez menos agua en el Alto Golfo de California (donde vive la vaquita marina) y que este evento provocará no solo la desaparición de este ícono ambiental de nuestros tiempo sino que se llevará con él a miles de especies asociadas pero que no comparten su nivel de posicionamiento en medios.
El buscar reconocer la sustentabilidad como un eje transversal común a todas las actividades humanas tiene un premio escondido: es fuente segura de empleo para todas las disciplinas que tengan la capacidad de reconocerlo.
En las ingenierías es innegable la importancia que tiene para el desarrollo de negocios futuros, en especial la implementación de fuentes de energía alternativa a la quema de productos derivados del petróleo. En la medicina diariamente aparecen nuevos compuestos que provienen de especies vegetales y animales que deben ser conservadas por el potencial de ofrecer soluciones médicas hasta ahora insospechadas. En el ámbito de leyes y de ciencias sociales es cada vez mayor el reconocimiento de la influencia decisiva que tiene la sociedad y sus conflictos en la conservación de un entorno saludable. En el ambiente económico y contable es cada vez mas evidente el hecho de que un ambiente con criterios de sustentabilidad es el que ofrece mayor rentabilidad y seguridad en una inversión. Desde el punto de vista turístico la megatendencia más sólida es la del desarrollo de actividades que tienen como base la contemplación no extractiva de los recursos naturales.
Hay algo más que decir acerca de la sustentabilidad, vista ahora desde la perspectiva de los derechos humanos: es la forma más desarrollada de democracia, en la que una población humana consciente y desarrollada decide de manera informada sobre el uso razonable de recursos escasos aún para poblaciones no humanas, a la manera de “hermanos mayores” guardianes de una Creación que no solo le favorece sino que necesita para seguir viviendo.
De la misma forma la sustentabilidad implica una máxima concepción de equidad sobre el uso igualitario de recursos tanto en la época presente como en el futuro, dejando como una reflexión final el advertir que la sustentabilidad es por tanto una de las concepciones mas acabadas de organización social aplicadas a una mayor cantidad de seres involucrados a lo largo de períodos de tiempo indefinidos.
En este ambiente de relaciones humanas de alcance instantáneo y global, de manera desafortunada las comunicaciones via internet han adormecido un tanto la capacidad de aventura de los jóvenes de la actualidad. No quisiéramos pensar que este activo valioso de la juventud se perdiera devorado por una generación de NINIS en aumento que se ven rebasados por la oferta de información que al parecer presenta todo como si ya estuviera resuelto. Nada más lejos de la realidad.
Ahora, mas que nunca, se requiere de un despertar de la creatividad. Un despertar potenciado por información que ahora todos tenemos al alcance de la mano, pero guiado por mentes jóvenes de las que se espera mucho por ser el renuevo de la sociedad. De las que esperamos mucho por ser los rebeldes que impulsen la innovación de esta generación.
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