Falcotitlan : México

Hugo Alberto Falcón Páez 



No hay un Día de México. 



La Conquista a Tenochtitlan, Independencia de México, Revolución Mexicana, Batalla de Puebla, son producto de algo más preciado que la cultura y que las tierras, la sangre. Que hoy es una mezcla que ha dado a luz ideas que sostienen una nación, una inquieta forma de ser en cada ciudadano de la Tierra. Lo vemos hoy de alguna u otra forma, ayer 12 de octubre al celebrar los 526 años de la crónica del Día de la Raza. Nombre con el que se denomina en la mayoría de los países hispanoamericanos, a la conmemoración del Descubrimiento de América por el navegante Cristóbal Colón. Debemos y necesitamos un Día de México, para que enaltezcamos nuestra fe y el conocimiento, los milagros y el arte, el ser y el trascender. El mundo debe saber de las bondades, de lo eficiente, de la creatividad de nuestras mentes y corazones. 


Recordemos con el alma una vez más, que nuestro país son los pobres, los obreros, son las calles, las avenidas, la esperanza y los sueños que nos cubre como el cielo de Quetzalcoatl o Huitzilopochtli. Otorguemos a cada mexica el progreso, la idea de conseguir el ideal de la Carta Magna y de los acuerdos para el bien común. Progreso que incondicionalmente hace su constancia antropológica. De esa manera la capital de la política es la inventiva, que siempre da a conocer con detalle, la filosofía de cada individuo. Que México es libre y solidario siempre. 


Una invasión a la identidad, es lo que yace entre las hojas rotas de la historia, que ni Américo Vespucio entendió, así como las múltiples versiones que se antojan para diversificar. Si de puño y letra alzaron la voz los historiadores como Alfonso Reyes, Javier García Diego Dantán, Álvaro Matute o Enrique Krauze. En otros países se sigue celebrando como Día de la Hispanidad, alusivo a la civilización hispanoamericana que surgió en el siglo XVI fruto del encuentro entre los pueblos indígenas de América y español. La fiesta tiene ese nombre en España, en Argentina como Día del Respeto a la Diversidad Cultural, en Nicaragua y Venezuela, como Día de la resistencia Indígena. El avistamiento de Rodrigo de Triana en 1492, y las inversiones o negociaciones de la reina Isabel la Católica, dieron obra para que la Iglesia soltara en estas tierras la evolución de un futuro hostil. Desde el pico del Norte hasta el pico del Sur, los estados han estado en una mutación que reside en la protesta de grupos hacia la ley y justa convivencia de naciones. Instrumento para apaciguar la razón, el control de quien unge el poder, de quien vigila, de quien planifica y de quien seguramente sabe hacia dónde vamos y de dónde venimos. Porque lo que somos está ahí, sólo hay que ejercerlo para conciliar con nosotros mismos, que nos convierta en un acta soberana que recuerde la invasión de nuestra humanidad, de nuestra mexicanidad. 


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