Hugo Alberto Falcón Páez
Un sueño, sostener una generación. Una pesadilla, la pandemia actual.
México es un país megadiverso. Según describe la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), por medio de su sección denominada Biodiversidad Mexicana, la biodiversidad o diversidad biológica es la variedad de la vida. Nuestra nación forma parte de un grupo de 17 países poseedores de la mayor cantidad y diversidad de animales y plantas. Casi el 70 por ciento de la diversidad mundial de especies se encuentra entre ese grupo. De acuerdo con Mittermeier et al 1997; Sarukhán y Dirzo 2001, México está en el cuarto lugar y cuenta además con litorales tanto en el Atlántico como en el Pacífico, los cuales aportan humedad a los ecosistemas.
Entonces por otro lado, la escasez del agua afecta a más del 40 por ciento de la población mundial y se prevé que este porcentaje aumente. Más de 1,700 millones de personas viven actualmente en cuencas fluviales en las que el consumo de agua supera la recarga. Aunado al crecimiento urbano que se realiza generalmente a costa del suelo agrícola, forestal, humedales y pastizales, entre otros recursos naturales. En el 2018, más de 17 mil municipios se registraron con asentamientos humanos irregulares y se instalaron en zonas de riesgo.
Y en ese mismo año, se recolectaron diario aproximadamente 107 millones de kilos de residuos sólidos urbanos en el territorio nacional. Significa 854 gramos por persona, considerando 125,327,797 personas, con base en la proyección de Conapo. Un impacto sin precedentes al ecosistema y a nuestro hábitat. Estas cantidades de hace dos años las ofrece el INEGI.
De manera irónica, la ONU ha lanzado la “Hora de la Naturaleza” para celebrar y recordar el Día Mundial del Medio Ambiente. Este año Colombia es el país anfitrión, y debe enaltecer la fecha más importante en el calendario oficial de las Naciones Unidas para fomentar la acción ambiental. Una plataforma global de alcance público que reúne a gobiernos, empresas, celebridades y ciudadanos en torno a un asunto apremiante. Una gobernanza sostenible nula que al parecer no hay agenda que alcance, tenemos una reconexión con la biodiversidad, pero la cortamos con un mundo blando, en la que han fabricado más de 8 mil millones de toneladas de plástico desde 1950.
Es grave que nuestra generación viva esto, sumada a la contingencia sanitaria provocada por el coronavirus, donde la parte social, el vínculo entre un ser humano y otro está quebrado. Atados de manos, buscando soluciones a cortapisas. Tenemos que formular y diseñar inmediatamente una estructura y una red ambiental que fortalezca esta destrucción de la vida silvestre, la fauna, la flora, la superficie en la cual vivimos. Trabajemos a favor del planeta de manera discrecional, hagamos lo ambientalmente correcto, una petición y una convocatoria a través de mi columna. Una pesadilla hoy, un sueño mañana.
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