Por Paula Jimena Soto Cruz
Durante los últimos años nos hemos enfrentado a
múltiples y cada vez más agresivos, desastres naturales. Evidentemente la
urbanización modifica las condiciones físicas y químicas originales de un
territorio, lo cual incrementa los riesgos y peligrosidad de desastres en la
zona; es por esto que la sociedad y las autoridades tienen la obligación de
formular leyes, normas y reglamentos para una planeación urbana sostenible que
minimice el impacto de estos, así como para las actividades productivas de una
ciudad y evitar la explotación y mal aprovechamiento de la particularidad
geográfica que una ciudad posee para producir bienes.
Desde la Revolución Industrial los problemas
de las ciudades se fueron agravando en la medida que éstas que no fueron
creadas ni preparadas para las exigencias del mundo moderno y el medio ambiente
pasó a sufrir el impacto de estas exigencias.
Las crisis en las ciudades se deben
principalmente a dos grandes grupos de factores, por un lado los socio culturales
y por otro lado los de infraestructura. Los impactos surgidos por asentamientos
informales en áreas periféricas de difícil urbanización que transforman los
medios ecosistémicos y desestabilizan el equilibrio natural, inducen a desastres
naturales y a otros problemas de la ciudad. Problemas inherentes a la gran
cantidad personas (usualmente de bajos recursos) que se ubican en terrenos
marginales y de ladera, donde, además, no se lleva a cabo una adecuada
planificación urbana, generando asentamientos sin un sistema de espacio
público que les brinde soporte integración social y espacial con el resto de
la ciudad.
Para que un gobierno local tenga éxito en la
gestión en relación con el espacio
urbano se requiere una perspectiva a largo plazo, con una planeación efectiva
en la cual las prioridades van a la par de los recursos disponibles, de la
calidad de vida y también coordina la localización y distribución del espacio
con las actividades económicas.
Debemos considerar que el suelo es un recurso
vital y en gran parte no renovable. Este sufre de una constante explotación
debido a las actividades y recursos que se obtienen de él, pues el uso es
destinado para hábitat o vivienda, para la explotación de la agricultura, es
una gran fuente de recursos naturales como lo son nutrientes, minerales, agua,
petróleo, gas, oro, plata, hierro, etc; ha llegado a ocasionar la erosión del
suelo y que debe ser considerada por parte de organismos internacionales en
materia de contaminación ambiental.
La expansión urbana incontrolada ha modificado
y degradado los elementos del medio ambiente y es responsable del uso
irracional del suelo, muchas veces se destruyen las áreas verdes de la ciudad
si las autoridades competentes no clasificadan estas como Areas Naturales
Protegidas, generando una ampliación de daños y riesgos a la sociedad, la
cual no siempre tiene la suficiente consciencia sobre ello.
Una clara consecuencia son los socavones que
sean precenciado recientemente en diferentes partes del mundo, el más reciente,
el socavón en el poblado de Santa María de Zacatepec, en Puebla. Los peritajes
del Instituto Politécnico Nacional reportan oficialmente 47 pozos en la zona,
sin embargo, en el trabajo de campo se ha encontrado muchos más, artesanales,
para uso doméstico y agrícola. El 80% tiene uso agrícola, 15% doméstico y 5%
industrial. Existen múltiples factores causantes del socavón, sin embargo, es
evidente que la principal sería la extracción intensiva de agua, es decir, la
sobreexplotación de mantos acuíferos, así como las condiciones climáticas, debido
a que 3 años de sequía provocaron un 35% menos de nivel de agua y
posteriormente hubo lluvias intensas que provocaron niveles de 85% sobre el
promedio, dejando como consecuencia la pérdida de limos y arcilla en la tierra
que es la que la cohesiona.
Esto ha sucedido no sólo en Puebla, a finales
del año pasado las precipitaciones y el suelo arcilloso provocaron un socavón
en Gjerdrum, Noruega destruyó una docena de edificios, dejando heridos, desaparecidos
y evacuados. En 2010 un socavón impacto a la ciudad de Guatemala, entre las
causas se atribuían a la tormenta tropical Agatha, pero también a las aguas
subterráneas y a las deficientes tuberías del suelo. Estos son solo algunos
ejemplos; incluso en algunas zonas del Mar Muerto (limita con Israel,
Cisjordania y Jordania) se estan produciendo una gran cantidad de socavones
derivados de que gran parte de sus afluentes naturales se desvían para fines
agrícolas o producir agua potable.
Estos eventos nos recuerdan el poder de la naturaleza y de nuestra responsabilidad con ella, ya que, lamentablemente cuando una sociedad no encontra soliciones por parte de los entes gubernamentales dedicadas a la construcción de viviendas de diferentes estratos y sin ningún control, deciden su propio destino urbano pasando por algo factores de riesgo natural, morfología, espacios públicos y diseño urbano. El medio ambiente esta reaccionando no sólo a esto, si no también a todas las actividades industriales que liberan al aire en cantidades diversas, óxidos de carbono, hidrocarbonatos, amonio, ozono, etc; las aguas y el suelo reciben una carga excesiva de desechos orgánicos e inorgánicos nocivos a diferentes especies animales y vegetales debido al mal manejo de estos, cabe mencionar la importancia de conservar las laderas, estas son el sistema natural de drenaje de las avenidas pluviales y ahora las están utilizando para descargas de aguas sin tratar, ocasionando que los ríos se contaminen.
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