En un encuentro virtual con medios de comunicación, la secretaria de Cultura del Gobierno de México, Alejandra Frausto Guerrero, informó de los avances que, en materia de salvamento arqueológico, se han hecho en los cinco tramos del Proyecto Tren Maya, así como de los trabajos en la restauración de la techumbre en la Casa de las Águilas, en la Zona Arqueológica del Templo Mayor.
En el evento, la titular de la política cultural del país estuvo acompañada por el director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández, y la directora del Templo Mayor, Patricia Ledesma Bouchan.
Alejandra Frausto informó que ya se concluyeron los trabajos de protección de los vestigios arqueológicos en la Casa de las Águilas, con lo cual, la noche de este lunes 25 de octubre dará inicio el retiro de la techumbre colapsada en la Zona Arqueológica del Templo Mayor de Tenochtitlan.
“Se ha analizado de manera muy cuidadosa cuáles son los pasos que tenemos que realizar para rehabilitar esa techumbre. Y, por supuesto, que no existan riesgos ni para el personal, ni para la Casa de las Águilas, ni para los murales o el patrimonio cultural que se encuentra en este en este espacio”, afirmó.
Recordó que, desde un inicio se convocó la participación de un equipo de expertos, quienes se han encargado de analizar cada uno de los pasos a realizar para la rehabilitación de la techumbre, con el objetivo de encontrar soluciones óptimas y reducir al mínimo los riesgos para el que es considerado uno de los edificios prehispánicos más bellos e importantes de la Zona Arqueológica del Templo Mayor, y garantizar la seguridad del personal que labora en los trabajos de restauración y del retiro de la cubierta.
En este órgano colegiado participan arqueólogos, ingenieros, urbanistas, arquitectos y restauradores. Entre ellos, se encuentran el fundador y director del Proyecto Templo Mayor (PTM), respectivamente, Eduardo Matos Moctezuma, y Leonardo López Lujan; la directora del Museo del Templo Mayor, Patricia Ledesma Bouchan; el coordinador nacional de Arqueología, Pedro Francisco Sánchez Nava; la presidenta del Consejo de Arqueología, Laura Ledesma Gallegos; la coordinadora nacional de Obras y Proyectos, Iris Infante Cosío, y la coordinadora nacional de Conservación del Patrimonio Cultural, María del Carmen Castro Barrera; así como las restauradoras Mariana Díaz de León Lastras y Michelle de Anda Rangel, y el arquitecto Luis Guerrero Baca.
Alejandra Frausto Guerrero apuntó que estas acciones han tomado su tiempo, considerando que la protección del espacio requiere alta especialización, análisis y consideraciones específicas para evitar, en todo momento, generar daños y riesgos tanto al patrimonio como al personal que se dedicará a la maniobra, además de una necesaria negociación con el seguro Agroasemex.
Al ahondar sobre los trabajos que se desarrollarán para el retiro de la techumbre, Diego Prieto Hernández expuso que el proyecto seleccionado de entre un grupo de cinco entidades especialistas en la materia como la propia empresa designada, TGC Geotecnia, obedece a cuatro criterios centrales.
En primer lugar, añadió, se cuida la funcionalidad y solidez estructural de la techumbre; el segundo está en destacar la conservación de los elementos arqueológicos de la Casa de las Águilas; un tercero tiene que ver con la adecuada integración de la cubierta a la Zona Arqueológica del Templo Mayor y al propio entorno del Centro Histórico; y finalmente, el cuarto criterio compete a la economía y la durabilidad que tendrá el elemento ingenieril.
En la Casa de las Águilas, los pisos de estuco y banquetas polícromas fueron protegidos al día siguiente del colapso, ocurrido la noche del 28 de abril, provocado por una granizada atípica y, desde entonces, se ha diseñado e implementado un estricto protocolo que tomó en cuenta las maniobras para el retiro de la techumbre después de un análisis realizado por expertos del INAH de distintas áreas.
Estos trabajos, agregó, corresponden a la preparación del sitio para retirar la techumbre, y consisten en el reforzamiento de la protección de los vestigios arqueológicos y el cálculo estructural para su desmantelamiento cuidadoso.
En esta etapa, se colocaron tarimas de madera elevadas en la Casa de las Águilas que permiten el tránsito controlado de trabajadores y el monitoreo de las condiciones en que están los vestigios. Estas tarimas posibilitan la colocación de vigas de soporte para el retiro de la actual cubierta, sin dañar el patrimonio. De manera paralela, se planea y analiza el proceso de la instalación de una cubierta temporal para los vestigios, puesto que es indispensable que estos se mantengan protegidos en todo momento.
Cabe anotar que, después de analizar varias propuestas para la nueva techumbre, entre las cuales se consideró algunas de destacados arquitectos e ingenieros, así como de instituciones como la Universidad Nacional Autónoma de México, al final, se determinó aceptar la puesta presentada por la empresa TGC Geotecnia S.A. de C.V, la cual resultó ser la más adecuada, considerando su diseño, materiales costo y tiempo de instalación, viabilidad técnica y costo de mantenimiento, entre otros.
En la conferencia se refrendó que, aunque el seguro solo cubrirá los costos relacionados con la nueva techumbre en la Casa de las Águilas, el compromiso de la Secretaría de Cultura es cambiar también las otras tres cubiertas que forman parte de la zona arqueológica y que corresponden a la Etapa II del Templo Mayor y los dos Templos Rojos, además del tragaluz interior del propio museo.
Techumbre Etapa II
Un grupo de especialistas del INAH, del museo y del PTM, con el apoyo del gobierno de la Ciudad de México, decidieron la mejor forma para reforzar la techumbre de la Etapa II y así evitar un incidente como el ocurrido en la Casa de las Águilas. En ese sentido, se comenzó también la protección de los vestigios en este espacio, donde se colocaron protecciones en los pisos y se encofraron muros y banquetas.
De igual manera, el Chac Mool y el Téchcatl (piedra de sacrificios) ya están debidamente protegidos, además de que se colocaron torres de andamios para apuntalar la parte delantera de la cubierta y prevenir cualquier incidente.
El Tren Maya, una oportunidad para la investigación
Sobre los trabajos realizados de Salvamento Arqueológico que se llevan a cabo en el Tren Maya, la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto Guerrero, refirió que en este proyecto colabora una plantilla de especialistas y trabajadores del INAH, entre los que están arqueólogos, antropólogos, antropólogos físicos, restauradores, topógrafos, pilotos de drones, especialistas en geomática y arquitectos.
“Una vez que estos procesos de salvamento se llevan a cabo, las piezas se llevan a los laboratorios donde se estabilizan, se les realiza limpieza y restauración, y ahí empieza algo que nos emociona mucho, que es la investigación. El proceso de investigación que se realiza en el INAH es lo que nos ha revelado durante todos estos años, esa riqueza cultural que tenemos”, comentó.
Agregó que, a la fecha se han registrado más de 17,000 hallazgos de monumentos arqueológicos muebles e inmuebles, entendiendo por este término desde fragmentos de cerámica, herramientas, puntas de flecha y ofrendas hasta restos humanos, montículos y basamentos de arquitectura compleja que formaron parte de los antiguos asentamientos prehispánicos.
“Ha habido mucha coordinación y colaboración, no solo con Fonatur, si no con las empresas que están construyendo este espacio y además con el Tren Maya hay un programa muy importante de mejoramiento de las zonas arqueológicas que están abiertas al público y que recibirán mayor afluencia. Esta es una indicación muy puntual del presidente Andrés Manuel López Obrador y así es como se va fortaleciendo toda la actividad cultural que tiene que ver con esta zona” agregó.
Al precisar sobre los trabajos con los que el INAH acompaña la obra del Tren Maya, Prieto Hernández apuntó que, al día de hoy, el Consejo de Arqueología del Instituto ya ha validado los cinco primeros tramos del sistema de transporte. Ello quiere decir que tras la retroalimentación con los constructores, ya no se solicitarán modificaciones al trazo de la vía; quedando únicamente pendiente la validación de los dos últimos tramos.
La siguiente fase de acompañamiento es el visto bueno de obra, mismo que para los cinco tramos validados ya asciende a un 78.21%. “Aunque la labor del INAH no termina allí, toda vez que después de los salvamentos, se acompaña la propia intervención y se continúa indagando, desde los laboratorios, en los bienes recuperados”.
Justamente, expuso el antropólogo Diego Prieto, producto del trabajo de los arqueólogos y expertos del INAH, es que a la fecha se tiene registro de 17 mil 79 monumentos registrados a partir de los salvamentos y recorridos en superficie. De ese total, 15 mil 585 son monumentos inmuebles, que van desde construcciones domésticas hasta edificios con arquitectura monumental; mil 87 son bienes muebles tales como vasijas, piedras de molienda y otras concentraciones de materiales; y 407 se denominan como “rasgos naturales asociados con actividades humanas”, principalmente adaptaciones hechas al entorno con fines agrícolas.
Entre los más relevantes se encuentran los hallazgos de Boca del Cerro, importante enclave comercial, que, por estar en la Ribera del Río Usumacinta, desempeñó un papel clave en la circulación de bienes y personas a lo largo de esta vía fluvial.
En el Tramo 2 destaca el sitio de Cruz de Rovira, importante asentamiento del periodo Clásico que sobresale por el número y tamaño de sus construcciones; asimismo, en el norte destaca el hallazgo del antiguo camino Virreinal que comunicaba a Campeche con la ciudad de Mérida. En el Tramo 3 se han recuperado datos importantes de construcciones domésticas que datan de los periodos Preclásico y Clásico Tardío.
Estos trabajos de salvamento arqueológico, los llevan a cabo especialistas del INAH, quienes en un diálogo y colaboración permanente con el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), van dando forma a esta obra prioritaria del Gobierno de México.
Para estas tareas, se lleva a cabo un arduo trabajo de campo, que requiere tanto el recorrido en superficie como la utilización de tecnologías de vanguardia como la georreferenciación mediante GPS, la topografía con tecnología satelital y el uso de sensores LIDAR.
Los trabajos que la Secretaría de Cultura realiza, a través del INAH, están enfocadas en dar viabilidad a la obra, simultáneamente al establecimiento de medidas de protección e investigación para los bienes arqueológicos.
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