De acuerdo con el informe de la UNESCO sobre ciencia 2021, México es uno de los países del G20 que destina el menor porcentaje de su Producto interno Bruto a investigación y Desarrollo, con una inversión cercana a 0.30 por ciento. Además, el país cuenta con menos de 200 investigadores por millón de habitantes, dato que nos coloca entre las naciones que menos recursos destinan a este rubro.
En contraparte Estados Unidos encabeza a las naciones con mayor inversión en el sector con 2.7 por ciento de su PIB y cuatro mil 205 investigadores por cada millón de habitantes, seguido por Japón (3.4 por ciento del PIB) y Alemania (2.9 por ciento del PIB), mientras que ninguna nación de América Latina aparece en la lista de los primeros 10 países, en esta región el país que más invierte es Brasil con 1.3 por ciento de sus ingresos disponibles.
Ante este panorama las empresas han optado por el desarrollo de productos y servicios disruptivos y basados en la tecnología que favorezcan la transición hacia sociedades digitales y ecológicas.
José Ignacio Parada, CEO de Bioelements, asegura que ante la falta de inversión por parte de los gobiernos existe una importante área de oportunidad para la iniciativa privada (IP), “los gobiernos no toman suficiente liderazgo en este sentido, la responsabilidad recae en la IP que debe tomar las riendas de Investigación y Desarrollo (I+D) para hacer al país competitivo a nivel internacional. Nosotros desde que iniciamos operaciones teníamos muy claro que invertir en investigación era clave para poder seguir siendo punteros en nuestro sector y poder inspirar a otras empresas".
Explica que hacer una inversión importante en I+D, incentiva la competitividad, ofrece soluciones a los problemas mundiales y permite hacer negocios con gran éxito. “Esta característica ha sido fundamental para empresas de reciente creación, que se han convertido en unicornios en América Latina, es decir, aquellas compañías basadas en tecnologías disruptivas que alcanzan un valor de mil millones de dólares en alguna de las etapas de su proceso de levantamiento de capital y es a eso a lo que apostamos las empresas que estamos próximas a este proceso”.
Señala que Bioelements invierte entre 7 y 8 por ciento de sus ingresos en I+D que se han destinado a la creación de una resina que es materia prima para la elaboración de productos biodegradables que realmente se integran al medio ambiente en un tiempo máximo de 20 meses y que son una alternativa al plástico convencional. “Con esta propuesta, por ejemplo, se solucionaría el gran dilema del uso plástico y de esta manera es como la inversión en desarrollo científico y tecnológico desde la iniciativa privada resuelve los grandes problemas a los que se enfrentan las sociedades actuales”.
Por su parte, Marisol Silva Laya, directora de la División de Investigación y Posgrado (DINVP) de la Universidad Iberoamericana, señaló que la revolución científica y tecnológica se ha acelerado en los últimos años y es importante aumentar la discusión y los estudios en áreas prioritarias como el género, la sustentabilidad y la comunicación de la ciencia.
Aunque reconoce que las universidades son los motores que impulsan la investigación en los países de América Latina y el Caribe, éstas no cuentan con recursos suficientes y aunque se espera que el Estado invierta al menos 1 por ciento del PIB en investigación, y desarrollo científico y tecnológico, no se avizoran señales para que esto se haga realidad.
Precisamente los centros de educación superior, así como las organizaciones sin ánimo de lucro y laboratorios pueden tener un papel esencial en otro de los aspectos claves del sector I+D como son las certificaciones, que pueden establecer directrices y garantizar el cumplimiento de los productos con las características recomendadas. “Contamos con el aval de la Universidad Nacional Autónoma de México, mientras que en Estados Unidos alcanzamos la certificación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA)”, cuenta José Ignacio, quien está abanderando el cambio en la región latinoamericana en lo referente a nuevas tecnologías para empaques.
El directivo de la empresa de origen chileno y presencia internacional explica que otro de los sectores en los que invierte es en la creación de embalajes que cumplen con los requerimientos de cada cliente, “recientemente desarrollamos junto con Australis Seafoods un empaque para salmón que cumple con los requerimientos del producto, por ejemplo, es inocuo por lo que puede estar en contacto directo con los alimentos”.
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