Los reptiles, que por su aspecto no figuran entre los animales más populares, también sufren el impacto de la degradación ambiental del planeta y una de cada cinco de sus especies está en peligro de extinción, de acuerdo con un estudio presentado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Esos animales “no se utilizan a menudo para inspirar acciones de conservación, pero son criaturas fascinantes y cumplen funciones indispensables en los ecosistemas de todo el planeta”, dijo Sean T. O’Brien, director ejecutivo de la organización estadounidense NatureServe, que coauspició la investigación.
El estudio, con aportes de 961 científicos, analizó en 24 países de todos los continentes las necesidades de conservación de 10 196 especies de reptiles, en comparación con mamíferos, aves y anfibios, y encontró que 21,1 % está en peligro de extinción.
Ese grado de amenaza supera el de las aves, que es de 13,6 %, aunque viven más amenazados los mamíferos (25,4 % en riesgo) y en peor situación están los anfibios, con 40,7 % de sus especies en peligro de desaparecer.
Los reptiles estudiados incluyeron tortugas, cocodrilos, lagartijas, serpientes, y el tuatara, endémico de Nueva Zelanda y único miembro vivo de un linaje que evolucionó en el período Triásico hace unos 250 millones de años.
La investigación reveló que los esfuerzos para conservar mamíferos, aves y anfibios amenazados tienen más probabilidades de lo esperado de beneficiar conjuntamente a muchos reptiles amenazados.
Aunque se sabe que los reptiles viven en hábitats áridos como desiertos y matorrales, la mayoría de sus especies se encuentran en hábitats boscosos, donde ellos y otros vertebrados sufren amenazas como la tala y la conversión de bosques a la agricultura.
El estudio encontró que 30 % de los reptiles que habitan en los bosques están en riesgo de extinción, en comparación con 14% de los que viven en hábitats áridos.
“La protección del hábitat es esencial para proteger a los reptiles, así como a otros vertebrados, de amenazas como las actividades agrícolas y el desarrollo urbano”, observó Bruce Young, codirector del estudio y zoólogo jefe en NatureServe.
El estudio destacó un riesgo de no proteger a los reptiles: si se extinguieran 1829 especies analizadas, se perderían 15 600 millones de años de historia evolutiva, incluidas las de innumerables adaptaciones para vivir en entornos diversos.
“Debido a que los reptiles son tan diversos, enfrentan una amplia gama de amenazas en una variedad de hábitats. Es necesario un plan de acción multifacético para proteger a estas especies, con toda la historia evolutiva que representan”, dijo Neil Cox, de la Unidad de la Biodiversidad de UICN y colíder del estudio.
Las medidas se consideran urgentes para algunas de las especies en mayor riesgo, especialmente los lagartos endémicos de las islas amenazados por depredadores introducidos, y aquellas que se ven más directamente afectadas por los humanos.
Por ejemplo, la caza, más que la modificación del hábitat, es la principal amenaza para las tortugas y los cocodrilos, la mitad de los cuales están en peligro de extinción.
Los hábitats de reptiles bajo mayor amenaza se encuentran en el sudeste asiático, África occidental, el norte de Madagascar, el norte de los Andes y el Caribe, los desiertos africanos de Kalahari, Karoo y Sáhara, el norte de Eurasia, y las Montañas Rocosas en América del Norte.
El estudio defiende que los hallazgos de la evaluación global de reptiles sirven como línea de base que se puede usar para medir los cambios en el riesgo de extinción y rastrear el progreso de recuperación de especies a lo largo del tiempo.
Los resultados también serán valiosos para ayudar a guiar la asignación de recursos de conservación a través de la identificación de áreas clave de biodiversidad y otros lugares donde la gestión activa podría prevenir extinciones.
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