La Organización de las Naciones Unidas (ONU) tienen previsto celebrar en forma presencial a sesión de alto nivel de la 77 Asamblea General, del 20 al 26 de septiembre, en la que intervendrán más de 190 líderes y delegados mundiales, entre ellos jefes de Estado, jefes de gobierno, ministros de alto rango y altos funcionarios. Ello salvo que la covid vuelva a impedirlo.
El organismo mundial está ya en plena organización del arribo de cientos de delegados a Nueva York para la apertura en dos meses más de la 77 sesión de su máximo órgano político, en un momento en que una nueva variante de covid-19 BA.5 se extiende por Estados Unidos,
Earle Courtenay Rattray, jefe de Gabinete de la Secretaría General de la ONU aseguró que «si bien existe un fuerte apoyo a la vuelta a un Debate General anterior a la pandemia, como se refleja en el nivel de inscripciones de los Estados Miembros en la lista provisional de oradores, y una mejora en el ambiente en comparación con los dos últimos años, también reconocemos que no estamos libres del coronavirus y su impacto».
“Por ello, debemos ser prudentes a la hora de facilitar el Debate General y la Semana de Alto Nivel, añadió.
En el retorno a una normalidad pre pandemia de covid, la ocupación en la sede de la ONU aumentará significativamente desde el 20 de septiembre, especialmente en las salas de reuniones y en los edificios de la Asamblea General y de Conferencias.
“Con vistas a mitigar este impacto, nuestras hipótesis de planificación reflejan un énfasis en las medidas básicas de protección y una disminución del número de asistentes, en la medida en que sea razonablemente posible”, dijo Rattray en una comunicación a la presidencia de la Asamblea General.
En un informe del 20 de julio, la cadena de noticias CNN afirmó que «en Estados Unidos, la cepa BA.5 se ha convertido en la dominante y está provocando un aumento significativo de los casos: más de 120 000 al día, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), aunque los expertos afirman que esa cifra puede ser más bien de un millón, dado que los resultados de las pruebas caseras no se notifican”.
En Europa, por su parte, se han triplicado las nuevas infecciones por el virus de covid en las últimas seis semanas, con casi tres millones de casos notificados la semana pasada, lo que supone casi la mitad de todos los nuevos casos del mundo. Los ingresos hospitalarios en Europa durante el mismo periodo se han duplicado.
Según los expertos, “el fin de las últimas restricciones a los viajes internacionales y el regreso de las grandes concentraciones, como los festivales de música, son algunos de los factores que contribuyen a la propagación del virus. Y el número de casos puede ser mayor de lo que muestran los datos porque los países han reducido considerablemente las pruebas y la vigilancia, lo que hace difícil juzgar el verdadero alcance de la actual oleada”, dijo la CNN.
A mediados de julio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que el aumento de las infecciones era un presagio de una situación aún peor, e hizo un llamamiento a los países para que reintrodujeran urgentemente estrategias de mitigación antes de que fuera demasiado tarde.
“Está claro que nos encontramos en una situación similar a la del verano (boreal) pasado, solo que esta vez la actual ola de covid-19 está siendo impulsada por los sublinajes de la variante ómicron, especialmente BA.2 y BA.5, y cada sublinaje dominante de ómicron muestra claras ventajas de transmisión sobre los virus que circulaban anteriormente», dijo el director regional de la OMS para Europa, Hans Kluge, en un comunicado.
Con ese panorama, el secretario general de la ONU, António Guterres, anunció una serie de directrices para proteger a los delegados de los Estados miembros como al personal, de acuerdo con las recomendaciones del Comité de Seguridad y Salud en el Trabajo (SST).
Entre ellas, todos deberán atestiguar que no han tenido síntomas o se les ha diagnosticado covid en los cinco días anteriores, el uso obligatorio de mascarillas en el interior de la sede de la ONU, o la limitación del número de miembros en las delegaciones de alto nivel que participarán en forma presencial.
También se anima a las misiones permanentes a gestionar los casos de covid, determinar las acciones a tomar y notificar a la presidencia de casos en que se pueda haber expuesto al contagio a otros asistentes.
Además, el personal de la ONU que no deba estar en la sede para apoyar la realización de la sesión de alto nivel, deberá trabajar en forma remota hasta que esta no acabe.
En una nota informativa para las delegaciones, que se publicará más adelante, con la referencia A/INF/77/4, se ofrecerá más información, incluido el número de tarjetas de acceso al Salón de la Asamblea General.
Además se anticipa que la Secretaria General de la ONU seguirá de cerca las métricas del comportamiento de la covid en Nueva York, para eventualmente modificar las directrices establecidas y hacerlas más restrictivas.
Después de meses de cierre por la pandemia, las sedes de las Naciones Unidas ingresaron en la llamada nueva normalidad a partir de marzo de este año.
En una circular de Guterres en aquel momento se indicó que «sobre la base de las nuevas directrices, estamos en condiciones de introducir los cambios correspondientes en nuestro lugar de trabajo, volviendo a la plena capacidad operativa y dando prioridad a la salud y la seguridad del personal, y equilibrando las necesidades operativas de la Organización».
Bajo la dirección del Equipo Superior de Políticas de Emergencia y del Comité de Seguridad y Salud en el Trabajo de Nueva York, el uso de mascarilla pasó a ser voluntario en todos los edificios de la ONU y los miembros de las organizaciones de la sociedad civil volvieron a tener acceso, después de que se les había negado el ingreso desde marzo de 2020.
NOTA ORIGINAL
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