Una coalición de organizaciones de la sociedad civil (OSC), que incluye desde activistas climáticos a defensores de la lucha contra la pobreza y chefs famosos, está entre los que z su voz para demandar una reunión de emergencia de los líderes mundiales sobre la crisis alimentaria mundial durante las sesiones de la Asamblea General de la ONU (AGNU) en Nueva York en septiembre.
Con 735 millones de personas hambrientas, 122 millones más que antes de la pandemia de covid-19, los organizadores de la campaña «El elefante en la habitación» afirman que los líderes mundiales están pasando por alto la emergencia alimentaria, con consecuencias devastadoras.
Líderes internacionales, como la activista climática ugandesa Vanessa Nakate, la galardonada chef y defensora keniana de la agricultura sostenible Wangari Kuria, el músico y filántropo keniano Octopizzo, el premiado guionista británico y defensor de los ODS Richard Curtis y el célebre chef estadounidense Andrew Zimmern, firmaron una carta abierta sobre las dimensiones del problema y la falta de atención por parte de los dirigentes mundiales.
En la misiva se subraya que la crisis alimentaria sigue siendo ignorada y mal gestionada, “víctima de enfoques aislados, ya que es multidimensional».
La carta reclama una respuesta conjunta masiva al más alto nivel de gobierno. Saben que hay una crisis alimentaria mundial, la ignoran en sus presupuestos y no la abordan suficientemente en los medios de comunicación, critican.
Tampoco ocupa el lugar relevante que requiere en las agendas de la Asamblea General y otras instancias de la ONU, ni en las del Grupo de los 20 (G20) grandes países industriales y emergentes, o en la 28 Conferencia de las Partes (COP28) sobre el cambio climático.
Por todo ello sigue siendo un elefante en la habitación, la metáfora con que se simboliza a un gran y evidente problema, que se ignora a propósito o por descuido.
“Como líderes, han permitido que se desarrolle esta emergencia. Existen soluciones para poner fin a la crisis alimentaria. Es su responsabilidad sacar al mundo de los desastres, no agravarlos”, escriben.
Lanzada por Acción contra el Hambre (Hungry for Action), la campaña cuenta con el apoyo de más de 40 organizaciones, entre ellas Save the Children, ONE Campaign y Global Citizen, y está coordinada por SDG2 Advocacy Hub (Centro de Promoción del ODS 2).
El 2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) es el del “hambre cero” para 2030, según los compromisos asumidos por la comunidad internacional dentro de las Naciones Unidas.
La petición de una cumbre de líderes mundiales sobre la crisis alimentaria mundial coincide con tres cumbres políticas sin precedentes que tendrán lugar en la ONU en Nueva York, en el marco de la semana inicial y de alto nivel de la 78 Asamblea General, a partir del 18 de septiembre.
Se trata de la Cumbre sobre los ODS el 18 y 19 de septiembre; un Diálogo de Alto Nivel sobre la Financiación para el Desarrollo (FpD) el 20 de septiembre; y una Cumbre sobre la Ambición Climática, el 20 de septiembre, a las que se suman otras como la Reunión de Alto Nivel sobre Prevención, Preparación y Respuesta ante Pandemias, el día 20, y la reunión ministerial preparatoria de la Cumbre del Futuro, el 21.
Danielle Nierenberg, presidenta y fundadora de Food Tank, un centro de pensamiento que promueve la reforma del sistema alimentario mundial, dijo a IPS que el mundo se enfrenta a múltiples emergencias: la crisis climática, la crisis de la salud pública, la crisis de la pérdida de biodiversidad y la crisis del hambre.
Para hacer frente a estos desafíos, dijo, «necesitamos una acción urgente, no para 2030, sino hoy. Agradezco los esfuerzos de activistas y defensores que están impulsando el cambio” en el abordaje de la emergencia alimentaria.
“Pero necesitamos que los responsables políticos traten estas crisis como la emergencia que son e impulsen una transformación positiva de la forma en que producimos y consumimos alimentos en la AGNU. No podemos esperar más», remarcó.
Joseph Chamie, un demógrafo y consultor independiente, quien fue director de la División de Población de la ONU, dijo a IPS que no hay duda de una creciente y preocupante crisis alimentaria mundial.
“Alrededor de mil millones de personas, o casi 12 % de la población mundial, se enfrentan a graves niveles de inseguridad alimentaria, con 735 millones de personas que pasan hambre», dijo.
El especialista estadounidense remarcó que esa crisis sucede cuando hay alimentos de sobra en el mundo. Mientras que la población mundial se ha duplicado de 4000 a 8000 millones en los últimos 50 años, la producción mundial de alimentos se ha más que triplicado, recordó.
Existe consenso sobre las causas de la crisis alimentaria mundial, argumentó.
Entre las principales causas de la crisis alimentaria mundial, destacó «los conflictos armados y la violencia; el cambio climático, con fenómenos meteorológicos extremos y emergencias; la pobreza y las crisis económicas, con la subida vertiginosa de los precios de los fertilizantes».
Insistió Chamie en que se puede hacer mucho para abordar la crisis alimentaria mundial.
“Los líderes mundiales deben adoptar políticas, proporcionar fondos adicionales y tomar medidas para hacer frente a los principales factores que generan la crisis alimentaria mundial. Los principales medios de comunicación deben hacer más para informar a la comunidad mundial sobre la crisis alimentaria mundial”, dijo.
A su juicio, no hay motivos para retrasar el tratamiento de la crisis alimentaria mundial. “Es necesario y apropiado convocar una reunión de emergencia de líderes mundiales sobre la crisis alimentaria mundial en la Asamblea General de la ONU en Nueva York el próximo mes”, reiteró.
Los países, las agencias internacionales y otros responsables “deben actuar hoy para hacer frente a la crisis alimentaria mundial, no en un futuro lejano”, adujo.
“Las personas hambrientas, especialmente los niños, no pueden comer excusas, necesitan alimentos hoy», afirmó Chamie, autor de numerosas publicaciones sobre cuestiones de población.
Por su parte, la campaña Acción contra el Hambre insiste en que la crisis alimentaria mundial está causada por una combinación de conflictos, por lo que tiene un carácter multidimensional.
Resalta entre ellos el cambio climático, el aumento de los precios de los alimentos y la pesada carga de la deuda que soportan muchos países pobres, 21 de los cuales se enfrentan actualmente a niveles catastróficos de endeudamiento e inseguridad alimentaria.
“Admitir el alcance del problema es el primer paso para resolverlo», afirmó Eugene Cho, presidente y director ejecutivo de la organización cristiana estadounidense contra el hambre Pan para el Mundo.
“Varios países, incluido Estados Unidos, han reconocido que existe un problema y han tomado medidas para resolverlo. Es un buen comienzo. Pero no basta para salir de la crisis. La crisis alimentaria y de malnutrición mundial es una crisis climática, una crisis de conflictos y una crisis de costes crecientes: exige una respuesta mundial poderosa y unificada», dijo el activista.
A la hora de los hechos, hay que recordar que este año, los llamamientos de la ONU para la ayuda de emergencia solo han contado con algo más de una cuarta parte de los fondos, una cifra muy inferior a la de la última crisis alimentaria mundial de 2008, cuando hay el doble de personas que pasan hambre en comparación con los niveles de aquel año.
“No hay nada inevitable en que los niños mueran por no tener suficiente para comer, como tampoco lo hay en que las familias de los países ricos hagan cola en los bancos de alimentos», afirmó la activista climática Vanessa Nakate.
A su juicio, “no hay nada inevitable en un sistema alimentario que no pueda resistir los impactos del cambio climático o los conflictos. En el mundo hay alimentos suficientes para todos”.
David McNair, director ejecutivo de Políticas de One Campaign, recordó que durante el colapso económico estallado en 2008 que provocó la última gran crisis mundial, los líderes mundiales se reunieron en una cumbre del entonces Grupo de los Ocho (antes de la expulsión de Rusia), en la ciudad italiana de L’Aquila, “para asumir compromisos audaces”.
Este año de 2023, “mientras vivimos la llamada ‘policrisis’, aquella alimentaria parece perderse, víctima de un enfoque ‘aislado’ del tratamiento de los problemas de alcance mundial”, se lamentó el activista.
Según la campaña, la acción para hacer frente a la crisis alimentaria mundial debe centrarse en tres elementos clave: salvar vidas, aumentar la resiliencia de las comunidades afectadas para resistir las crisis climáticas y de precios de los alimentos, y asegurar el futuro mediante la reforma del sistema alimentario mundial para hacerlo más sostenible y equitativo.
Entre las soluciones que los líderes mundiales deberían avanzar en una reunión de emergencia se incluyen:
– Financiar íntegramente los llamamientos humanitarios de 55 000 millones de dólares de la ONU y duplicar la financiación para la adaptación al cambio climático de los países de renta baja, al tiempo que se cancela su deuda y se reforma el sistema financiero multilateral para desbloquear fondos vitales.
– Invertir en los pequeños agricultores, el personal sanitario y las comunidades que se encuentran en primera línea de la crisis alimentaria, también a través de programas de protección social.
– Arreglar el maltrecho sistema alimentario mundial apoyando una agricultura más sostenible, diversificando los cultivos, mejorando la nutrición y el acceso a una dieta sana y reduciendo el desperdicio de alimentos.
Estas medidas romperían el ciclo de la crisis alimentaria y, al mismo tiempo, podrían ahorrar miles de millones de dólares al mundo, afirman los activistas.
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