Para sancionar y establecer que
la “violencia simbólica” es la que se ejerce a través de patrones estereotipados,
mensajes, valores, íconos o signos que transmiten y reproducen dominación,
cosificación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales,
normalizando la subordinación de la mujer en la sociedad, la diputada Leticia
Mosso Hernández propuso adicionar la
fracción XIII al artículo 9 de la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre
de Violencia del Estado.
En
la iniciativa analizada por las diputadas y diputados integrantes de la
Comisión de Justicia, la diputada expone que la
violencia simbólica son las formas de violencia que se ejercen a través de
símbolos y significados, y que se manifiesta en las relaciones de poder que
normalizan y perpetúan desigualdades, discriminaciones y estigmas.
Dijo
que esta forma de violencia es invisible, ocurrida en el tejido de nuestras
culturas, tradiciones e interacciones diarias, ya que muchas veces los
estereotipos de género, raza, clase social y orientación sexual se perpetúan
sin que seamos plenamente conscientes de su impacto.
“La
violencia simbólica se convierte así en un agente que refuerza estructuras de
dominación, que deslegitima las experiencias de ciertos grupos y que, en última
instancia, afecta la manera en que nos vemos a nosotros mismos y a los demás”,
refirió Mosso Hernández.
Por
esta razón, considera que la lucha contra la violencia simbólica no se limita a
identificar y criticar mensajes dañinos, sino que también requiere de una
acción colectiva y de educar a las próximas generaciones, desafiando
estereotipos y promoviendo una cultura de respeto, diversidad e inclusión; y
señaló que se debe legislar, para lograr marcos normativos que reconozcan y
sancionen toda forma de violencia hacia las mujeres, que a menudo son
invisibilizadas.
Señaló
que el primer paso es la concientización, porque no se puede luchar contra lo
que no se reconoce, además de fomentar espacios de diálogo donde se cuestionen
las normas sociales y se compartan experiencias que pueden marcar la diferencia,
“al hacerlo, estamos no solo desafiando la violencia simbólica, sino también
empoderando a quienes han sido silenciados”.
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